6/1/11

Let me show you what you are missing


Pero bueno, vamos a ver ¿quién quiere empezar el año con buen pie? ¿Quién, si es mucho más divertido empezarlo dando guerra? Espero que os estéis preguntando qué maravilloso demonio me ha poseído esta vez, porque ahora mismo voy a proceder a contaros qué me impulsa exactamente a pronunciar semejantes frasecitas. Estoy segura de haberlo dicho ya un buen millón de veces, pero... qué coño, el palo de pegar no va a volver a su sitio hasta que empiece a notar que mis palabras dan resultados.

Ya somos mayores. Hemos dejado atrás la inocencia de la niñez y la inseguridad de la adolescencia, algunos con mayor acierto que otros, todo sea dicho, pero de alguna manera todos estamos atravesando ya las puertas de la vida adulta. Y yo creo que nos ha llegado la hora. 
Puede que piense esto porque sea muy dada a torcer el morro, se me caliente la sangre con la misma rapidez que una chispa hace saltarlo todo por los aires, tenga una paciencia selectiva o porque mi herencia me ha dado el temperamento de los leones del Athletic. Por el motivo que sea, yo creo que ha llegado la hora de cortar las cuerdas que mantienen a raya la esencia que hay en cada persona. Qué más da si sois creídos, gruñonas, superheroínas, cabezotas, guerreros, hiperactivas, orgullosos, entregadas, apasionados, curtidos, quejicas, descaradas, nobles, DIFERENTES ... si habéis nacido con el don de la palabra escrita, de la oratoria, con mano para la pintura, para diseñar interiores, para levantar edificios, para enseñar a generaciones venideras, para continuar y engrandecer el legado musical... ¿Que más da, sinceramente?

Me incomoda sobremanera conocer un millón de clones que carguen en su sistema operativo los comportamientos admitidos para según que situaciones. Que una cosa es ser diplomático y otra muy distinta es esto de lo que os hablo. Me encantaría conoceros de verdad, aunque fuese un primer vistazo. Así que a ello os animo. Atreveros a ser vosotros mismos, que siempre habrá personas como yo más que dispuestas a mantener una conversación distendida con la originalidad tan única que pocas veces permitís salir al exterior.

10 comentarios:

Annell dijo...

Ya, pero siempre habrá gente que no se guste a sí misma y por eso se "modera", no? Aunque que conste que no soy de esas. En palabras de mi madre "a ti no se te cuece un huevo en la boca" xD...

¡Tía, ya has acabado con Ventus en nivel experto! ¡Qué ama! En normal, la batalla final contra Vanitas fue muy fácil, jo >___< Para mí, la mejor historia fue la de Aqua, aunque las batallas más chungas fueron algunas de Terra para mí... ¡Ya me contarás qué tal! Aunque a estas alturas capaz que ya te lo has pasado y todo xD

Kissus! :3

Mew dijo...

Pues la verdad es que la batalla final contra Vanitas fue algo difícil de superar. Me acuerdo que rondaba el nivel 40 cuando acabé Nunca Jamás y fue ir al último mundo, llegar al video, verlo y nada más empezar la pelea (cuando Vanitas se pone a surfear con las llaves espada) caer muerta. Pero bueno, con un poco de entrenamiento y sintetizando comandos y toda ese blablabla al final conseguí el equilibrio: ni jodidamente imposible ni jodidamente facilona.

Para pasarme la historia de Terra elegí el modo Maestro (la reostia ya xD) porque con el modo Experto las batallas finales dan juego, pero las demás no demasiado. Es genial, un sobrevive como puedas, no te digo más que al llegar a Radiant Vergel me petaron los bichos esos que revientan si no les das en la válvula de escape que tienen en la espalda. Pero buff, la adrenalina que segrego compensa con creces el tiempo que invierto en subir niveles antes de cada batalla chunga.
Aún no he completado el juego, ya me gustaría ser tan pr0... ¡pero poco me falta!

Y bueno, volviendo al tema que nos ocupa (¡es que para qué me hablas de Kingdom Hearts, si sabes que es mi debilidad! xD), me alegra saber que no tienes problemas de autoestima. Lo que pasa es que, muchas veces, la causa de que alguien se "modere" no es sólo porque no se guste a sí misma, sino porque quiere encajar. Descartamos comentarios, adoptamos comportamientos sumisos, agachamos la cabeza y reímos gracias que se contraponen contra nuestros principios e ideales. Mira, yo he sido la primera en hacerlo, he dejado pasar infinidad de comentarios a amigas y amigos que a un desconocido no le hubiera permitido (y le hubiera rebatido) sólo por el hecho de que eran mis amigos y "estaban de broma" o "yo sabía que no lo decían en serio". Pero eso es lo que no vale, porque perdemos infinidad de ocasiones para expresarnos como seres humanos únicos y contribuir al enriquecimiento de otras personas con nuestros pensamientos... De verdad, si todos nos atreviésemos a mostrarnos tal y como somos, pienso que cosas como la demagogia, el hablar por hablar, el seguir ciegamente lo que está de moda y etc, etc, descenderían de forma significativa. Creo que, de alguna manera, nos veríamos obligados a reflexionar constantemente y eso haría que lo que ahora se considera "inteligencia extraordinaria/por encima de la media" pasase a ser el pan nuestro de cada día.

