31/8/09

Kingdom of Nothing



¿No os habéis sentido alguna vez así? ¿Reyes de la nada? ¿Abrumados por una realidad que no se corresponde con la imagen mental que habíais mantenido en vuestra mente...?
No es que hoy me sienta triste (aunque tampoco estoy contenta, obvio) es simplemente que me ha invadido un extraño sentimiento de nostalgia por todas esas pequeñas oportunidades que vamos perdiendo con el paso del tiempo...

Antes, cuando era una pequeñaja de quince, dieciseis añitos (perdonad que a mis dieciocho ya me vayan entrando crisis de abuela) siempre pensaba que lo único que podía hacer era esperar, esperar, esperar... que no tenía la autonomía suficiente, ni el poder, ni siquiera (si me apurais) la madurez necesaria para agarrarlas y llevarlas a cabo. Me limitaba a fantasear, a soñar despierta, pensando que algún día se harían realidad y me despertaría con mi magnífica corona de oro sobre un lecho de rosas.

Entonces, de la noche a la mañana te haces mayor y ¡puf!: todo se ha esfumado en una gran nube de humo. Adiós a las oportunidades, y, con ellas, a todas las cosas que podrías haber conseguido. Y lo que realmente me fastidia (me repatea, me hace querer estrangular al muñeco) es el tiempo que pierdes, no las oportunidades en sí.
Porque... no nos va a dar tiempo a realizar todo aquello por lo que vivimos.
Sí, sí, hablo de sueños... Sueños con forma, con voces, con cara, en otros idiomas, con personalidad propia... Muchos, muchos sueños que se concentran en torno al gran sueño supremo, que es el más jodido y difícil de todos. Como un puñetero malo final, no ya del kingdom hearts, sino del FINAL FANTASY (que esos si que son telita...)

Y, a parte de tiempo, ¿qué se necesita, pues? ¿Perseverancia, trabajo duro, fuerza de voluntad, ganas..? ¿Suerte? ¿Está todo en manos del destino o podemos tirar los dados a ver que nos toca?
Hay tantas preguntas sin respuesta que me estoy empezando a cansar de pensarlas. De vez en cuando yo también quiero recompensa... ¿alguna pista chiquitita sería mucho pedir?

En fin, quizá sea demasiado ambiciosa y aspire a cosas que me quedan muy grandes, pero la verdad es que no sé cómo aspirar a sueños que no sientes de verdad.
Así que hoy, último día de un mes de agosto, me considero...
Reina del Kingdom of Nothing.




¿Y tú?



29/8/09

Some years ago...




Los días transcurren con normalidad.
La realidad pasajera de hace un par de semanas ha regresado a su lugar.
Las aguas vuelven a su cauce...


Pero siento que hoy es un día especial.
Veintinueve de agosto... de 2006, ¿cierto?
Sí...



Hay muchos tipos de personas en el mundo. Y a medida que te vas relacionando con ellas aprendes a memorizar sus diferentes formas de ser. Información que te es útil tanto para saber cómo agradarles, como para anticipar sus posibles reacciones. Lo que en otros tiempos llamabamos analizar.
Nunca me he considerado una chica muy lógica. Quizá porque nunca había tenido oportunidad de serlo, viviendo donde vivía o criándome donde me he criado. Donde aún sigo.
La percepción que tenía de mi misma era más bien de una chica comodín, como en las cartas. Encajo en muchas manos, en muchos sitios. Tengo una personalidad extraña a la que le gustan cosas normalmente incompatibles. Me atraen tantas cosas...
El caso es que siempre, siempre había faltado algo. Esa cosa que todos buscamos y que, cuando nos falta, nos hace sentirnos, en el fondo, solos.

Yo la encontré contigo. Estoy convencida de ello...
Tal vez cuando eras sólo un amor platónico e inalcanzable, el mejor de mis amigos, un compañero vampiro frente al ordenador que se escondía al amanecer conmigo. Tal vez cuando hablábamos a escondidas, con la luz apagada, cuando recibía respuesta en letras azules de un mensaje privado, o el móvil vibraba, o en mi pantalla aparecía tu nombre sobre una delgada barra de vida. Tal vez con los cientos de canciones que hemos intercambiado, las actualizaciones que nos hemos dedicado, las poesías que me leías en voz baja...
No lo sé, quizá sea una mezcla de todo.

