Mostrando entradas con la etiqueta El viento sopla las penas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta El viento sopla las penas. Mostrar todas las entradas

28/8/11


I think I found a flower in a field of weeds,
I think I found a flower in a field of weeds,
Searching until my hands bleed
This flower don't belong to me

I think I found a flower in a field of weeds,
I think I found a flower in a field of weeds,
Searching until my hands bleed
This flower don't belong to me
This flower don't belong to me
Why can't she belong to me?


Surrender... yourself to me.


I just love this drawing... and, nowadays, there are so few things left I really love. Gonna sleep. Thank you.

30/4/11

Catacrack


Me ha costado en torno a diez, diez largos años poder ver la película hasta el final. Puede ser que, debido a mi corta edad en aquella época (que era representable con tan solo una cifra), no haya podido evitar revivir las mismas emociones ahora que soy mayor. Pero es que es tan triste. Tan triste. Pensaba, cuando acudía a mis recuerdos, que exageraba al considerar que era la película más triste que había visto nunca. Ahora no estoy de acuerdo.
Y tengo un problema, puesto que aún me quedan unos cuantos ejercicios de árboles por terminar. Pero... ahora no puedo hacerlo. Ahora no puedo programar. Ahora no puedo darle vida a nada, a nadie. ¿Cómo podría? 

Si alguna vez habéis experimentado la mayor sensación de plenitud al llevar a cabo una actividad comprenderéis qué es lo que significa para mí programar. Pero si también habéis experimentado un sentimiento descorazonador, asolador, un sentimiento como una tormenta gélida que borra todo calor, al haber comprendido lo terrible, la monstruosa abominación en que esa tarea puede llegar a convertirse... entonces, bueno, entonces a esta copa invito yo.

Sólo puede romperme una y otra vez el corazón. Porque no hay consuelo final, no hay moraleja, no hay segundas oportunidades. Sólo vida que no puede cambiarse. El presente.


Said I wouldn't call, but I'm a little drunk... and I need you now.

26/2/11

Momento vacuo


Una de las mejores sensaciones que conozco es la de aprender el significado de una nueva palabra y que éste me impacte. Puede ser algo totalmente mundano, una palabra muy corta, una nueva forma de referirme al mismo concepto de siempre... no importa, cuando ocurre ya es demasiado tarde, la tengo presente durante todo el tiempo que la mecha de la atracción permanezca prendida. Después... bueno, después será otro de los registros que guardo, con algo más de historia que la mayoría de los que aprendí allá por el siglo pasado, cuando daba mis primeros pasos por esta vida y mis padres me enseñaban a hablar.
Sin embargo, poco tiene que ver esto con lo que quería hablar hoy. El hecho de distinguir el modo en que me relaciono con mi lengua materna me ha arrancado una sonrisa un tanto sardónica, ahora entenderéis por qué.

Sé que, alguna que otra vez, habré dado a entender que no soy una persona religiosa. Quizá incluso lo hayáis deducido por la manera en la que me expreso, las cosas que comento, las que me reservo o las que no comparto. Bueno, el caso es que es cierto, no soy una persona religiosa. No pertenezco a ninguna casa celestial, mi entendimiento no concibe la existencia de un ente más poderoso que el ser humano, no se me ha inculcado ninguna fe al ser pequeña y me desconcierta sobremanera escuchar, desde mi perspectiva, los conceptos religiosos (hasta los más simples y básicos, no os creais). Si alguien ha empezado a sudar frío ante el pensamiento de que me haya convertido a alguna secta o a alguna de las religiones fuertes de hoy en día, que no cunda el pánico porque no es eso (¡Nacho es quien ocupa ese lugar desde hace mucho!)

Creo que hoy ha sido el primer día en que de verdad me he dado cuenta de lo que es vivir sin creer en nada. Sin tener una fe ciega en absolutamente nada de lo que te rodea, de lo que es carecer de una relación indestructible y poderosa como esa. Hace mucho que pienso que uno ha de valerse por sí mismo, que ha de cuidar las cosas que hace para que salgan tal como ha previsto, que no sirve culpar a los demás porque ellos tenían que encargarse de hacer tal o cual cosa en el proceso. Al fin y al cabo, si no te esfuerzas de verdad, si no das todo lo que tienes y plantas sobre la mesa todo lo que sabes para conseguir tu objetivo, ¿en qué extraña y retorcida idea te basas para confiar o suponer que otro lo hará y además por ti? Hace mucho tiempo que pienso así, pero lo que intento explicar es diferente.

