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11/12/10
Here is your prize
Sin saber muy bien cómo ya ha llegado diciembre. Apenas me quedan dos clases a las que acudir y habrá terminado este primer cuatrimestre de mi recién empezado Grado en Ingeniería Informática. No es que haya sido un cuatrimestre muy cómodo, siempre estresada (a mí manera, todo sea dicho) con fechas límite y trabajos, siempre con mil ideas, retoques y mejoras rondándome la cabeza para algunos de los proyectos de programación, siempre inmersa en ese tira y afloja con la pereza y la vagancia que nacen de la desmotivación...
En fin, que este cuatrimestre ha significado un suspiro y ahora tengo en mi poder montañanas de información por procesar y comprender y muy poco tiempo para hacerlo.
A raíz de este último suceso he vuelto a reflexionar acerca de un tema que tenía ya muy mascado. Desde que tuve uso de razón y a medida que pasaban los años e iba absorbiendo conocimiento con el que ir empapando esta esponja que tengo por cerebro, iba siendo cada vez más consciente de una dura realidad: la ignorancia. Paradójico que cuanto más conozcas más ignorante te pienses, pero no por ello menos cierto. Y, si mal no recuerdo, creo que mis palabras ya fueron enunciadas por Sócrates en su momento a través de la frase "Sólo sé que no sé nada".
El caso es que, viviendo en un barrio obrero durante toda mi vida, creo saber un poco, sino bastante, acerca de la ignorancia. He sido, y soy testigo todavía de hecho, de millones de patadas al diccionario, redacciones pésimas, de personas que defienden y repiten como loritos consignas acerca de las cuales no saben nada, del desprecio por la lectura y el conocimiento, de continuas cuestiones hacia el aprendizaje y todo el esfuerzo que conlleva... y un largo, largo etcétera.
¿Cómo afrontar esto? Porque parece que al llegar a una determinada edad te está vedado preguntar. Recuerdo que cuando era una niña y preguntaba el significado de palabras que no conocía o de cualquier otra cosa sobre la que no tuviera información alguien me lo explicaba detalladamente y las veces que hiciera falta. A día de hoy, que no soy ni por asomo el cúlmen de la inteligencia y el conocimiento, todavía hay muchísimas cosas que se me escapan, pero cuando las pregunto, tras la explicación siempre he de lidiar con el reproche o la mofa de turno. No importa, no voy a dejar de instruirme por tener que soportar unas cuantas pullas, pero pensad en toda la gente que aún tiene en su cabeza el miedo a lo que otros piensen de ellos. La gente que no lleva una camiseta porque ese año ese color no se lleva, o que se muerde la lengua por conservar unas cuantas amistades hipócritas. Llegará un día en el que no vuelvan a preguntar más, un día en el que el goteo de información se corte y sólo quede el silencio de los libros, manuales y otras obras de consulta para sus preguntas. Es triste, pero pocos se tomarán la molestia de aprender.
Y es que cada vez que alguien habla por hablar o critica SIN un mínimo de información acerca del tema que está tratando (información contrastable, por supuesto) y hace llegar al público sus palabras, ha de ser muy consciente de qué demonios es lo que está lanzando al aire para que otros lo miren. Depende de lo que haya dicho, eso puede explotar como una bomba o ser un simple avión de papel que pasa desapercibido. Y con esto no estoy diciendo que tener y expresar la opinión de cada uno sea malo, no. A lo que yo me refiero es que no hay que revestir las palabras con ese aura de magnanimidad y axioma incuestionable con el que a menudo se nos presentan. Porque, por desgracia, no todo el mundo ha podido acceder a una enseñanza primaria, secundaria o a estudios superiores. No sabemos hasta dónde llegaran las palabras que decís, que decimos, escribimos o publicamos, pero nuestra es la responsibilidad de todas y cada una de ellas. Influirán, o no, en el pensamiento de alguna persona, y el cambio que de ello derive puede convertirla en un ser más desgraciado o liberarla de alguna carga...
Joder, que a veces somos muy poco conscientes de lo manipulable que puede llegar a ser la mente humana. Tenedlo en cuenta, navegantes.
And here is your prize... "Fools rush in where angels fear to tread".
28/11/10
Atrás, manos largas
A lo largo de un día, semana o mes cualquiera oigo muchas voces. Y algunas de esas voces me llegan a los oídos sin terminar de comprenderlas. No creo poder hacerlo mientras piense lo que pienso en determinados temas.