Pero tú no eres sólo una cara bonita. No te quiero simplemente porque sepas cruzar un par de palabras conmigo o porque me sigas el rollo cuando hago preguntas imposibles en las que lo único que podemos hacer es especular.
El amor no se basa en eso, al menos no en su totalidad.
Te quiero porque eres un chico calmado, serio e inteligente. Porque posees una naturaleza creadora impresionante y un talento natural para hacer bailar las palabras de un poema en mis oídos. Te quiero porque cuando te ries pienso que es el sonido más perfecto del mundo. Porque eres valiente y perseverante y nunca te rindes. Te quiero por tu impulsividad en determinadas situaciones. Porque siempre te acuerdas de la contraseña de mi fotolog... Porque eres una buena persona, cándida y dulce, aunque no siempre sea visible para los demás.
Te quiero porque te considero mío.
Porque tu mirada siempre me ha despertado un profundo respeto y admiración.

Por todo esto y mucho más, te quiero.

Te quiero.









Y los días siguen transcurriendo con normalidad...
Hasta tu próxima aparición.



Recuerdos I



Vagamente

El espeso follaje clareaba en la oscuridad al compás de la suave brisa nocturna. Las hojas ondeaban en sus ramas permitiendo que la luz de la luna pincelara sus formas intermitentemente. Un viejo búho se rebullía en su plumaje castaño con movimientos espasmódicos
La sombra desencadenó una violenta ráfaga de aire. Algunas hojas cayeron. El animal sacó la cabeza y se estiró. Sus enormes ojos escudriñaron el terreno.
Nada.
La sombra ya estaba lejos.




-¡Sanagawa!

Un corpulento hombre avanzaba hacia él agitando una espada de bambú. Tenía unas enormes manchas de sudor alrededor de las axilas y la cabeza rapada. Se movía con rapidez pese a su tamaño y parecía estar de muy mal humor.

-Mocoso de mierda... ¡Ven aquí!

De los niños que practicaban allí, sólo uno permanecía quieto. Tenía la mirada perdida y sujetaba una espada de bambú mucho más pequeña al hombro. El hombre estrujó su minúsculo hombro con violencia y le obligó a girar. La espada se le resbaló y golpeó sus dedos.

-Te lo tienes muy creído, ¿verdad? -Apuntó con un dedo regordete al pecho del niño. Se había encorvado ligeramente para quedar a la misma altura-. ¡Conmigo no, Sanagawa! ¡Conmigo no!

La presión en las costillas causada por los golpecitos del dedo comenzó a doler. El pequeño agarró la muñeca, como pudo, del que parecía ser su instructor. El hombre le miró con cara de asombro.

-¿Qué crees que haces? -Inquirió con una mezcla de repulsa y estupefacción.

Por primera vez en lo que llevaba con aquella nueva camada de cachorros pudo ver los ojos de aquel niño. Estaba seguro de que habría rabia por aquella humillación pública, y, tal vez, incluso una mueca de ira en su rostro.
No podía estar más equivocado. Tuvo que parpadear un par de veces antes de convencerse de que no era una alucinación.
La mirada del niño no reflejaba nada.
Normalmente no era esa la reacción que provocaba en sus alumnos.
Tuvo un escalofrío.





La sombra perdió velocidad. Fue frenando hasta encontrar un árbol sobre el que apoyarse sin ser visto. Rozaba la linde del bosque.
Una segunda sombra se le unió poco después. Intercambiaron un par de gestos. El recién llegado le lanzó una gorra negra y unas manos se adivinaron en la oscuridad. En reposo, ambas figuras se perfilaban en la noche. Dos hombres jóvenes se miraban el uno al otro. Uno de ellos sonreía.

-Deberías cortarte el pelo.

El de la sonrisa, a pesar del comentario, no dejaba de observar con atención a su compañero. Éste, ignorándole por completo, se recogió el pelo, bastante largo para un varón, junto con un par de mechones que le caían al frente y lo ocultó todo bajo la gorra. No era la primera vez que lo hacía.


- ...

Cruzaron una larga y silenciosa mirada. El muchacho de la gorra movió la cabeza y señaló algún punto fuera del límite del bosque. El otro se encogió de hombros.

-Es una distancia muy larga sin nada que nos cubra, ¿quieres que te lleve a hombros?

El hombre acentuó la sonrisa y su compañero levantó la visera de la gorra para dirigirse mejor a él.

