25/4/10

Instrumentos de tortura



Puede que hayamos dejado ya muy atrás los gloriosos tiempos en los que la Inquisición había subyugado el monopolio de... ¿todos los ámbitos de la vida de la gente? Sí, algo así. Pero aún hoy en día existen métodos y aparatos de horrible tortura y sufrimiento. SÍ señores, sí, me estoy refiriendo a los zapatos de tacón (y ahora, los amables caballeros que jamás han tenido que subirse a semejantes cachivaches y aguantar ahí durante horas, se harán gentilmente a un lado y harán también el favor de asentir con la cabeza y decir amén a todas mis palabras de a continuación).

Ayer me volví a dejar engañar... hecha un cúmulo de impulsividad y nervios, volví a dejarme arrastrar por Niwa y Susi a la Gala que organizaba la secta (no sectilla ojo, esto es una secta seria) de su insti. Una auténtica americanada consistente en un baile de primavera en el cual los chicos tenían que ir hechos un pincel (con sus trajes, corbatas, zapatos y cinturones) y las chicas hechas un primor (vestido, tacones, maquillaje...)

Después de una semana entera en la que los problemas se multiplicaban como gremlins a los que había tocado el agua (que si donde vamos a dormir, que si hay que comprar las entradas, que si hay que desempolvar los vestidos, que si cómo vamos a volver al lugar al que vayamos a dormir...), por fin llegó el ansiado día y toda duda quedó resulta. Nos quedamos las tres en casa de Susana, con su hermano, sus padres, su hámster y sus pajaritos. Los vestidos brillaban que daban gusto sobre las perchas del armario, las entradas de señorita estaban a salvo, y el metro trabajaría por nuestra cara bonita para traernos de vuelta una vez acabada la fiesta. Sin embargo, las prisas me perseguirán toda la vida... ¡Las odio!
Después de una frugal cena de pizza inacabada (más por los nervios y por la intempestiva hora de la... ¿cena?), se armó un verdadero zafarrancho. Medias, ligas pornosas, zapatos de tacón, vestidos, rimel, chaquetas, lápiz de ojos, pintalabios, espuma, secador con difusor, plancha para el pelo, colgantes, pendientes, anillos, horquillas, peines, cepillos... y un largo etcétera, lo juro, volaron de un lado para otro buscando a sus legítimas dueñas. Y unos cuantos (bastantes) minutos más tarde estuvimos listas. Ahí empezó la tortura...

Cuando me di cuenta de que no me había llevado las manoletinas para quitarme los tacones en la fiesta, creí morir. Sinceramente, mi aguante encima de unos zapatos de tacón deja mucho que desear. Soy una quejica, qué se le va a hacer. Pero le eché un par y decidí aguantar como una campeona encima de esas horribles plataformas que te deforman el pie de una manera que debería estar totalmente prohibído por nuestra sagrada Constitución. Ni que decir tiene que fracasé estrepitosamente. Al final de la fiesta terminé muerta, literalmente. SIN pies, porque era como si un maléfico enano me hubiese aporreado las plantas con un martillo con todas sus fuerzas. Era como si un elefante me hubiese pisoteado desde el suelo, como si un tren hubiese descargado todo su peso a una velocidad uniforme sobre mí. No puedo describir el dolor porque va más allá de la imaginación...

Pero lo mejor, sin duda, fue la vuelta. Ajaja... jaja.. ja... ahí sí que me reí. Cruzando por mitad de la carretera sin poder echar a correr cuando venían los coches, yendo como tres malditos caracoles hasta las escaleras del metro para que no nos cerraran las puertas, aguantando estoicamente sobre las escaleras mecánicas que bajaban. Ahora sí, en cuanto vi que una de las escaleras se había puesto en huelga, fue demasiado. Mis manos volaron hacia esas mortíferas armas de destrucción individual y las arrancaron de ahí, sujetándolas bien firmemente mientras bajábamos ese largo, larguísimo tramo de escalera de toda la vida.
En fin, después de ser perseguido-acosadas durante un par de minutos por unos cuantos fiesteros que coincidieron en las escaleras con nosotras (y a los cuales estaba bien dispuesta a clavarles la punta del tacón en un ojo), la paranoia creció y en cuanto salimos del metro Niwa empezó a preguntarme por el cúter mágico que uso a modo de improvisada arma personal en ocasiones por mi barrio. Obviamente, si no me había acordado de meter mis zapatos guays para el dolor de pies, no pensemos ya en objetos que normalmente utilizo para terminar mis cosplays... así que íbamos pegadas, cuchicheando acerca de los que nos adelantaban, seguían, acercaban o se atrevían a hablar al grupo en el que iban. Pero todo salió bien. Llegamos a casa sanas y salvas... y después de un ameno pase de fotos del viaje de fin de curso de Susi, caímos rendidas sobre las diversas camas.