¿Nunca os ha emocionado un libro, una película, un videojuego, un cómic, un cuadro o cualquier otra manifestación artística? ¿Nunca habéis sentido esa liberación en forma de fuego abrasador despertando en vuestro interior? ¿Nunca?
Pues yo sí, tantas veces que mi cerebro no es capaz de recordar la cifra. Me he emocionado y he bebido el fuego de la fuerza que esa emoción ha conseguido transmitirme. Gracias a eso he sido capaz de crecer como persona, madurar y orientar mi vida. Son esos momentos los que me han hecho lo que soy y lo que fui. Y estoy segura de que vosotros, a vuestra única manera, también habéis sentido lo mismo: ser capaces de coronar la cima del mundo con vuestra bandera.
Entonces, ¿por qué? ¿Por qué los hacedores se empeñan en castigarnos, amenazarnos, perseguirnos e incapacitarnos cuando les da la santa gana? Tristemente, a lo largo de mis diecinueve años he conocido, directa o indirectamente, a muchísimos autores de manifestaciones artísticas que han cometido semejantes actos.
Entiendo y respeto que haya quien viva de sus libros, películas, pinturas... y que, a cambio de su trabajo, espere una remuneración. Yo misma, de mayor, espero poder ganarme así la vida. También he de decir que yo, como escritora y dibujante ocasional, también he colgado mis "obras" para el uso y disfrute de quien quisiera. Por eso mismo no entiendo que los propios autores me impidan disfrutar sus obras. No entiendo por qué si, visitando Devianart me enamoro de uno de los dibujos y quiero ponerlo de fondo de pantalla, imprimirlo como poster o meterlo en photoshop y customizarlo para hacer de ello un símbolo más que me represente, tengo que frenarme y admirarlo en silencio, en ese sitio, sin mancillarlo con mis sucios clics del ratón o con mis sucias carpetas contenedoras. No entiendo por qué, cuando un fanfiction me llega tan hondo como para arrancarme un par de lágrimas, no pueda ser posible para mí hacérselo llegar a mis allegados porque no tengo absolutamente ningún permiso para traducirlo al castellano, no digamos ya para difundirlo. Y lo mismo podría decirse de la música, los manganimes&cómics, los videojuegos, series y un largo, largo etc.
Lo que estoy afirmando aquí, estúpidos autores egoístas, no es que os vaya a quitar el pan de la boca, ni el crédito de que ese algo sea propiedad de vuestros cerebros. Siempre tendréis el reconocimiento, siempre. Pero cuando algo que habéis hecho es capaz de calar tan profundamente en un ser humano, de obrar en él semejante tormenta de emociones, ¿Cómo podéis seguir pretendiendo que ese algo sea, por entero, vuestro?
Lo siento, pero me considero más público que autora, y en calidad de tal os voy a decir lo que quizá sea la única verdad que he llegado a entender con los años...
En el preciso instante en que vuestras obras consiguen hacernos sangrar, justo en ese preciso instante, habremos quedado irremediablemente unidos para siempre. No importa que ocurra después, ni lo tormentosa que sea nuestra relación con vosotros, que habéis creado un arma capaz de hacernos doler tan profundo... no importa, porque en ese momento nosotros no sangramos líquido, sangramos fuego. Quema profundamente, y eso es algo que, una vez probado, jamás, jamás nunca se olvida. Así que atrás, manos largas. Esto también nos pertenece a nosotros.
7/11/10
Sweetie, I'm trying my best
Ready... take aim... FIRE!
Ahora no es ya la falta de sentido común lo que gobierna nuestros días. Ahora, además, nos controlan unos principios que pisamos sin miramientos. Y utilizo la primera persona del plural porque la segunda sería una falta de cortesía para el lector que se molesta en leer mis textos, pero realmente yo no me incluyo en ella.
La hipocresía y la falsa moral, viejas enemigas que hoy se han dejado caer por el lugar en el que me encontraba, han hablado a través de labios humanos una vez más. Sinceramente, no sé de qué me sorprendo a estas alturas de la vida. Oh, espera, sí que lo sé. Me molestan soberanamente los jodidos discursitos que se ven asesinados a manos de acciones propias contrarias. Me llevan hasta el extremo infinito de la paciencia. Pero gracias, estúpida. Gracias por recordarme con tanta fuerza por qué hemos de luchar.
Podremos ser pocos, jóvenes o incluso estar demasiado ocupados y desquiciados como para empezar a movernos seriamente. Pero aún así existimos y llevamos la llama del cambio ardiendo en nuestro interior.
