16/10/10

Deje su mensaje después de oír la señal

Bendita inocencia, sí, pero ya estoy un poco hasta los huevos de ella. Últimamente me siento muy radical, como si me desplazase de un extremo a otro a toda velocidad y una vez en mi sitio en cada momento estallase con una virulencia muy poco propia. Lo malo es que las personas inocentes siempre inspiran ternura... y muchas veces esa horrible virulencia me la como yo solita con cuchillo y tenedor, rumiándola después en silencio como si de un bóvido cualquiera me tratase. ¡Bueh!

A veces me pregunto cómo resumir un discurso de dos horas o más en un espacio de no más de tres minutos. Joder, es una pena que me haya metido a ciencias y ahora las letras no las domine, ¿no? Porque claramente se nota que no las domino (ah, bendita ironía también).

La semana que viene me espera la gran putada del siglo. Dos exámenes y un esquemático que compile sin errores para la próxima práctica de TC. Además tengo que entregar unos cincuenta ejercicios de Java con mi memoria del segundo proyecto... qué genial, pero ya cansa. No me veréis el pelo en una buena temporadita.


Y lo siento, tiernos seres humanos que aún conservan la inocencia, porque todo lo que os digo, os lo digo de verdad. Aunque os concedo que es mucho más lo que callo que lo que expreso. Eso sí.



Buenas noches.

4 comentarios:

Charlie D. dijo...

Mmmm... algunas personan me han dicho que soy muy hardcore, pero la verdad, yo puedo escribir muy delicada y finamente. Claro que, cuando estoy mal, la cosa cambia. Y entonces dejo las metáforas y empiezo a llamarlo todo por su nombre... ains. ¿Inocencia? Depende. Creo que perderla toda sería demasiado triste, siempre hay que tener esperanza. Pero desde luego ya no me trago ningún cuento. Bufff, si te contara... eso quedó ya muy lejos.

Pero lo primero de todo, suerte con todos esos deberes y trabajos, ojalá puedas tomarte un respiro entre tarea y tarea. Ya sé que una pre-ingeniera informática tiene que estar ocupada, así que... me alegro de verte por aquí.

La reflexión de tu comentario es muy interesante. Por un lado, veo a la niña que describes, que en realidad, como dices, hemos sido todas. E inconscientemente, quiero rechazarla, borrarla, apartarla de mí. Yo no soy así, o mejor dicho, no quiero ser así. Parece mentira, pero durante años, me he odiado por lo que soy. No me malinterpretes. Las mujeres son maravillosas. Pero yo, ¿una de ellas? La cosa no me hacía tanta gracia.

Y es porque ser mujer parece que viene con esas malditas obligaciones, esos imperativos de los que no podemos (o no queremos) escapar. Que pesan tanto como una lápida en vida. Estoy hablando de la obligación de ser guapas, agradables, delicadas, educadas, compasivas, pacientes generosas... estoy hablando de esperar a que llegue el hombre que nos rescate, ofrecernos a ellos en cuerpo y alma a cambio de nada (pero es que le quería, ¿no? es lo que decimos todas). Mmmm... a mí eso no me va, no me va nada. ¿Amor? Realmente nunca lo he experimentado, pero soy joven aún. Y decididamente, tengo muy claro que es algo bastante diferente del sexo.

Por lo demás, sigo buscando lo que soy, quiero decir, lo que somos todas, porque me niego a creer que nuestro papel sea secundario. Pero tantos siglos jodidas... milenios... mmm... no pueden borrarse de un plumazo. Pero supongo que soy una mujer. Y eso no voy a cambiarlo. Tampoco voy a ensalzar los valores masculinos frente a los míos. En fin. Hay mucho que reflexionar sobre esto.

¿Pero quién no ha sufrido nunca por "enamorarse"? Hay cosas que, decididamente, son difíciles de controlar. Y duelen.

Mew dijo...

