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22/9/10

Nachismo

Mi primera vez fue cuando tenía 15 años. Estaba en cuarto de la E.S.O y volvía tranquilamente a casa, escuchando música y motivándome con vaya usted a saber qué pensamientos. Recuerdo que me sentía muy bien conmigo misma, en paz con el resto del mundo y con ánimo de disfrutar de lo que quiera que me deparase el futuro.
Iba yo caminando, con mi mochila colgada sobre un hombro, cuando un par de viejecitas cerraron mi paso y comenzaron a hablar mirando y gesticulando en mi dirección. Por educación me quité los cascos y, sin darme tiempo a pausar el reproductor de música, los dejé colgando del bolsillo de mi sudadera. Apenas recuerdo qué preguntas me hicieron, pero sí sé que, y nuevamente por educación, eché mano de las respuestas más diplomáticas que se me ocurrieron. La verdad es que estaba perpleja, no sabía en qué demonios desembocaría aquel diálogo de besugos que estaba manteniendo con un par de desconocidas, pero tampoco podía irme sin más, así que aguanté. Entonces, me dieron una revista con una portada bastante neutra. Me ordenaron que me la leyera y que cuando terminara de hacerlo, no la tirase, sino que se la diese a otra persona. Después de grabar severamente ese mensaje en mi cabeza, se despidieron y me dejaron continuar con mi viaje. Por curiosidad, abrí la revista y leí las primeras líneas que se pusieron a tiro de mis ojos...
Oh, religión. Acabáramos.

Desde entonces, los he visto por todas partes. A la salida de la Universidad, en la estación de cercanías de mi casa, en los andenes del tren (que no en las vías...), situados en los lugares estratégicos de los parques, detrás de una mesa blanca o haciendo un enorme corro y tocando canciones en Sol. Y he de admitir, que por mucho que me han parado y yo haya cogido su propaganda, todavía no me he enterado de si son muchas religiones las que se predican o sólo es una. Soy una total ignorante de la religión, puesto que no sé más que lo estricto y necesario (y a veces, todavía algún amigo me corrige conceptos confusos que mezclo). Pero, sinceramente, me basta con lo que he atisbado a ver para saber que choca totalmente con mi forma de ver la vida, de pensar y de actuar.

Siempre pensé que sería una atea/hereje/comoquieraquesellame (disculpad mi falta de conocimiento y vocabulario para con el tema de la religión) de por vida, pero entonces apareció Nacho. Hará cosa de un mes que le conocí, pero desde ese primer día me hizo saber que él estaba montando su propia religión. Y, como todas las cosas que comienzan, estaba sentando las bases. El caso es que me pareció interesante...


Y esos se convirtieron en mis primeros pasos hacia el Nachismo (con "n", ojo).
¿Que qué es el Nachismo? Pues es una religión democrática, en la que todos tenemos voz y voto para que pueda estar en constante evolución y adaptarse a nuestro mundo ahora y dentro de dos mil millones de millones de años. Como toda buena religión que se precie, cuenta con un estupendo Dios, actualmente encarnado en Nacho, nuestro simpático lider y al que podéis ver convertido en chibi en el dibujo de arriba (venga, si no lo digo reviento... es mi segunda obra con mi querida, queridísma tableta gráfica). No tenemos pecados (ni capitales, ni pecaditos) ni oraciones, nuestra forma de comunicarnos con la iluminación es a través de una buena siesta, porque ya se sabe que con el cuerpo y la mente descansados se rinde infinitamente mejor. Ofrecemos cargos vacantes entre los apóstoles y contacto directo con Dios por lo menos una vez a la semana.
Y bueno, señoras, señores, poco más tengo que contaros, que aún estamos en construcción. El segundo advenimiento esta próximo... ¡Convertíos a nuestra fe!