Prueba también
AAHHH,
El viento sopla las penas,
Reivindicaciones
6/10/10
El dilema de Edward
Jamás me imaginé haciendo una entrada así... pero, hey, nunca digas nunca. Los que habéis coincidido conmigo en algún (como diría Dios) templo capitalista, seguramente me hayais oído hablar de ello de pasada ya que periódicamente suele surgir el tema. Y más ahora, después de un verano tan lleno de presentaciones y socialización varia en la que todos buscamos conocer más de todos mediante numerosos temas y preguntas.
Uno de los libros que más me llegó cuando era una tierna adolescente fue lo que, para mí (y por aquella época), significaba la mejor historia de amor jamás contada. Es cierto que ahora, echando la vista atrás, pienso en lo ingenua que era y en lo condicionada que estaba por mi educación (que no es que haya sido machista, pero...) para poder llegar a tal grado de emoción y empatía, pero también es cierto que por aquella época, fue esta obra la que consiguió aquello que sólo los buenos libros consiguen: atrapar por completo a una persona. Y ahora es cuando viene la parte en la que huis despavoridos (probablemente a por un cuchillo o cualquier otro objeto que pueda ser utilizado como arma) porque os revelo el título de dicho libro: Crepúsculo.
No os equivoqueis, no voy a escribir con humildad las siguientes líneas. No va a haber disculpas o justificaciones bonachonas, porque la verdad es que no siento que deba estar arrepentida por ello. Yo también me enamoré de Edward. ¿Cuánt@s de vosotr@s podéis expresar semejante afirmación (en el caso que fuese cierta, por supuesto) en voz alta a día de hoy sin complejos? Pocos, ciertamente.
Sin embargo, y antes de que vayais a tacharme de algo, también he de decir que jamás he sido una "crepusculera". Ni he mojado las bragas con Edward, ni le he pedido a mi pareja que me muerda el cuello (en sentido vampírico, claro está), ni he deseado implantarme colmillos artificiales, ni un largo, largo, largo etc. Pero ya hablaremos de esto más tarde.
Si estoy hoy aquí, sentada al teclado cuando debería estar sudando el catarro en la cama, es porque tengo que defender a alguien que, en algún punto de mi vida, me ayudó a crecer. Pocas son las cosas que me levantaría a defender porque pocas son las cosas (y las personas) que, inconscientemente, han conseguido que les sea leales... pero es entonces cuando hay que ponerse en pie y dar una respuesta.
Desde hace mucho tiempo circulan por todo lugar y espacio numerosas bromas y chistes acerca del "universo crepúsculo". Sinceramente... se lo han ganado a pulso. No porque la imaginación de la autora haya decidido echar a andar por esos derroteros, no, sino por la mierda de adaptaciones cinematográficas que se han llevado a la gran pantalla... y el consiguiente Mierda-Merchandising que han logrado parir de ello. Figuras de Robert Pattison (ni me voy a molestar en mirar cómo se escribe) y la pava esa que interpreta a Bella, camisetas y bolsos, lápices y bolis, estuches y mochilas, libros con la portada de la pelicula... blablabla. Basura. Auténtica mierda comercial que no ha respetado en absoluto a los personajes. Toda la publicidad que se le ha dado al libro ha terminado por convertirlo en un tema cargante y estúpido, reservado a (y cito textualmente) "niñas mojabragas". Gente que ni se ha molestado en leer la publicación original y se permite adjetivar a sus fans con semejantes calificativos (es que siempre me ha parecido tan original (nótese el sarcasmo) lo de tildar a un fan de crepúsculo de "mojabragas" cuando lo único que ocurre a lo largo de la saga es un azucarado romance de cuento de hadas hasta que /SPOILER/ tienen a Reneesme...)
Por eso hoy quería hablar de crepúsculo, porque a lo largo de estos últimos años su autora ha vendido a todos los personajes que una vez fueron importantes para mí por dinero y los ha destrozado. No he podido evitar, ahora que ha salido la parodia de crepúsculo (que iré a ver y para la cual dejaré que me sableen casi diez euros de entrada gustosamente), hacer un esfuerzo por releer los libros de los que apenas me separaba en mi adolescencia. Y digo hacer un esfuerzo porque desde que vi la mierda de película (una y no más; la primera) y contemplé la subida de la "fiebre twiligther" no he sido capaz de leerlo ni siquiera en su idioma original (que le da mil patadas a la traducción en castellano).