Muy utópico, ¿verdad? Pues eh, aquí te dejo algo totalmente tópico: "¿Una chica tiene derecho a soñar, no?"

Reika dijo...

Yo, desde hace tiempo, tomé la decisión de mostrarme como soy y a quien no le guste pues... ajo y agua. Pero siempre quedarán personas que le den más valor a lo que dicen los demás que lo que piensa uno de sí mismo, y todo ¿para que? Para pensar que la gente le respeta, aunque en realidad solo respetan a aquella persona que pretenden ser.

Un besote hermosa!! =3

P.D- Quiero verteeeeee!!! Hace demasiado que no nos vemos!!!

Niwa dijo...

Hacía tiempo que no aparecía por aquí, ¿eh? ^^

Sinceramente, no creo que el truco esté en "no moderarse". Lo que tú defines como moderarse, Mew, me suena mucho a tolerancia y convivencia, ¿no crees?
Porque, seamos sinceros, todos somos bastante intransigentes dependiendo en qué temas. Así que si no queremos estar a palos todo el día, tenemos que consentir la diferencia y apartar la vista en muchos momentos. Eso es la tan aclamada tolerancia.
Pero claro, a mi no me gusta la tolerancia.

De todas formas, que alguien manifieste su opinión no significa que la tenga. Te aseguro que conozco a mucha gente que grita y clama y se manifiesta sin tener una opinión propia, repitiendo frases hechas y lemas que otros han pensado.

Sí, creo que el punto no está en que todos dejemos de moderarnos, sino en que empecemos a dejar de demonizar la diferencia. En que dejemos de darle tanta importancia a si coincidimos con unos pocos o con muchos.
Yo no espero el día en que todos nos expresemos y se acabe la demagogia y todas esas cosas feas. El día que yo marcaré en el calendario será el que no sea necesario usar tu opinión o tu diferencia como un hacha con la que escapar de la normatividad. Y eso sí que es una jodida utopía.

Mew dijo...

Vayamos por puntos, pero antes permiteme decirte que me parece que radicalizas demasiado mis palabras, Niwa.

Cuando yo empleo el término "moderarse a uno mismo" no estoy apuntando a la tolerancia que han de tener los seres humanos cuando conviven juntos en asentamientos sociales tan grandes como los de hoy en día; tolerancia que, por otro lado, me parece ABSOLUTAMENTE imprescindible y fundamental.
No, no me estaba refiriendo a eso. Lo que quería transmitir con mis palabras hacía referencia al contenido original de la entrada, que es, una vez más, que cada cual pueda ser quien de verdad es.

¿O es que nunca has sentido tu propia autocensura al ir a llevar algo a cabo o simplemente abrir la boca? ¿Nunca has sentido la presión de ser mujer, "demasiado mujer", para decir o hacer tal o cual cosa? ¿Nunca has sentido el dolor de morderte la lengua o de paralizar tus músculos a mitad de una acción porque "eso no es lo que se esperaba de ti"? ¿De verdad nunca jamás has sentido la autocensura de no considerarte lo suficientemente "algo" como para llevar a cabo eso que tenías en mente? Pues no sabes lo mucho que me alegraría que me dijeses que no, que nunca has tenido que pasar por eso, porque yo sí que lo he vivido y sí que sé qué se siente exactamente cuando te "moderas". Y que haya que tenido que emplear infancia, adolescencia y parte de mi juventud para darme cuenta de que no es necesario convertirse en lo que no eres por esa "moderación", pues qué quieres, me jode, y pretendo que nadie de los que se molestan en leer las cuatro líneas que escribo tengan que pasar por lo mismo.

