Cierta persona (¡y hace no demasiado!) se atrevió a sacar a la luz ciertos pensamientos que compartí con ella en un alarde de confianza y afecto... e hizo pública mi elitista intención de joder a algunas
He dejado pasar tanto tiempo
Mirad, seré breve, seré clara y hablaré en voz lo suficientemente alta como para no tener que repetirlo. Este cariñosamente brutal toque de atención está dirigido única y exclusivamente a aquellas personas (vamos a suponer que lo son; ya que soy matemática voy a sentar esta base así, porque me mola para trabajar: es fácil) que se cuelgan de MI botón de seguidores y... ahí... ahí termina toda nuestra relación. Santo cielo, ¿cómo osáis? Una dama de alta cuna, recatada y decente como yo, permitiendo que se cuelen en su dormitorio toda clase de desconocidos que, no sólo no le dirigen la palabra, sino que clavan sus ojos desde las sombras para observar todos sus movimientos en la suave danza del sueño que le desplaza de un lado a otro por entre las delicadas piezas de tela que conforman la cama. No, no, no. ¿Entendéis que no pueda permitir semejante comportamiento, verdad? Sois chicos y chicas listas, sé que lo hacéis (y si no... pues nada, espero que al menos sepáis cual es el antónimo de listo).
En fin, como sé que andar caminando entre metáforas es muy angusioso (últimamente he trabado cierta amistad con una humanista que aprovecha para hostigarme así cuando le viene en gana; sospecho que disfruta haciéndolo), y como ya ha quedado tan bonito y tan poético el post, lo diré en castellano puro y duro, para que todos nos entendamos. Que casi estamos en familia, oye.
Algunos coleccionan sellos, otros chapas y otros pobres desgraciados dados con los que jugar al rol... pero, ¡joder!, todos coleccionan seguidores. Gente que ni puta idea de quién es pero mira, mira qué bonito hacen engordando el número de la lista de personas que leen las cuatro letras mal puestas que las manos propias tienen a bien poner. Es que decoran tanto... es que te hacen sentir tan querido y popular...
¡Pues no, maldita sea! Y como me jode tanto que siempre estéis predicándome al oído que hay que hacer algo para cambiar las cosas, llenándome la cabeza con vuestros discursitos efervescentes como pastillas y llenos de grandilocuentes mensajes moralistas (¿de verdad os creeis que por ser una magnífica crack en computación y demás ciencias no voy a entender de letras? tomad esta piedra y golpearos, porque os lo merecéis, ¡soy un híbrido perfecto!), y visto que casi ME LINCHÁIS cuando se me ocurrió proponer lo de las licencias, pues voy a llevar a cabo esta protesta que no necesita de vuestra ayuda para llegar a buen puerto (no se puede confiar en vosotros... menuda decepción me llevé, sí...). Voy a borrar de mis seguidores a todos esos señores y señoras que no dan señales de vida. ¿Por qué? Pues a ver... obviamente porque me gustaría reivindicar con semejante acción mi total y absoluto rechazo a la práctica de tener ciento dos mil seguidores no puede ser: es demasiado poco retorcido para una mente como la mía. Así que nada, podéis pensar en mí como una especie de elitista frustrada, un personaje atormentado y resentido que repta hasta el ordenador y teclea con furia todo lo que quiere vomitar sobre un pedazo de papel digital.
Ah sí, mucho mejor, dónde va a parar. Ahora puedo descansar tranquila.
Buenas noches.
Y Kerry es un borracho. Habráse visto.