-Cierra la boca.




Por la entrada trasera de la construcción principal, la cual se utilizaba para hospedar a los instructores y, en general, a los adultos encargados de sostener el entramado de la organización, serpenteaba un camino de tierra. Al final del desigual surco marrón, lejos de las luces y la modesta muralla, se alzaba una cabaña de madera que apenas contaba con un par de ventanas. Dentro se agolpaban numerosas literas desvencijadas que chirriaban al apoyar un poco de peso sobre ellas. La ropa de cama se limitaba a sábanas viejas y mantas raídas.

En una esquina, alejado del suave resplandor que se precipitaba sobre el suelo a través de las ventanas, se encontraba agazapado un chiquillo. Tenía las rodillas apoyadas a la altura del pecho y las manos descansando sobre éstas. La cabeza se le resbalaba cuando perdía la consciencia debido al sueño, pero intentaba no quedarse dormido esa noche. Él sabía por qué.

Fuera del destartalado inmueble, un niño algo mayor observaba la puerta no muy convencido. Su tarea era sencilla, pero bastante desagradable.

El pequeño suspiró pesadamente y avanzó los pasos que le quedaban.

La espada de bambú que arrastraba levantó algo de polvo por el suelo.




En las afueras del pueblo se encontraba asentada la casa -si es que a esa monstruosa construcción se le podía llamar así- del terrateniente. El espeso bosque estaba situado en la parte trasera de la mansión, en una pequeña hondonada desde la cual se veía el valle.


Los jóvenes abandonaron la protección de los árboles.

Como no disponían de mucho tiempo y no pretendían dejar que los que estaban de guardia dieran la voz de alarma,
dejaron de ser un par de manchas en la oscuridad y se convirtieron en borrones sobre el camino.
Pronto estuvieron dentro. Shinet se encargó de abrirle paso a su compañero.
Sólo había una regla: cuantos menos cadáveres mejor.
Sortearon a los hombres que montaban guardia en el patio deslizándose por el tejado y saltando a un enorme árbol que crecía junto a las ventanas del edificio.

-Menudo fallo -Susurró el mayor mientras se agazapaba entre las hojas-. Mira que plantarlo justamente aquí... -Arrugó la nariz y volvió a dibujar una sonrisa traviesa-. La próxima vez haz el favor de no aceptar encargos para principiantes.

El de la gorra ni siquiera se inmutó, pero Shinet ya estaba acostumbrado a sus silencios. Siguió trepando detrás de él.

-Es aquí -Murmuró secamente el menor tras quedar frente a una terraza con las puertas de cristal ligeramente abiertas.

-Vaya, empezaba a pensar que te había comido la lengua el gato.

Shinet alcanzó la rama e intentó ponerse en pie. Caminó despacio y con paso firme hasta dar un salto y colgarse del balcón sin un sólo ruido. El otro le siguió.
Shinet colocó una mano sobre la abertura y asió firmemente la puerta corrediza. Después le dedicó una mirada divertida a su compañero. En sus ojos brillaba la excitación.

-Todo tuyo, Shinichi.

Entraron.




La puerta se abrió con un crujido. El niño de la espada de bambú se felicitó interiormente por aquel ruido. Con un poco de suerte su visita no se prolongaría mucho tiempo.
Avanzó por el estrecho pasillo entre las literas hasta dar con la esquina en la que se encontraba el novato.
El polvo acumulado y la tierra le mancharon los calcetines blancos. Hizo una mueca y enfocó sus ojos en el bulto que respiraba acompasadamente sobre aquella repugnante superficie.
Durante un par de minutos no sucedió nada. Después, el pequeño dio un respingo.
Shinet atrapó su mirada confusa y sintió lástima; al final iba a tener que llevar a cabo el castigo. El pequeño alumno había sido atrapado durmiendo.

Alzó la espada de bambú sin movimientos bruscos, con la esperanza de no tener que recrear de nuevo la escena en la que el niño se cubría y él debía golpear de todas formas. Inconscientemente, su mente también esperaba un sonido lastimero que, sin embargo, fue remplazado por un rugido.

-¡Hazlo ya!

La espada se mantuvo congelada en alto.

-¿Qué?

Su mirada chocó contra la impotencia y la rabia de los ojos del niño.

-¿Qué has dicho?