En cuanto a la demagogia y demás bichos feos que abundan por el mundo, pues yo sí que espero que algún día encontremos el puñetero cucal y se acaben los problemas que derivan de tan sucios y poco deseables bichitos. Porque los argumentos de un demagogo no son lo mismo que los argumentos que puedan nacer de la polémica sana y totalmente razonable que puedan crear ciertos asuntos que conciernen a la población humana.
Tampoco veo ninguna necesidad de convertir la opinión y/o la diferencia de uno mismo en un hacha. Será porque me gustan más las espadas, será porque desde mi pequeño periplo por los mundos del Derecho y la Política he aprendido que los seres humanos necesitamos regir la vida colectiva por una serie de normas que, al haber sido redactado por seres imperfectos, pueden estar equivocadas y que, desde luego, necesitan cambiar con los tiempos. Sea por lo que sea, yo no me quiero lavar las manos escapando de la normatividad, no... gracias, pero no. Yo prefiero quedarme para reconstruir la normatividad en el eslabón (o eslabones) en que flaquean y ayudar a cambiar eso de lo que tanto me quejo.

Sin embargo, ¿de qué sirve el cambio que hagamos en el mundo si no hemos sido nosotros mismos quienes lo hemos hecho, sino esa pseudo-personalidad que ofrecemos al mundo por miedo e inseguridad, por no querenos y tener la autoestima por los suelos, por no confiar en nosotros mismos, por haber perdido la capacidad de amar a aquello que nos mantiene vivos, la capacidad de amar con todo lo que tenemos a todo lo que tenemos: nosotros mismos?

No deseo que nadie tener que vivir al servicio de una personalidad inventada, esclavo de vaya usted a saber qué reticencias... Y ese era el único fin de mi texto.

Niwa dijo...

Bien, hagámoslo punto por punto, pues.

En primer lugar, estoy de acuerdo con lo que dices en tu post, con lo que difiero es con dejarlo tan solo en no moderarse.
Me parece que para que cada uno pueda ser como realmente es, es necesario ir un paso más allá y dejar de castigar, demonizar, estigmatizar y patologizar la diferencia. Porque expresarse y no moderarse, como ya he dicho antes, no tiene porqué significar tener una verdadera opinión o algo que decir.
Una opinión, una idea, no surge así como así. Si nunca te has parado a pensar en qué te parece X, como mucho has repetido lo que has oído, es imposible que, por mucho que te esfuerces, tengas algo propio que sacar al exterior. Y como una opinión me sirve escribir, dibujar, cantar o saltar con originalidad.

Por otro lado, no me gusta la tolerancia como ideal al que aspirar para un cambio. Quizás sí como punto de partida, como lo mínimo que deberíamos tener, pero no como objetivo. Tolerar es como decir "te consiento existir", así que me parece bien empezar por ahí, pero creo que podemos (o al menos deberíamos) intentar conseguir algo más.
No, no quiero tolerancia, quiero algo mejor.

Por supuesto que me he censurado y reprimido muchas veces. Y de nuevo te diré que desde mi punto de vista el problema está en que seguimos mirando la diferencia como algo que está fuera de lo "normal", de lo aceptado, como diferencia al fin y al cabo.
No hay problema con decir/hacer lo que dice/hace la mayoría; sin embargo, cuando lo hace un grupo pequeño es algo raro, diferente, y eso parece darle una categoría inferior, muchas veces casi con cierta connotación negativa.
Por esto creo que más que decir/hacer, debemos proponernos dejar de entender la diferencia como lo hacemos actualmente, dejar incluso de pensar en "lo normal" y "lo diferente".

Y yo sí quiero escapar de la normatividad, porque la normatividad posee una serie de estructuras totalmente rígidas e intransigentes que dejan fuera a todo aquel que no se amolde a ellas. Y eso no solo crea clones, también crea mucho odio. Así que no, no quiero formar parte de ello.
Pero no lo entiendo como una huida, nada más lejos. La huida está en quedarse y adaptarse.
Si tú quieres cambiar las cosas desde dentro, bien; yo pretendo hacerlo desde fuera. Y creo que el cambio sólo es posible si se unen fuerzas desde ambos lados.

Charlie D. dijo...

Mew, el párrafo de tu último comentario es genial. Sin embargo, ¿son simples palabras o realmente las llevas a la práctica? Porque dejar de sobreactuar para no crear conflicto (suponiendo que conflicto es, por ejemplo, ganarse la antipatía de muchos, no que vayas por ahí matando gente o cosas así... moderación, que como ya se ha dicho es importante xD) es muy, muy difícil. A los que se salen de los patrones preestablecidos (es decir, a todos aquellos que no jueguen el rol que la sociedad, con su consentimiento, les asigna) le espera un camino muy arduo.

Pero qué más da. Me gusta mucho lo que dices. Y realmente siento que merece la pena ponerlo en práctica antes que vivir una vida al fin y al cabo vacía. Me recuerda a la teoría del super-hombre de Nietzsche... más alla de la sociedad, de la filosofía o de la "verdad", ahí es donde estamos cada uno.

Mew dijo...