Bien, aquí está mi homenaje a los zapatos de tacón. Que serán preciosos y todo lo que tu quieras, pero joden una barbaridad y te destrozan los pies. Con más tiempo (y calma) me explayaré sobre la fiesta en sí.




Buenas noches.
<3

6 comentarios:

Aylos dijo...

Te dejo aquí el link a un artículo de un blog de ciencia, donde precisamente hablaban de las consequencias negativas de llevar tacones altos

http://www.genciencia.com/salud/el-precio-de-la-belleza-los-tacones-altos

Reika dijo...

Oh dios!!! pobre!!
Sé de buena tinta lo que es ir a una fiesta y no llevarte unos zapatos de repuesto cuando llevas tacones, lo he vivido en mis propias carnes T_T. Desde ese día ya no se me han vuelto a olvidar, espero que a tí te pase lo mismo.

Un besazo!

Niwa dijo...

¡Tacones!
Jojojojojo.... jojojo... jo... jo...

Los odio, definitivamente los odio, creo que incluso más que a las finas y delicadas medias que se rompen con solo pensar en ellas.

De todas formas espero que te lo pasases bien, incluso con los preparativos, porque yo al menos, a pesar de querer cortarme los pies a la altura de las rodillas para evitar el dolor y las horribles prisas y agobios, me lo pase muy bien. Y me reí un montón pasando del baño a la habitación rimel en mano, rogando que alguien me subiese la cremallera del vestido.

¡Cuídate esos pies, que para el viernes que viene tienes que estar en forma otra vez!

Mew dijo...

Por supuesto que para el próximo viernes estaré totalmente recuperada. ¿Quién te crees que soy? Oh por favor, no voy a lucir yo mi cosplay de Kanda por semejante nimiedad... ¡Ja!

En la fiesta me lo pasé genial, y por mucho que me queje de los tacones (prometí hacer una entrada así xD) tanto la gala como la post-gala estuvieron de puta madre. Solo espero que Reika no cambie de opinión en lo de su fiesta de cumpleaños y nos obligue a volver a a subirnos ahí en lugar de a nuestros cómodos zapatos cosplayeros (lalala... indirecta indirecta xD)

Joder, después de leer el artículo que me deja Marc por aquí, he encontrado unos cuantos motivos más (que casualmente tienen el mismo nombre de las posibles consecuencias) para fulminar con la mirada a esos malvados pares de zapatos que han quedado relegados al rincón más oscuro de mi armario.

Besos! <3

Gray Soul dijo...

:O alavado por que casi no me toca ir a lugares elegantes!! alavado por que sea un puerto tan caluroso que da hasta pereza colocarse un vestido...alavado por que soy tan alta, que si me coloco tacones, traspasaré el techo!!

ALAVADO!!

xD ya hablando con seriedad, u.u solo he pasado por eso dos veces u.u creo que fue suficiente como para jurar que nunca más, a menos que me pagen, utilizaría tacones altos xD

:O no te olvides de tomarte fotos utilizando tu cosplay u.u

Ciao!

Mew dijo...

Me voy a hacer una foto especial para las chicas del foro, que sé que soy el tío más guay de por allí y en el fondo os molo a todas.. Juasjuasjuas, Juas! (ay, que alguien me baje la testosterona y el ego antes de que vayan a peor xD)

Y ahora me voy a practicar poses... hasta que venga Miyasaki a darme con la escoba o Niwa a sacarme por las orejas por hacer el tonto xD

Nanana <3