El pequeño se levantó del suelo y mantuvo la distancia inicial. A pesar de la diferencia de edad, el niño le llegaba a la altura de los hombros.

-Pégame de una vez y termina rápido para que pueda seguir durmiendo.

Shinet alzó una ceja, incrédulo.

-¿Eres consciente de lo que acabas de decir, mocoso? -Apuntó al pecho del niño con un dedo- Ahora mismo podría ir a contarselo a tu superior y hacer que este castigo parezcan cosquillas en comparación con el que se te pondría.

-No hagas eso -Repuso con tranquilidad.

Shinet se alegró de que hubiera entrado en razón. La mayoría de veces el miedo era el mejor aliado con el que podía contar para no tener que volver a repetir su trabajo en los mismos niños.

-Callar y obedecer. Esa es la norma chaval, que no se te olvide.

El pequeño retiró el dedo que rozaba su pecho y volvió a clavar sus ojos fríos en Shinet.

-Te he dicho que no hagas eso. No me toques.

Aquello le descolocó por completo.
Debido al desconcierto la espada resbaló de entre sus dedos y fue a parar al suelo. Cayó con un golpe seco, removiendo la arenilla acumulada sobre los tablones de madera. El novato se agachó y la recogió. Después se la tendió sin palabras. Cada vez que abría la boca daba la impresión de que le costaba articular más de dos frases seguidas. De que le fastidiaba...

-¿Cómo te llamas? - Preguntó interesado.

-Sanagawa... -Titubeó un poco y desvió la mirada. Con los ojos enfocados en algún rincón de la habitación a oscuras continuó- Shinichi.

Shinet esbozó una sonrisa sin saber muy bien por qué.

-Intentaré... que no te duela demasiado...

Y entonces volvió a alzar la espada.




La habitación estaba en calma. El terrateniente dormía en un futón abrazado a una jovencita.

-Oh, oh... -Murmuró Shinet echando un vistazo a las mantas- ¿Qué te apuestas a que es una criada, eh Shin?

Shinichi había desenvainado la espada.

-¡Eh, para! -Rugió todo lo bajo que pudo- ¿Qué vas a hacer con ella?

-Apártala. No nos pagan por matarla a ella también... -Alzó una ceja, inquisitivo- ¿verdad?

-Claro que no.

Shinet se agachó y le tapó la boca a la mujer. La sacó a tirones del futón y la pobre chica despertó horrorizada. La mano del joven hizo de escudo contra su agudo chillido de pánico.

-Sshh. Ahora vas a ver arte, chica...

-¡Suéltame! ¡Déjame ir! ¡SOCORRO!

Shinet soltó una serie de maldiciones mientras se frotaba la mano donde le había mordido. La violencia de las sacudidas le obligó a concentrar toda su atención y fuerza en el cuerpo que serpenteaba ávido de libertad.
El hombre del futón se despertó.

-¿Por qué siempre tienes que complicar las misiones que hacemos juntos? -Bufó Shinichi.

Shinet sonreía de oreja a oreja en el suelo.

-¿Y qué habría de emocionante sino?

Shinichi liberó el tercer sello y la última marca se acopló en su mejilla. El aura de poder flotaba en su interior como una inmensa nube. Levantó la espada y alzó dos dedos para comenzar a dibujarle un filo a su espada.

-Tocuhé.

El resplandor de la espada iluminó su sonrisa. La gorra ocultaba sus ojos.
Ojos azules y fríos.




__

¡Uff! ¡Por fin lo he terminado!
Hace más de un mes que empecé este post, con mucha ilusión y ganas por cierto, pero por diversas razones, que no viene al caso comentar ahora, lo fui dejando, dejando, dejando... Hasta hoy.
En realidad tenía ganas de empezar con el siguiente capítulo, pero claro, me parecía pertinente terminar antes el primero.
¿Quiere esto decir que tendrá continuación? En teoría sí. Ahora bien, todo dependerá de lo mucho que me apetezca seguir escribiendo el pasado de mi chico, las ideas que se me ocurran, la inspiración que viene y va, las crisis, los otros vicios que me consumen... Un montón de cosas, así que no espereis que suba algo así todas las semanas.
Pero bueno, disfrutad de esta primera parte ahora que por fin la he terminado.

¡Ah! antes de que se me olvide... creo que hoy voy a hacer dos actus.
¿Advertencias para la segunda? Emm, sí. Abstenganse los diabéticos, por favor.