En fin, que he estado releyendo el primer libro y me he dado cuenta de algo realmente triste. El dilema de Edward, el eterno dilema de este personaje, siempre ha sido su naturaleza. Algo de lo que quiere desembarazarse y no ha podido, algo de lo que no puede renegar a pesar de sus esfuerzos, algo que sólo con el tiempo y la disciplina había logrado suavizar y mantener a raya. Pues bien, después de todo ese esfuerzo, fruto de décadas y de una increíble fuerza de voluntad, no ha tenido más remedio que resignarse al papel que su autora y todo el dinero que se mueve gracias al merchandising han reservado para él... Convertirse en un auténtico Monstruo.
Uno de los libros que más me llegó cuando era una tierna adolescente fue lo que, para mí (y por aquella época), significaba la mejor historia de amor jamás contada. Es cierto que ahora, echando la vista atrás, pienso en lo ingenua que era y en lo condicionada que estaba por mi educación (que no es que haya sido machista, pero...) para poder llegar a tal grado de emoción y empatía, pero también es cierto que por aquella época, fue esta obra la que consiguió aquello que sólo los buenos libros consiguen: atrapar por completo a una persona. Y ahora es cuando viene la parte en la que huis despavoridos (probablemente a por un cuchillo o cualquier otro objeto que pueda ser utilizado como arma) porque os revelo el título de dicho libro: Crepúsculo.
No os equivoqueis, no voy a escribir con humildad las siguientes líneas. No va a haber disculpas o justificaciones bonachonas, porque la verdad es que no siento que deba estar arrepentida por ello. Yo también me enamoré de Edward. ¿Cuánt@s de vosotr@s podéis expresar semejante afirmación (en el caso que fuese cierta, por supuesto) en voz alta a día de hoy sin complejos? Pocos, ciertamente.
Sin embargo, y antes de que vayais a tacharme de algo, también he de decir que jamás he sido una "crepusculera". Ni he mojado las bragas con Edward, ni le he pedido a mi pareja que me muerda el cuello (en sentido vampírico, claro está), ni he deseado implantarme colmillos artificiales, ni un largo, largo, largo etc. Pero ya hablaremos de esto más tarde.
Si estoy hoy aquí, sentada al teclado cuando debería estar sudando el catarro en la cama, es porque tengo que defender a alguien que, en algún punto de mi vida, me ayudó a crecer. Pocas son las cosas que me levantaría a defender porque pocas son las cosas (y las personas) que, inconscientemente, han conseguido que les sea leales... pero es entonces cuando hay que ponerse en pie y dar una respuesta.
Desde hace mucho tiempo circulan por todo lugar y espacio numerosas bromas y chistes acerca del "universo crepúsculo". Sinceramente... se lo han ganado a pulso. No porque la imaginación de la autora haya decidido echar a andar por esos derroteros, no, sino por la mierda de adaptaciones cinematográficas que se han llevado a la gran pantalla... y el consiguiente Mierda-Merchandising que han logrado parir de ello. Figuras de Robert Pattison (ni me voy a molestar en mirar cómo se escribe) y la pava esa que interpreta a Bella, camisetas y bolsos, lápices y bolis, estuches y mochilas, libros con la portada de la pelicula... blablabla. Basura. Auténtica mierda comercial que no ha respetado en absoluto a los personajes. Toda la publicidad que se le ha dado al libro ha terminado por convertirlo en un tema cargante y estúpido, reservado a (y cito textualmente) "niñas mojabragas". Gente que ni se ha molestado en leer la publicación original y se permite adjetivar a sus fans con semejantes calificativos (es que siempre me ha parecido tan original (nótese el sarcasmo) lo de tildar a un fan de crepúsculo de "mojabragas" cuando lo único que ocurre a lo largo de la saga es un azucarado romance de cuento de hadas hasta que /SPOILER/ tienen a Reneesme...)
Por eso hoy quería hablar de crepúsculo, porque a lo largo de estos últimos años su autora ha vendido a todos los personajes que una vez fueron importantes para mí por dinero y los ha destrozado. No he podido evitar, ahora que ha salido la parodia de crepúsculo (que iré a ver y para la cual dejaré que me sableen casi diez euros de entrada gustosamente), hacer un esfuerzo por releer los libros de los que apenas me separaba en mi adolescencia. Y digo hacer un esfuerzo porque desde que vi la mierda de película (una y no más; la primera) y contemplé la subida de la "fiebre twiligther" no he sido capaz de leerlo ni siquiera en su idioma original (que le da mil patadas a la traducción en castellano).
