3/7/10

Fool



Aquella mañana no se había despertado sola. Unas suaves ondas pelirrojas se balanceaban en el borde de la almohada, menos definidas que la noche anterior y ya apenas pronunciadas, como si ellas también estuvieran dormidas. La figura de su acompañante le daba la espalda, encogida y agarrada a un pequeño trocito de la tela que sobraba en el colchón. Un rápido vistazo al lugar sobre el que yacían le hizo darse cuenta de que en algún momento de la noche habían terminado por arrancar las sábanas. El colchón estaba tan desnudo como ellas.

Se sentó y agradeció haber olvidado bajar la persiana, cerrar las cortinas. Tenía un hermoso ventanal por el que la luz se colaba a raudales y el paisaje matutino le daba los buenos días. Sabía que en el edificio de enfrente vivía una anciana con su marido.

La joven que aún dormía se movió, buscando una posición más cómoda en sueños. Lucía podía contemplar ahora su desnudez sin perder detalle. Había dejado dos huellas en su cuerpo, una en el cuello, otra en el nacimiento de su pecho. Pequeñas y discretas, las dos manchas violáceas hicieron que su estómago pegase un vuelco, propagando una sensación abrasadora por el interior de su vientre. A veces se preguntaba si sus venas transportarían pólvora en lugar de sangre. Quiso acariciarla, despertarla con un beso, recrear el escenario que había tenido lugar unas pocas horas antes, pero algo le impidió adelantar esa mano que iniciaría el primer paso.


No era la primera vez que se sentía dividida. No era la primera vez que se sentía confusa, angustiada, triste y dolida; alegre, exultante, preciosa y querida. Sobre cualquier sentimiento, la calidez de este último abrazaba su corazón con fuerza, pero también la atormentaba. Sabía que se estaba enamorando de una chica.


Se puso en pie de un salto y el colchón botó ligeramente debido a la fuerza con la que había intentando sacudir ese último pensamiento. No le costaba admitir que se acostaba con chicas, pero sí que se enamoraba de ellas. El sexo, la lujuria y la pasión eran cosas mucho más justificables que los sentimientos profundos del corazón.


El problema era que Patricia le gustaba mucho. Le encantaba su melena rojiza, las ondas como pequeños caracoles que se formaban en las puntas, el color del fuego. Sus ojos, verdes como las hojas de eucalipto, y sus hombros, pequeños y suaves. Su piel, tan sensible a sus roces disimulados… Pero si había algo que le gustaba de verdad era su sonrisa. El fruto de una mente despreocupada, abierta y libre. Su modo de enfrentar la vida, siempre tan firme y decidida, siempre dispuesta a luchar. Una auténtica guerrera. Patricia era lo que todas ellas deberían haber sido desde el principio, lo que sus padres deberían haberles inculcado en lugar de toda la mierda homófoba y sexista que había quemado sus neuronas como el peor de los ácidos.


-Lucía…


El susurro adormilado de la chica la sacó de sus pensamientos. Se giró levemente y vislumbró su figura sobre el lío de sábanas. Oyó la palmada que ella dio en el colchón, que sonó casi como una caricia demasiado apasionada e indecente. En ese momento, Lucía dejó atrás los rescoldos de la moral que sus padres y sus abuelos le habían legado. Como quien se deshace de los restos de pintalabios con el dorso de la mano, Lucía se plantó. Si la raza de los hombres podía maltratar a las mujeres impunemente, utilizarlas, engañarlas, traicionarlas, violarlas salvajemente, pegarlas, venderlas, traficar con sus cuerpos, encadenarlas a la ignorancia, mutilarlas, amenazarlas e incluso llegar a asesinarlas, ella se había ganado todo el derecho del mundo a amarlas.


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Hoy, sábado día 3 de julio, iremos a celebrar el Día del Orgullo LGTB, más conocido como Día del Orgullo Gay. Por eso me apetecía colgar algo que tuviera que ver con el tema, pero como tengo demasiado explotados los discursos fervorosos exalta masas, he decidido desahogarme un poco a través de este pequeño relato.

Disfrutad del día... cuando empiece para vosotros, claro.


3 comentarios:

Niwa dijo...

Me corroía no haber recuperado internet a tiempo de subir una actualización bonita para el día del Orgullo, pero viendo lo que tú has subido, me quedo mucho más tranquila.
Me encanta cuando escribes, me encanta, la única pega que le encuentro es que me deja con ganas de más.
De cualquier forma, has actualizado por las dos y me siento muy, muy orgullosa del resultado.

Charlie D. dijo...

Es domingo por la noche y acabo de llegar aquí por casualidad. Y tenía que comentar.

Bonito, es un relato bonito.

Por cierto, escribes jodidamente bien para ser ciencias... ;)

Mew dijo...

Y una vez más la bisexualidad extiende sus fronteras con éxito a otros campos de la vida humana. ¿Por qué elegir entre ciencias o letras si sabes que amas ambas disciplinas sin importar si lo que tienen entre paréntesis son letras o números...?

Yo no lo hago ;)