La cuestión es... ¿era ese "enamoramiento" real? Porque a mí me parece el resultado de la educación que recibimos y que, antes de pararnos a pensarla, dábamos por válida. Tantas y tantas frases en las que familiares y amigos nos pinchaban para que nos bucasemos "a alguien", aunque fuesen en broma oye, pero iban incrustándose en nuestro cerebro poco a poco. Y así, llegas a los catorce años con la sensación de que ya eres muy mayor y deberías haber empezado a tener novio desde mucho antes (¿ves por qué no me extraña que cada día los adolescentes se inicien antes en cosas como el sexo con sus parejas? ¡si les hemos perforado el cerebro para que piensen que de otra manera son unas pringadas que no merecen la pena!).

Yo me he enamorado dos veces, aunque la segunda no sé si clasificarlo exactamente así. Pero estoy segura de que, tal y como pienso ahora, si me viese en las mismas situaciones... ni amor ni ostias. Porque cuando las dos partes dan por asumido que están enamoradas la una de la otra sin tapujos, inevitablemente son empujados hacia los roles tipo. De una manera u otra, muy ligeramente o no, pero siempre, siempre terminas compartiendo espejo con la "pseudo mujer" que "de ti se espera".

En fin, espero que esta cadena de cambios que se inició hace ya tiempo para volver a considerar seres humanos a las mujeres no se frene por nuestras generaciones o las venideras. Lo espero de verdad, porque ahora nos toca coger el relevo a nosotros y nosotras.

Niwa dijo...

Sé que en ciertos aspectos conservo mucha, muchísima inocencia y la verdad es que no quiero deshacerme de ella. No creo que una actitud hastiada sea la solución a nada. Estar aburrida y quemada con diecisiete, veinte o incluso treinta años me parece un poco triste.
Crítica, combativa, decidida, rebelde,... Creo que cualquiera de esas actitudes es una reacción mucho más interesante ante ese desengaño.

Tarde o temprano a todos se nos cae la venda de los ojos, por mucha fuerza que hagamos por mantenerla ahí.
Conozco esa sensación de sentirte menos que un pedazo de mierda simplemente por no encajar en todos esos malditos estándares que nos toca aceptar por ser mujeres, por no conseguir lo que se suponía que debía conseguir.

Nunca me he enamorado, o al menos no según lo que se supone que es amar. Pero he querido y quiero mucho a ciertas personas, cada una de una forma distinta.

Me gusta pensar que las mujeres podemos romper con todo lo que se nos impone y decidir qué es lo que queremos de verdad. Estoy convencida de que algún día podremos conseguirlo, necesito creérmelo. Pero también creo que yo no lo veré y que posiblemente, nosotras mismas retrasemos durante mucho tiempo ese avance que tanto reclamamos, demasiado lobotomizadas por ese modelo de mujer que nos transmitimos e imponemos unas a otras.
Sin embargo, mientras alguna se desmarque de lo que debe ser y consiga ser otra cosa, no desaparece la esperanza. Llámalo inocencia o estupidez, pero realmente lo creo.

Charlie D. dijo...

Pues casualmente pasaba por aquí, y retomo la discusión (básicamente por que la acabo de ver... =.=')

Pues Mew, tienes razón, siempre logras poner por escrito lo que yo siento (y es que, puede que me guste escribir, pero me cuesta horrores expresar lo que siento yo). Pero los roles que nos imponen son una mierda, sí, con todas las letras, y que se los queden ellos. Yo personalmente paso.

Y Niwa también tiene razón. ¿Inocencia? Creo que es algo diferente a la ingenuidad. La inocencia es no dejarse "amargar", por así decirlo, y mantener ese optimismo que derrochábamos cuando éramos más pequeñas... Y de verdad espero que no sean años y años lo que tardemos en rebelarnos. Creo que, pensar como pensamos ahora nosotras, ya es el primer paso. El siguiente es ser consecuentes con nuestros hechos, y negarnos a pasar por ciertos moldes. Porque nosotras valemos más que todo eso.

Osea, que hay que animarse a pasar a la praxis, por así decirlo.

P.D. Mew, dale las gracias a tu alter-ego de mi parte ^^ Por cierto, me encantó tu relato "A hard daynight" me pareció terriblemente sexy, aunque eso creo que ya te lo había dicho antes... ¿lo escribiste con Niwa? Anyway, felicitaciones a las dos... porque mira que me cuesta encontrar relatos de ese tipo que de verdad me gusten.