¡Juajuajua!


PD: I LUV ROXAS!!!!! <333>


25/8/09

Tibia


Me acabo de pasar el Kingdom Hearts.
Hace unos... cinco minutos. Sí, creo que sí.


¡¡¡¡¡¡WOoOoOoOoOoOW!!!!!!!!


Que tremendo, tremendazo subidón llevo encima. No os lo podeis ni imaginar.
Después de ver el video final, con la caja de pañuelos al lado, las manos temblorosas de haber tenido que vencer a ochocientos malos malísimos sin poder guardar y sin poder INVOCAR, con el corazón latiendo de dolor a cada segundo que veía venir ese horrible... destino... para mi querido, amado... Riku...
¡Argh, que me daban ganas de sacar luz de mi corazón y hacerme una llave espada para rescatarle!

Sinf, sinf...

Estoy deseando jugar el II, como ya supondreis. Peeero... mientras espero a que den las dos de la tarde (hora en la que he quedado con el KH II, ¡digo con Niwa!) pues me he puesto a rememorar viejos tiempos repasando la estantería de videojuegos. Ahh... Final Fantasy, Zelda, Sonic... que buenos ratos junto a ellos. Juegos para jugar en solitario y poder emocionarte a gusto, aunque una buena compañía de vez en cuando tampoco viene mal (sobre todo si estás atascado en alguna pantalla ¿verdad? Juju, sii... gracias Josito ^.^)

Y ya que estamos hablando de videojuegos... os revelaré la temática del post de hoy: Tibia.
WTF?! ¡¿Qué -censurado- es tibia?!
Fácil, un juego de rol online. Para jugar es absolutamente imprescindible tener internet (creo que eso ya habia quedado claro con lo de online... ^^') y ser un PUTO VICIADO. Sí, señores y señoras, porque este juego es altamente adictivo. Y todos sabemos lo que mola caer en la tentación...

Pues bien, es el típico juego en el que te haces un muñequito (de ahora en adelante char, de character) y lo vas subiendo de nivel. ¡Ah, pero al llegar el nivel 8...! En ese momento eliges una vocación para tu char (véase Sorcerer, Druid, Knight o Paladin) y es entonces cuando empieza lo bueno.
Equipo, quests, ciudades, premmy, outfits, monstruos, amigos, party, runas, train, skills, ranks... todo un abanico de caminos para dar vida a tu aventura. Hay incontables ciudades y monstruos, npcs que te darán misiones, misiones que necesitaran de un team para realizarlas, gente que necesitará tus runas, tu magia, tus "sios"... Infinitas posibilidades de hacer amigos, enemigos, o quizás de encontrar al amor de tu vida en el juego.

Hace ya años que me retiré, quedándome en la versión 8.0 si no me equivoco, pero guardo muy buenos recuerdos de aquellos tiempos. Ese juego me mantuvo enganchada algo así como tres añitos, desde los trece hasta los dieciseis. Una pasada, vamos.
Algunos amigos de aquel entonces siguen a mi lado (por añadir un dato más preciso; acabo de volver de pasar las vacaciones con uno de ellos) y otros simplemente son imágenes en mi memoria a las que recuerdo con cariño.














Y después de esta bonita galería de imágenes, que espero disfruteis, me voy a ir a dormir sobre la nube que me ha crecido al pasarme el Kingdom Hearts. Promete sueños con Riku y Sora.
Que al final le he pillado cariño y todo al enanillo este que intenta traer a sus amigos de vuelta a la luz cueste lo que cueste...




Mmm...
Hasta mañana...


23/8/09

Open your heart...


Open your heart to the darkness.



He de confesar que... me duelen los dedos de tanto jugar a la play.
¿Qué os pensabais? ¿Que iba a decir que la frase me atraía? Pues también, Jojojo.
Hacía ya mucho tiempo que algo no me despertaba ese lado de "viciada adicta a...", pero como suelo pensar (y algunas veces decir) todo aquello a lo que no le hago caso a la primera termina por convertirse en uno de los tesoros de mi vida. Me pasó con Memorias de Idhún, con Harry Potter, con la adquisición de mangas en papel, el yaoi... En fin, que no tengo remedio, voy del odio al amor y del amor al odio con mucha facilidad. Soy inconstante e irregular.
Pero, ¡eh! yo cambio. ¡Evoluciono! Con sus cosas buenas y sus cosas malas.


