6/12/08

Twilight

¿Serías capaz de amar a un monstruo?


Las chicas de hoy en día tenemos muchas clases de monstruos a los que amar. En nuestro amplio espectro de posibilidades hay infinidad de subtipos, pues cada ser humano es un mundo.
Sin embargo, ¿Quién no conoce al monstruo de la vecina, que nos ameniza las tardes con sus gritos machistas?, ¿O al monstruo celoso de nuestra mejor amiga?, ¿O incluso a esa agrupación de monstruos que se reunen y nos llaman frescas, o frígidas, si hacemos tal o cual cosa?

Lo dicho, hay mucho donde elegir.
Personalmente pienso que el monstruo más letal es aquel que lo es sin querer. Esa persona con la que te enfadas y te expone sus pensamientos íntegros y sin "colar", que te golpean y te duelen como una bofetada. Puede que incluso te hagan saltar un par de lágrimas.
Ese monstruo, que luego reflexiona y se da cuenta de cuánto han dolido sus palabras, y que corre a recoger tus pedazos y apresurarse a recomponerlos, es el más peligroso de todos porque le amas.

¿Quién no prefiere, pues, a un monstruo de verdad? Con sus colmillos, su velocidad inhumana, sus ojos del color del topacio líquido, su palidez y su gloriosa inmortalidad.
La diferencia radica en que él es un monstruo por fuera, no por dentro. Y paradójicamente eso es lo que le hace ser menos monstruo.
Lo siento, pero yo, sinceramente, prefiero quedarme con mis monstruos de papel, con sus espadas, sus colmillos, su frialdad y su perfecta historia de amor junto a su pareja.

No funcionaría jamás intentar vivir un amor tan desmesurado y extremadamente bonito como el de Edward y Bella. No porque sea una historia de ficción, sino porque ni ellos serán nunca vampiros ni nosotras hemos sido nunca del todo humanas.