Siempre me haces equivocar, siempre me llevas al mismo lugar,
Si ya te ganaste mi pecho roto
para qué insistir mandando fotos.
No te preocupes,
la condena empieza a caer,
yo que creía que sentías lo mismo que ayer...
Pérdoname, me equivoqué.
Si ya te ganaste mi pecho roto
para qué insistir mandando fotos.
No te preocupes,
la condena empieza a caer,
yo que creía que sentías lo mismo que ayer...
Pérdoname, me equivoqué.
Estoy dividida. Una parte de mí está temblando de alegría y placer después de haber visto el final del Kingdom Hearts II; otra está furiosa, rumiando su amargura en silencio.
¿Bipolaridad o algún rollo raro? Pues no te digo yo que no.
En realidad no debería estar enfadada y dándole vueltas a un tema que no lleva absolutamente a ninguna parte, pero lo cierto es que lo estoy. La causa es más de lo mismo, más de lo mismo de siempre: ese chico tan presente y tan ausente en mi vida.
Si yo fuese una romántica (seguidora de la corriente literaria, ojo), cosa que seguramente sería de haber nacido en el siglo adecuado, vería nuestra relación como algo muy... muy... Porque así, a primera vista, es algo que parece imposible. Y a los románticos les gustaban estas cosas, ¿no...? La continua pelea entre sentimientos y razón, la supremacía de aquellos frente a estos, el yo como entidad autónoma, la búsqueda de refugio en lugares exóticos y mundos lejanos...
Hubiese sido la perfecta rebelde que no se deja avasallar por un destino incierto y un archienemigo llamado distancia.
A veces lo soy. A veces.
Y es que lo malo de nuestros encuentros son los silencios posteriores. A mí no me importa, esto ha sido así desde el principio, un principio en el que sólo esperaba con ansia el día en que como quien dice, volviesemos a intercambiar un café. Pero el tiempo avanza, y con él los sentimientos.
Y yo, lo siento, soy así.
...
Pues eso, que te echo de menos. Te echo de menos y me siento como una de esas mujeres que acuden cada atardecer a la costa con la esperanza de ver volver el barco en el que partió su amor.
Incomunicados pese a tener tantas facilidades para contactar...
Me pregunto cuándo volverás esta vez.
Me pregunto si para entonces seguiré acudiendo cada atardecer a la playa, o si, por el contrario, habré desistido como tantas otras veces y me habré vuelto a mi cabaña a jugar a la play.
Si luego resulta que prefiero pasar el rato con Sora, Riku, Axelito o Roxas... ¡No te quejes!
Y ahí va el acto de rebeldía del día.
Mañana Uni.
ToT
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