Mentiría como una bellaca si me atreviese a contestarte con un parco sí a lo que me planteas. ¿Llevo a la práctica todo lo que digo... O tan sólo son palabras bonitas que utilizo para decorar mi boca? Ante semejante dilema, qué puedo contestar.

Lo que me gustaría poder decir es que sí, que mis palabras derivan de la experiencia, que las pongo en práctica en todos y cada uno de los instantes de mi vida, que las esgrimo como bandera y que son la espada que defiende y soporta mis principios y mis ideas. Pero la verdad, la única verdad que creo conocer en lo referente a esto es bastante distinta a mis deseos. La verdad es que no, no he sido capaz todavía de llevar a la práctica en cada momento de mi vida presente todo lo que digo. Puedo justificarme diciendo que soy un ser humano, que hay veces que también a mí me asalta la tristeza y el desconcierto, que hay momentos en los que flaqueo, me hundo y no quiero saber, conocer o experimentar nada, o que muchas veces he sentido miedo y que eso me ha frenado. También puedo esconderme tras la educación que me han dado, en la que velada e involuntariamente me han enseñado a comportarme y aspirar a ser un ser humano "normal".
Y esto es lo que puedo contestar.

Ahora bien, con las palabras que acabo de escribir no quiero decir que yo deje de ser consciente de cuándo me convierto en una estúpida marioneta que echa mano de diferentes comodines con los que salir airosa de la situación en la que se ha visto envuelta. No, por supuesto que no. Soy consciente de todos y cada uno de esos momentos en los que saco a pasear a la agradable y políticamente correcta desconocida que no soy, y es entonces cuando me lo grabo a fuego para no olvidarlo. Porque de los errores se aprende y yo poco a poco voy enmendando aquello que otrora hice mal.

Comprendo (y comparto, si me apuras) lo difícil que se hace mostrarte tal y como eres, sobre todo cuando durante tanto tiempo has estado echando mano de esa capa de invisibilidad que te salvaguardaba de las miradas indiscretas, pero, eh, también pienso que no es necesario desprenderse del anonimato y la privacidad para ser tal como somos de verdad. Espero explicarme bien, porque lo cierto es que aquí está la mayor brecha para atacar mi argumentación, así que voy a darle una capa extra de solidez y resistencia. Te podrías preguntar, pero vamos a ver... ¿no acabas de hacer un llamamiento para que la gente se comporte y actúe tal y como es (siempre dentro de esa normatividad fundamental de no matar, etc), tal como nació, tal como su personalidad y su carácter les han conformado? ¿Entonces como es que ahora vienes a decir que hay que comportarse tal y como uno es pero, eso sí, con discreción?

Bien, bien, me explico:
Realmente a lo que me refiero con privacidad es que, al llevar dentro esa esencia única que nos hace ser personas diferentes unas de otras, no es necesario ir exponiendo a cada paso dicha esencia, esto es, quien tú eres de verdad. Piénsalo, ¿qué otra cosa más preciada que esa realmente posees? ¿Es que existe algo inherente a ti más valioso que eso? Yo, por lo menos, creo que no. Y por eso precisamente creo que tienes el derecho a decidir a quién le vas a permitir atisbar tan profundamente tu "tú mismo". No hay castigo si a la vendedora del quiosco no le cuentas ese sueño que guardas, no le contestas con una de esas frases típicas de tu repertorio o si al despedirte no le dejas atisbar ese brillo que aparece a veces en lo más profundo de tu mirada. No es que lo estés haciendo mal, porque puedes ser tal como realmente eres sin entrar en conflicto constante con el resto del mundo mundial. Además, no sé por qué me da en la nariz que eso también es un signo más de inteligencia y madurez, el tener el poder y el criterio para decidir cuándo, dónde y con ó a quién le vas a enseñar algo que no ha visto antes y que no volverá a ver en ningún otro ser humano de forma íntegra.

Experimentar el mundo en toda su complejidad también implica saber decidir qué pasos te van a guiar.

Charlie D. dijo...

Sí, la verdad es que tú misma has encontrado el punto medio, Mew. Porque la intimidad o la privacidad son requisito esencial cuando no se trata sólo de esgrimir un ideal, si no de realizarnos como personas, lo cual, pese a lo que pueda parecer, es bastante más humilde.

Y efectivamente, faltaba un punto en mi lista de objetivos xDDDDD me alegro de que te hayas dado cuenta. Yo a partir de febrero estoy libre (¡adivina por qué!) y dispuesta a montar el tinglado, que ya veo que ganas no faltan. Ya me diréis ;)

Charlie D. dijo...

Y termina tus comentarios... ¬¬ que me has dejado la duda con el supuesto propósito XII, sí, ese que me ibas a revelar justo cuando has decidido cortar el comentario por las buenas xD (¿O era para crear tensión...?)