-Spoilers-


La verdad es que me gustaría mucho ver el final alternativo del Kingdom Hearts I, pero, como era de esperar, hay que completar bastantes cositas que se hacen aburridas si no tienes una guía a mano. A mí, personalmente, me falta pasarme la copa Hades (esperar a que se active y eso estaría muy bien, también) y hacerme con seis perritos en Bastión Hueco. ¿Tarea imposible? ¿Me vencerá el ansia? Ya lo veremos.
Mi intención, cuando termine el juego, es secuestrar (así como quien no quiere la cosa) el KH II de mi queridisima amiga Niwa. ¿Os he hablado de ella alguna vez? Espectacular, sinceramente. Chicas como ella ya no quedan. Fascinante, asombrosa... generosa. Muy, muy generosa.
Se me ven las intenciones, ¿no? Jiji.

Hoy podía haber puesto cualquiero otra frase para empezar el post, pero la que se me ha quedado grabada ha sido esa. Riku, con la voz distorsionada de malo malísimo, al bajar a barra verde y adquirir super velocidad no paraba de repetirla y joderme viva con su llave espada iluminada. He llegado a odiarle mucho cuando me lanzaba todos esos rayos a traición en pleno vuelo. Here it comes, here it comes y ¡zum! Espadazo. Después de un bicho tan fácil como el dragón-maléfica (si, fácil. No me ha durado ni cinco minutos) que me planten a un Riku así de bestia... Pero bueno, ahora ya lo he pasado, he vuelto a Ciudad de Paso y mañana seguiré jugando, que los síntomas del sueño ya han comenzado a hacer su aparición.

La oscuridad me espera.
Buenas noches.







21/8/09

Change


SPOILERS -O al menos creo que podrían considerarse como tales-
Leeis bajo vuestra propia responsabilidad.


Mármol blanco y sin mácula se extendía por toda la sala. El pasillo, al fondo, largo e imponente por su altura, prometía revelar un valioso secreto al que tuviera el coraje de perderse en su espesura. En algún punto de su superficie las paredes de cristal dejaban a un lado su transparencia, y, con ella, su capacidad para filtrar luz.
Sin luz lo único que quedaba era oscuridad.

Sora sujetó con fuerza la Keyblade. Sus piernas, una vez más, respondieron a sus deseos y avanzaron hacia el lóbrego túnel; cortos pasitos que se convirtieron en el principio de una desenfrenada carrera.
A medida que la luz abandonaba su cuerpo y el de sus compañeros, y un grito henchido de angustia y esperanza desgarraba su garganta, los Sincorazón se prepararon para hacer su aparición. Las sombras vomitaban sus formas y ellas mismas las amortajaban tras haber sentido el poder de la Keyblade. El arma que canalizaba el corazón de Sora daba bandazos en todas direcciones, ávida por consumir las tinieblas y descubrir qué ocultaba la puerta que, levemente, alcanzaba a vislumbrar su portador.
El sudor resbalaba por las sienes del elegido mientras ejecutaba sincronizadas espirales junto a su preciada amiga. Los enemigos estallaban en nubes negras dejando su fuerza vital y su magia tras de sí. Sora saltaba y hacía uso de todas las superficies sobre las que podía apoyarse. Donald se empleaba a fondo, echando un ojo a la salud de su distraído compañero, que ahora se valía de las paredes para rematar a más de un enemigo por turno, y ejecutando ofensiva magia avanzada contra el rival. Ambos aprovechaban para ganar terreno cuando Goofy ponía en práctica sus técnicas de demolición con el escudo.

Finalmente, las sombras dejaron de resquebrajar su tejido, carentes de efectivos que enviar a combate. Apenas un par de segundos para respirar se permitió el joven de corazón luminoso antes de volver a lanzarse a la carrera contra la puerta blanca. Puerta alta y de aspecto frágil.

Las pisadas de Sora, sobre aquel suelo de mármol blanco, sonaban como el retumbar de un hueso sobre otro.
El elegido frenó en seco, deteniendo la reproducción del sonido de forma repentina. Su agitada respiración y sus jadeos hicieron de sustitos.
Después, sin el arma a la vista, estiró la mano y empujó la puerta.
Se abrió deslumbrándole. La luz escapaba desesperada hasta por el más mínimo resquicio. Su corazón, ignorante, se regocijó bombeando sangre más rápidamente.

