2/9/10

Hey, not so bad


Hay que ver, estoy que me salgo. Si ayer mismo os hablaba de "ese día", hoy, en un arranque de originalidad, voy a hablaros de "ese otro día". Suena ameno y divertido, ¿eh? ... ¡Eh! ¡No os vayáis! ¡Volved, me portaré bien!

Como iba diciendo, hoy es uno de esos días. Uno de esos días en los que estás preocupada por el gato, que ha vomitado dos veces por la noche y no sabes si le pasa algo o la comida estaba mala, y al mismo tiempo te da miedo que se muera de hambre porque con la tontería anoche no pudo retener nada en el estómago. También estás algo molesta porque el mando de la PS3 se declaró en huelga y, aunque has conseguido pilas nuevas con que saciar su voraz apetito, anoche te supo a poco la partida. Además, andas dándole vueltas en la cabeza al espinoso tema de las amistades, porque sabes que hay una en concreto que parece haber vuelto del más allá y que, por mucho que se empeñe en volver a la vida, no hace falta ser un genio para darse cuenta de que está definitivamente muerta.

Es uno de esos días en que las cosas más felices parecen haber sufrido una extraño desarrollo y haberse transformado irremediablemente en problemas. No importa de qué color sea en realidad el cielo, porque tú lo ves gris y a punto de descargar una feroz tormenta. Porque hoy estás teniendo un Mal Día, y las cosas no parecen querer enderezarse así sin más.

Sin embargo, hasta en los temidos Malos Días, te quedan fuerzas suficientes para decir hasta aquí hemos llegado. Para plantar los problemas y sacarles la lengua con rabia. Para reirte de esa acción tan infantil y darte cuenta de que ya eres una persona madura, un proyecto de adulto en crecimiento, y que puedes pensar por ti mismo, lo que sea que quieras. Y sales a la calle a gritar, a gritar a pleno pulmón que estás enfadada con todo y con todos y que odias y sientes con fuerza tus palabras, hasta que uno de tus amigos del barrio de toda la vida te pone una mano en el hombro y te mira como si te hubieras vuelto loca. No importa, porque sonríes y entonces él te acompaña con su voz, y todos se os quedan mirando, evitando pasar a vuestro lado, pero no importa. Has olvidado que todo está fuera de control y que no sabes qué va a pasar finalmente mañana, la llamada que te ha hecho entristecer, el caos de sentimientos y hormonas; tu mente está concentrada en gritar. Y entre grito y grito te das cuenta de que es tan cierto como lo cuentan. Una verdad absoluta.
Que al mal tiempo... hay que ponerle buena cara. Porque todos llevamos algo dentro que nos hace ser más fuertes que el diamante.




Así que ya sabéis, niños, no os dejeis rallar así como así.


2 comentarios:

Gray Soul dijo...

En mi caso la música me da fuerzas, ponerme los audifonos del mp4 a todo volumen, y no escuhar los gritos de los cobradores tras la puerta, aprobechando que estoy sola! Definitivamente se siente bien..y más cuando ha pasado media hora y me doy cuenta de que el silencio a regresado, entonces vuelvo a mi labor..

Ciao!

Annell dijo...

Claro que me acuerdo de ti, soy una de tus queridísimas (así que más te vale quererme xD!) fans!!

Pues irónicamente lo de la amistad que sabes que está muertísima también me está pasando, y una no deja de darle vueltas a lo mismo con lo fácil que sería hacerle caso al gato cuando te dice "sabes que se acabó ¬¬" (no sé el tuyo, pero mi gato suele responder cuando le hablo xD...).

Pero, Buenos o Malos, los días siempre acaban, ¿no? Ánimo! >w<

Y ojalá que tu gatito esté bien e__e1

Kissus!