En fin, que he estado releyendo el primer libro y me he dado cuenta de algo realmente triste. El dilema de Edward, el eterno dilema de este personaje, siempre ha sido su naturaleza. Algo de lo que quiere desembarazarse y no ha podido, algo de lo que no puede renegar a pesar de sus esfuerzos, algo que sólo con el tiempo y la disciplina había logrado suavizar y mantener a raya. Pues bien, después de todo ese esfuerzo, fruto de décadas y de una increíble fuerza de voluntad, no ha tenido más remedio que resignarse al papel que su autora y todo el dinero que se mueve gracias al merchandising han reservado para él... Convertirse en un auténtico Monstruo.
Prueba también
El viento sopla las penas,
Libros,
Reivindicaciones,
The way I am
29/9/10
Fidelidad Vs Lealtad
Hoy, después de un ajetreado fin de semana y principios de la siguiente, me han dado tregua. Esta vez no han sido mis profesores o mis múltiples montañas de deberes y apuntes, sino los virus del sacrosanto constipado que dio sus primeros coletazos allá por el domingo. Yo creo que a partir de ahora esta cosa sólo puede bajar, curarse y desaparecer de una maldita vez. Así que para demostrarle a este virus quién manda, voy a actualizar con algo de lo que me apetece hablar.
Hace tiempo, en otra entrada diferente, hablé por primera vez de esta idea. Aunque ahora, echando la vista atrás, creo que aquello fue muy light. La idea no estaba del todo madura y tenía flecos que me ponían contra las cuerdas de la contradicción. Ahora parece que por fin le he dado una forma coherente, pero os advierto que muy posiblemente no estéis de acuerdo conmigo. Leed bajo vuestra propia responsabilidad.
Hay tres grandes cosas que pienso del Amor. La primera de todas la voy a explicar en esta entrada, pero en un futuro espero continuar con las otras dos restantes.
Fidelidad Vs Lealtad
Parto de la base de que creo que nuestra esencia la componen nuestros pensamientos (que a su vez dan forma a nuestro carácter), y de que los seres humanos contamos con un extraordinaria capacidad para sentir amor. Parto también de la diferenciación fundamental entre fidelidad, acción que considero impuesta desde fuera; y lealtad, que representa el acto consciente, la elección.
La fidelidad en el amor, en tanto que es algo que te imponen, representa todas aquellas acciones de las que tanto hemos leído, observado, o sido víctimas reales de ellas. Si alguien es infiel en una relación amorosa significa que no ha guardado la "debida" (nótese mi sarcasmo) abstinencia. La fidelidad representa la exclusividad en una relación, la represión porque, según dicen, merece la pena ese tipo de sacrificio por el ser amado.
La lealtad, por el contrario, es la libre elección del respeto. Representa la voluntad consciente y racional de una persona al tomar la decisión de permanecer del lado de esa otra persona con la que comparte un vínculo amoroso. Significa defensa, apoyo, respeto.
Y ahora, una vez definidos los conceptos, mi forma de pensar es la siguiente:
Creo que no me dejo nada en el tintero. Si lo hago, usaré esa fantástica herramienta llamada "Editar".
Hace tiempo, en otra entrada diferente, hablé por primera vez de esta idea. Aunque ahora, echando la vista atrás, creo que aquello fue muy light. La idea no estaba del todo madura y tenía flecos que me ponían contra las cuerdas de la contradicción. Ahora parece que por fin le he dado una forma coherente, pero os advierto que muy posiblemente no estéis de acuerdo conmigo. Leed bajo vuestra propia responsabilidad.
Hay tres grandes cosas que pienso del Amor. La primera de todas la voy a explicar en esta entrada, pero en un futuro espero continuar con las otras dos restantes.
Fidelidad Vs Lealtad
Parto de la base de que creo que nuestra esencia la componen nuestros pensamientos (que a su vez dan forma a nuestro carácter), y de que los seres humanos contamos con un extraordinaria capacidad para sentir amor. Parto también de la diferenciación fundamental entre fidelidad, acción que considero impuesta desde fuera; y lealtad, que representa el acto consciente, la elección.
La fidelidad en el amor, en tanto que es algo que te imponen, representa todas aquellas acciones de las que tanto hemos leído, observado, o sido víctimas reales de ellas. Si alguien es infiel en una relación amorosa significa que no ha guardado la "debida" (nótese mi sarcasmo) abstinencia. La fidelidad representa la exclusividad en una relación, la represión porque, según dicen, merece la pena ese tipo de sacrificio por el ser amado.