Cuando sus ojos se acostumbraron a la luz, que había perdido intensidad, permitió que su mirada enfocase la estancia. Una pequeña sala brillante con una chica inclinada sobre un cuaderno.

¡Kairi!

Sus ojos se abrieron como platos y su boca se curvó en un gesto de sorpresa imperceptible cuando la muchacha rubia alzó la cabeza. Miró alternativamente al cuaderno y a Sora.
Fue entonces cuando el portador de la Keyblade aprendió que la oscuridad también puede estar sepultada bajo una capa cegadora de luz.
Una jaula como una pompa de jabón, con la resistencia del diamante y forma de flor, envolvió su cuerpo sin darle tiempo a sacar el arma y defenderse. La joven, pequeñita e inocente en apariencia, murmuró unas palabras mientras aquella jaula le comprimía.
Sora vio su dibujo. Se vio a si mismo encerrado.

Se hundió. Las fuerzas abandonaron sus extremidades y se dejó caer. Su cuerpo dejó de responder. Lo único que seguía funcionando era su mente. Una mente que sólo podía repasar los mundos en los que había estado, las cerraduras que había sellado, los malvados a los que había abatido... todos los sucesos que conformaban aquella estúpida misión que le había sido automáticamente encomendada al resultar el legitimo portador de la Keyblade. Todos sus logros se los había llevado la oscuridad.
Todo el tiempo, el esfuerzo... todas sus lágrimas, su esperanza, su fe, su fuerza de voluntad...
El incorpóreo...
Él había sentido a Kairi...

Kairi...

¿... Dónde estás?




__


Hace unas horas, mientras buceaba por la red en busca de música, me he ido a encontrar con una de las previews del Kingdom Hearts II (y del III también). El caso es que, como aún estoy pasándome el KH I y sólo tengo una ligera de por donde van a ir los tiros, no he podido resistirme a hacer esto.
¿El qué?
Imaginar...
En la preview, uno de los pasajes que te enseñan es precisamente el que he descrito en esta especie de Fanfic de KH. Supongo que todos aquellos que os hayais pasado el II sabreis lo desencaminada (¡o no!) que ando, pero es la impresión que me ha transmitido ese trocito de juego. Desasosiego y angustia sobre todo para el pobre Sora, aunque he suavizado un poco ese sentimiento tan heavy que he tenido al contemplarlo. Censura, censura...
La imagen es una pasada. Es el outfit que más me gusta de todos los que ha tenido Sora. Una pena que sólo se lo ponga en Hallowen Town, porque con él le hace competencia a Riku (al menos en este juego sí, no hablemos de vendas y de capas que eso viene más adelante...)
Uff ha sido tan adictivo y estimulante jugar con el chico así vestido que me he pasado el mundo enseguida. ¡Una pena, buaah!

Por cierto, creo que no hay ningún spoiler en el fic, pero... por si acaso lo he puesto. Ya que menciono la desconocida (no para mí, la señorita-hazme-spoilers-que-soy-masoquista) palabra "incorpóreo" y no quiero que tengamos conflictos por leer cosas horribles que susciten vuestro odio y cólera contra mí.

Si es que en el fondo soy un trocito de pan...




16/8/09

Try again


Por las amistades en pausa.

Esas amistades intermitentes que tarde o temprano vuelven a resurgir y te dan un gustito especial.
Buena gente, buena gente...




Me paso las horas enganchada al KH en la play escuchando música... o sino en la wii. La mayor parte de las veces lo hago para dejar de pensar y hacerme polvo, pero claro... desgraciadamente me trago las mil historias de amor entre los personajes disney, del FF o los propios protas del KH.
No, no me sirve de mucho...


Game over?
Nah.
Estoy segura de que esta partida la voy a ganar.

Y se la voy a ganar al tiempo y al destino.


¡TEEE QUIEEEEERO! <333333

15/8/09

Nubes


Yo ya no sé
Si por azar o por suerte
Soy la novia de la muerte
Que se esconde en tu sonrisa

Tengo prisa ya por verte
Por tenerte entre mis brazos
Porque cuando tu estás lejos
No me late el corazón...





