-Ahora mismo... baste con decir que estoy, que no es poco.
-¿Y puedo preguntar que te pasa?
-No sé para qué me pides confirmación si ya lo has hecho, mujer- Suspiró y le tendió una mano-. Querer a las personas es complicado.
-¡Y tanto...! ¿Pero, y qué tiene eso que ver?
-¿No lo pillas...? -Preguntó alzando una ceja.
-¿Qué..? ¡Oh! ¡Oh, sí, sí! ¡Claro! Que tonta soy... -Se ruborizó y apartó su mano.
-Dame la mano, por favor -La volvió a agarrar con fuerza-. Ahora mismo necesito una mano amiga... No sé que hacer, estoy hecho un lío.
-¿Q-qué te pasa? -Tragó saliva- ¿Es... es por...?
-Sí, es por ella. No sé si es porque yo soy raro y espero cosas imposibles de la gente, no sé si es porque ella no me quiere de verdad... Igual lo estoy malinterpretando todo, pero me siento hecho polvo.
-Siento no haberme dado cuenta antes -Se disculpó, con la voz ligeramente más firme-. Pero siempre que quedabamos andabas tan contento... Se te veía tan feliz, nadie hubiera pensado que lo estabas pasando mal.
-Claro -Rió él-. Los demás no tienen por qué comerse toda esta mierda... No te ofendas, si te lo cuento a ti no es por joderte, sino por qué realmente creo que eres la única persona que puede ayudarme. Cuando estamos todos juntos hay que sonreir, ¿ves? -Esbozó una sonrisa con los ojos cerrados- La clave es cerrar los ojos, para que nadie note que la alegría no llega a ellos.
-Vaya... no sé que decir... Es un poco chocante todo esto.
-Ya, ya, lo entiedo. Pero, ¿me ayudarás? -Suplicó bajando el tono.
-Sí -Murmuró y dibujó una triste sonrisa en su rostro-. Claro que lo haré.
-Gracias.
Prometí elevarte a las nubes y bajarte la luna.
Te juro que a veces siento no poder cumplir ninguna.
Te juro que a veces siento no poder cumplir ninguna.
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