La lealtad, por el contrario, es la libre elección del respeto. Representa la voluntad consciente y racional de una persona al tomar la decisión de permanecer del lado de esa otra persona con la que comparte un vínculo amoroso. Significa defensa, apoyo, respeto.
Y ahora, una vez definidos los conceptos, mi forma de pensar es la siguiente:
- No entra dentro de mi idea de relación obligar a nadie a mostrarse fiel para conmigo. Querer controlar los pensamientos de una persona es repugnante, y si esa persona no es capaz de "ser fiel" a través de su esencia, de su yo más profundo y real, no tengo ningún derecho a intentar borrar su secuencia de pensamiento y querer escribir encima otra nueva: la mía (en el supuesto de que yo creyese en la fidelidad, claro).
- No tengo, además, ningún derecho a pedirle a ninguna persona que vaya contra sus instintos más básicos. Si en un momento determinado siente deseo sexual hacia otra persona, ¿por qué exigirle o incluso amenazarle para que refrene su comportamiento? ¿Es acaso esa persona un objeto de mi propiedad? Lo que es más, ¿es acaso esa persona un objeto para que yo pueda atribuirme su posesión?
- Desde luego, sin una pizca de lealtad hacia la otra parte implicada, no vale la pena iniciar ningún tipo de relación. Ninguno.
- Ya que el concepto de lealtad no implica por ninguna parte exclusividad, tampoco tengo ningún derecho para interponerme entre los sentimientos que la otra persona implicada en una relación amorosa conmigo pueda desarrollar para con terceras personas. Esto quiere decir que, mientras siga teniendo ese tipo de sentimiento hacia ti y te sea leal, no importa hacia quién más lo profese. Dado que las personas no somos perfectas, no podemos ofrecerlo ni esperarlo todo de otra persona. Buscamos en muchas personas las diferentes cosas que nos completan a nosotros mismos. Esta idea se aplica también aquí de semejante forma.
Creo que no me dejo nada en el tintero. Si lo hago, usaré esa fantástica herramienta llamada "Editar".
3/7/10
Fool

Aquella mañana no se había despertado sola. Unas suaves ondas pelirrojas se balanceaban en el borde de la almohada, menos definidas que la noche anterior y ya apenas pronunciadas, como si ellas también estuvieran dormidas. La figura de su acompañante le daba la espalda, encogida y agarrada a un pequeño trocito de la tela que sobraba en el colchón. Un rápido vistazo al lugar sobre el que yacían le hizo darse cuenta de que en algún momento de la noche habían terminado por arrancar las sábanas. El colchón estaba tan desnudo como ellas.
Se sentó y agradeció haber olvidado bajar la persiana, cerrar las cortinas. Tenía un hermoso ventanal por el que la luz se colaba a raudales y el paisaje matutino le daba los buenos días. Sabía que en el edificio de enfrente vivía una anciana con su marido.
La joven que aún dormía se movió, buscando una posición más cómoda en sueños. Lucía podía contemplar ahora su desnudez sin perder detalle. Había dejado dos huellas en su cuerpo, una en el cuello, otra en el nacimiento de su pecho. Pequeñas y discretas, las dos manchas violáceas hicieron que su estómago pegase un vuelco, propagando una sensación abrasadora por el interior de su vientre. A veces se preguntaba si sus venas transportarían pólvora en lugar de sangre. Quiso acariciarla, despertarla con un beso, recrear el escenario que había tenido lugar unas pocas horas antes, pero algo le impidió adelantar esa mano que iniciaría el primer paso.
No era la primera vez que se sentía dividida. No era la primera vez que se sentía confusa, angustiada, triste y dolida; alegre, exultante, preciosa y querida. Sobre cualquier sentimiento, la calidez de este último abrazaba su corazón con fuerza, pero también la atormentaba. Sabía que se estaba enamorando de una chica.
Se puso en pie de un salto y el colchón botó ligeramente debido a la fuerza con la que había intentando sacudir ese último pensamiento. No le costaba admitir que se acostaba con chicas, pero sí que se enamoraba de ellas. El sexo, la lujuria y la pasión eran cosas mucho más justificables que los sentimientos profundos del corazón.