Me revuelvo inquieta entre las sábanas. Mis dedos rozan la tela en un desesperado intento por escapar de un mal sueño. Tengo los ojos cerrados y estoy en el límite de la consciencia, notando nítidamente y con gran esfuerzo que aquello que estoy viviendo solo es una pesadilla. Mi pelo, revuelto, se extiende sobre la almohada, moviéndose al son de mis vueltas y giros.
Distingo un líquido caliente y húmedo deslizarse por mis mejillas lentamente. Creo que estoy llorando. Vuelvo a ver las imágenes que me atormentan desde hace tanto tiempo y grito.
Una mano levanta las sábanas, porque de repente siento frío, y se inclina sobre mi rostro permitiéndome, tenuemente, percibir su respiración sobre mi cara. Me seca las lágrimas y me susurra palabras que no alcanzo a distinguir.

-Despierta.

Abro los ojos pesadamente y lo primero que alcanzo a ver son sus ojos. Su rostro se curva en un gesto de preocupación y su mirada esta fija en mí.
Me estrecha entre sus brazos y mi corazón despierta de repente, comenzando una frenética carrera en mi pecho. Nos quedamos así hasta que me deja caer de nuevo sobre la cama y me mira esbozando media sonrisa.

-Me has despertado con tanta vuelta.

Me arden las mejillas y me sonrojo. Él lo nota y su sonrisa se ensancha.
Me encanta el brillo de sus ojos cuando le veo feliz.

-Lo siento.

Levanta un dedo y lo lleva hasta mis labios, pidiéndome silenciosamente que no siga hablando. Su rostro se acerca despacio hasta casi borrar la distancia entre nosotros.

-No importa.

No, no importa, pienso mientras su mano se posa sobre mi nuca y sus labios rozan los míos con delicadeza. Pronto profundizará el beso y, como tantas veces, habrá conseguido que me olvide de las pesadillas que aún siguen visitándome de vez en cuando. Porque sabe que para mí no hay mayor consuelo que el saber que todavía, después de tanto tiempo, él sigue a mi lado.






Algo que escribí hace siglos y que he rescatado de las profundidades del ordenador de sobremesa que ya apenas uso.
Estoy cansadita.
Te echo de menos.


13/8/09


You close your eyes
And leave me naked by your side
You close the door so I can't see

The love you keep inside

The love you keep for me.


[...]

I stay to watch you fade away
I'll dream of you tonight

Tomorrow you'll be gone

It gives me time to stay
To watch you fade away

I'll dream of you tonight

Tomorrow you'll be gone

I wish my god you stay


Soñaré contigo esta noche
Porque mañana ya te habrás ido

Aunque desee con toda mi alma que te quedes...


Cuatro días. Cuatro días enteros son noventa y seis horas.
Aunque habría que restarle unas diez-quince horas entre viajes y demás...
Pongamos en torno a ochenta horas entonces.

El lunes madrugón y nervios. Terminar de meter todo en la maleta y comprobar unas cien veces que no se me olvida nada. Mamá metiendo prisa una hora antes de que salga el tren para que nos vayamos. Llegamos a atocha en diez minutos y toca esperar. Después embarco rumbo Barcelona.
Me doy cuenta de que he olvidado el mp3 y la cámara.
Nervios, nervios, nervios...

Llegó la una de la tarde y yo con ella a la estación. Tú te habías equivocado de tren y llegaste un poco más tarde. Los nervios explotaron al verte. No sabía qué decir, qué hacer...
Pero nos las apañamos bien hasta llegar al apartamento.
Los nervios se fueron disipando...

Las restantes horas no quiero escribirlas. No tengo el talento suficiente como para plasmar en palabras mis recuerdos. ¿Cómo describir... la primera noche mirando las estrellas mientras tarareabas esa canción en mi oreja. La música en la cocina mientras nos balanceábamos.
Tus dedos y mi boca. La playa de noche. Las estrellas fugaces. Las películas en el sofá. El pasillo totalmente oscuro y los recuerdos que evocaba de octubre. La última noche. Entrar y salir. Tirarnos a las siete en la cama. Tu mano aferrando la mía en el coche. Los últimos minutos en la estación. Tus palabras. Tus mensajes. La llamada, ya lejos...?
¿Cómo...?


No lo sé. No lo sé, y tampoco sé si me alegro o me lamento por ignorarlo. Lo único de lo que estoy completamente segura, lo único de lo que no dudo ni por un instante es de este sentimiento brutal:

No hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,

satisfecho, ofendido, receloso

[...
]

Esto es amor.
Quien lo probó lo sabe.