El problema era que Patricia le gustaba mucho. Le encantaba su melena rojiza, las ondas como pequeños caracoles que se formaban en las puntas, el color del fuego. Sus ojos, verdes como las hojas de eucalipto, y sus hombros, pequeños y suaves. Su piel, tan sensible a sus roces disimulados… Pero si había algo que le gustaba de verdad era su sonrisa. El fruto de una mente despreocupada, abierta y libre. Su modo de enfrentar la vida, siempre tan firme y decidida, siempre dispuesta a luchar. Una auténtica guerrera. Patricia era lo que todas ellas deberían haber sido desde el principio, lo que sus padres deberían haberles inculcado en lugar de toda la mierda homófoba y sexista que había quemado sus neuronas como el peor de los ácidos.
-Lucía…
El susurro adormilado de la chica la sacó de sus pensamientos. Se giró levemente y vislumbró su figura sobre el lío de sábanas. Oyó la palmada que ella dio en el colchón, que sonó casi como una caricia demasiado apasionada e indecente. En ese momento, Lucía dejó atrás los rescoldos de la moral que sus padres y sus abuelos le habían legado. Como quien se deshace de los restos de pintalabios con el dorso de la mano, Lucía se plantó. Si la raza de los hombres podía maltratar a las mujeres impunemente, utilizarlas, engañarlas, traicionarlas, violarlas salvajemente, pegarlas, venderlas, traficar con sus cuerpos, encadenarlas a la ignorancia, mutilarlas, amenazarlas e incluso llegar a asesinarlas, ella se había ganado todo el derecho del mundo a amarlas.
___
Hoy, sábado día 3 de julio, iremos a celebrar el Día del Orgullo LGTB, más conocido como Día del Orgullo Gay. Por eso me apetecía colgar algo que tuviera que ver con el tema, pero como tengo demasiado explotados los discursos fervorosos exalta masas, he decidido desahogarme un poco a través de este pequeño relato.
Disfrutad del día... cuando empiece para vosotros, claro.
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Producto de la imaginación,
Reivindicaciones,
The way I am
12/10/09
Poco conozco y poco sé
Hace tiempo que estoy solo y que perdí la cabeza.
Hace tiempo que estoy loco, no me lo tengas en cuenta.
Soy una especie de bicho raro que se conserva en soledad,
y aunque me apunto nunca disparo, siempre me suelo perdonar.
Y esque nadie me puede ayudar.

La razón es la que rige hoy en día nuestras vidas. Se acabó la esclavitud, el absolutismo y la concentración del poder, las dictaduras y el concepto de privación de libertades, la existencia de unas Leyes Fundamentales destinadas a la dominación política, la idea de las razas... Se acabó. Nos encontramos ante una sociedad plural, un Estado cuyo poder constituyente está legimitado- a pesar de actuar en una suerte de vacío jurídico-, una nueva era caracterizada por la inmensa libertad de la que gozamos los seres humanos.
¿Quién dijo que no actuamos de acuerdo a la razón? ¿Quién dijo que la justificación de todas las cosas -entiéndase por tal los sentimientos, objetos físicos, ideas- que llevamos a cabo son poco más que el fruto una malsana hipocresía por el mero hecho de no conocer el sentido último de dichas cosas?
[El sentido último de dichas cosas- o de la vida en sí- : Para qué existimos.]
¿Si no se da respuesta a esa pregunta con anterioridad significa que las razones que justifican nuestras acciones son simple y llanamente un invento "futil y superficial" con que rendir cuentas ante, por decirlo de alguna manera, el mundo? No lo creo. Nunca he discrepado tanto con algo.
Basándome en el sentido de la experiencia, de mi propia experiencia por tanto- ya que no resido en una multitud de cuerpos entre los que elegir-, puedo afirmar con seguridad que hasta en la impulsividad humana lo que hay detrás es una razón. Por tonta, cursi, ñoña, malintencionada, solidaria, o "X" que sea.
Y esa razón ni es falsa, ni hipócrita, ni es nada susceptible de ser calificado o clasificado.
Simplemente ES razón y EXISTE.
Una última aclaración: ni el mundo es perfecto ni lo ha sido a lo largo de la historia. Ni todo lo que he mencionado al principio se cumple a rajatabla, ni nada parecido. Me faltan palabras para designar cosas que, en principio, son pero se llevan a la práctica a medias o en apariencia o, simplemente, no se llevan. Si alguien pudiese contribuir a aumentar mi grado de conocimientos sobre mi propia lengua le estaré infinitamente agradecida.
Sin comentarios.
Hace tiempo que estoy loco, no me lo tengas en cuenta.
Soy una especie de bicho raro que se conserva en soledad,
y aunque me apunto nunca disparo, siempre me suelo perdonar.
Y esque nadie me puede ayudar.

La razón es la que rige hoy en día nuestras vidas. Se acabó la esclavitud, el absolutismo y la concentración del poder, las dictaduras y el concepto de privación de libertades, la existencia de unas Leyes Fundamentales destinadas a la dominación política, la idea de las razas... Se acabó. Nos encontramos ante una sociedad plural, un Estado cuyo poder constituyente está legimitado- a pesar de actuar en una suerte de vacío jurídico-, una nueva era caracterizada por la inmensa libertad de la que gozamos los seres humanos.
¿Quién dijo que no actuamos de acuerdo a la razón? ¿Quién dijo que la justificación de todas las cosas -entiéndase por tal los sentimientos, objetos físicos, ideas- que llevamos a cabo son poco más que el fruto una malsana hipocresía por el mero hecho de no conocer el sentido último de dichas cosas?
[El sentido último de dichas cosas- o de la vida en sí- : Para qué existimos.]
¿Si no se da respuesta a esa pregunta con anterioridad significa que las razones que justifican nuestras acciones son simple y llanamente un invento "futil y superficial" con que rendir cuentas ante, por decirlo de alguna manera, el mundo? No lo creo. Nunca he discrepado tanto con algo.
Basándome en el sentido de la experiencia, de mi propia experiencia por tanto- ya que no resido en una multitud de cuerpos entre los que elegir-, puedo afirmar con seguridad que hasta en la impulsividad humana lo que hay detrás es una razón. Por tonta, cursi, ñoña, malintencionada, solidaria, o "X" que sea.
Y esa razón ni es falsa, ni hipócrita, ni es nada susceptible de ser calificado o clasificado.
Simplemente ES razón y EXISTE.
Una última aclaración: ni el mundo es perfecto ni lo ha sido a lo largo de la historia. Ni todo lo que he mencionado al principio se cumple a rajatabla, ni nada parecido. Me faltan palabras para designar cosas que, en principio, son pero se llevan a la práctica a medias o en apariencia o, simplemente, no se llevan. Si alguien pudiese contribuir a aumentar mi grado de conocimientos sobre mi propia lengua le estaré infinitamente agradecida.
Sin comentarios.
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Necesito un café para templar los nervios...,
Reivindicaciones
8/3/09
Ourselves

Hace mucho tiempo ya que vino a mi clase aquel hombre que nos dio la charla sobre la igualdad. En ese momento, por las respuestas y los comentarios, te das cuenta de que es lo que piensa en realidad la gente de tu edad sobre el tema. Aunque mejor no hablar de ciertas opiniones...
La mujer ha acompañado al hombre desde sus orígenes. Hemos crecido y evolucionado juntos, hemos interactuado, hemos abierto los ojos a la vez. Ambos descubrimos la capacidad que tiene el ser humano de amar la naturaleza y todo lo que ella comporta, incluidos los otros seres humanos. Forjamos juntos la amistad más sólida, el amor más apasionado y el más fuerte vínculo para con nuestros hijos. Fue nuestra la risa que rompió la mañana, nuestras las lágrimas derramadas en compañía, nuestro el suspiro ante el peligro pasado.
El mundo fue nuestro hasta que sonó la primera bofetada.
De repente ya no hubo más fuego, más lazo, más bosque, más tú.
Se quedó sólo el yo, recibiendo desprecios, relegado a las sombras, olvidada en la historia para siempre jamás... Y acunamos al niño, rehicimos la cara, y aguantamos estoicas el cruel chaparrón. Desde entonces barrimos, fregamos, limpiamos, o somos muñecas de tu colección. Si tenemos suerte, nuestro compañero guardará el reflejo de aquel primer tú, de aquel primer yo.
También acabó. Rompimos la escoba y tiramos los restos, quisimos tener dignidad sin dolor. Y hoy, ocho de marzo, gritamos al cielo: Cariño escucha, tu compañera soy yo.
¿Adónde habrá ido a parar el respeto? La verdad es que yo creo que seguimos limpiándoles el polvo para ver si lo han tirado por ahí.
En fin, a ver de que manera le damos la vuelta a la tortilla y luchamos para romper la absurda idea de la mujer que aún ostentan algunos. Es que ¿os imagináis cuan evolucionada estaría la sociedad actual si no se hubiese reprimido al 50% de la población durante siglos? Oj, es que me duele sólo de pensarlo... ¡¿Por qué me habéis privado de los ordenadores super molones que me dan hasta conversación?! T.T
Ay, habría sido tan bonito...
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