Tener ideas propias y llevarlas, sino todas las veces la gran mayoría, a la práctica, vivir la vida de una forma despreocupada y desconectada de las creencias de nuestro tiempo, fluyendo a contracorriente sin miedo a la represión, tortura física o muerte... sí, está bien. Elegir está muy bien. Hasta ahora no le había dado demasiada importancia a no creer en nada ni en nadie. ¿Qué necesidad tenía de una cadena semejante? Confío en mí, sé que yo siempre estaré presente en el momento en que necesite que me salven. También confío en las personas, y quiero a mis amigos, parejas o personas que no he visto jamás pero con las que me relaciono en mi elemento. Soy un ser humano entrañable, ¿a que sí? Pero hoy me he dado cuenta de que...

Hoy me he dado cuenta de que no tengo ninguna cuerda. No poseo ningún anclaje que tenga la infinita fuerza y resistencia que un ser humano es capaz de desarrollar cuando entrega su fe. Su creencia no racional, sus sentimientos puros, sus instintos, su ESPERANZA. No hay ningún colchón sobre el que dejarme caer cuando me sienta desfallecer. No hay trago de agua viva y refrescante al cruzar las arenas del desierto en un viaje sin pausas. No tengo ningún objeto, ninguna invención, ninguna historia, ninguna nada que me relacione con esa parte de mi humanidad. ¿Comprendéis lo que quiero decir? ¿Comprendéis lo desgarrador que es este pensamiento?

La certeza del vacío que hay en esa parte de tu vida. Momento de vacuidad.

26/1/11

El peso de una sola palabra



Adiós, viejo amigo. El sentimiento que me ha vapuleado por dentro cuando me has comunicado el brusco giro de los acontecimientos ha traído a primer plano una melancolía dolorosa que, para ser francos, hacía mucho tiempo que no experimentaba de verdad. Como suele pasar en estos casos, ha sido sorprendente comprobar lo que puede ser capaz de levantar un ser humano en otro.

Tú en tu faceta de amante y tú en tu faceta de amigo. Aquello que hemos vivido ha sido como una espiral de tiempo indefinido compuesta por los miles de matices que tienen los colores, el tono grave de las interferencias, un calor como un infierno de ardiente, el paso agitado de un corredor sobre el corazón, la estrechez doliente de la mano que se cierra justo a tiempo sobre la tuya, carreras por caminos que bordeaban entre lo oscuro y lo claro, y lo ceñido que estuvieron tu identidad y la mía. Te quiero, y lo hago con esa intensidad sobrecogedora de las personas a las que un buen día se les olvidó utilizar sus nombres para nominarse. Te quiero muchísimo y ahora me parece tan breve la intersección de tiempo que compartimos juntos que quisiera que no tuvieras que marcharte.


Sé que hace ya años que nuestras espadas desaparecieron, que se quedaron guardadas en algún recondito lugar de los servidores a los que nos conectábamos... pero aún así, con espada o sin ella, yo sigo siendo leal a la causa que te da la vida: a ti.


Nos vemos, de verdad, algún día. Hasta entonces, buen viaje, viejo amigo.

7/11/10

Sweetie, I'm trying my best

 
Ready... take aim... FIRE!


Ahora no es ya la falta de sentido común lo que gobierna nuestros días. Ahora, además, nos controlan unos principios que pisamos sin miramientos. Y utilizo la primera persona del plural porque la segunda sería una falta de cortesía para el lector que se molesta en leer mis textos, pero realmente yo no me incluyo en ella.

La hipocresía y la falsa moral, viejas enemigas que hoy se han dejado caer por el lugar en el que me encontraba, han hablado a través de labios humanos una vez más. Sinceramente, no sé de qué me sorprendo a estas alturas de la vida. Oh, espera, sí que lo sé. Me molestan soberanamente los jodidos discursitos que se ven asesinados a manos de acciones propias contrarias. Me llevan hasta el extremo infinito de la paciencia. Pero gracias, estúpida. Gracias por recordarme con tanta fuerza por qué hemos de luchar.

Podremos ser pocos, jóvenes o incluso estar demasiado ocupados y desquiciados como para empezar a movernos seriamente. Pero aún así existimos y llevamos la llama del cambio ardiendo en nuestro interior.


6/10/10

El dilema de Edward

Jamás me imaginé haciendo una entrada así... pero, hey, nunca digas nunca. Los que habéis coincidido conmigo en algún (como diría Dios) templo capitalista, seguramente me hayais oído hablar de ello de pasada ya que periódicamente suele surgir el tema. Y más ahora, después de un verano tan lleno de presentaciones y socialización varia en la que todos buscamos conocer más de todos mediante numerosos temas y preguntas.

Uno de los libros que más me llegó cuando era una tierna adolescente fue lo que, para mí (y por aquella época), significaba la mejor historia de amor jamás contada. Es cierto que ahora, echando la vista atrás, pienso en lo ingenua que era y en lo condicionada que estaba por mi educación (que no es que haya sido machista, pero...) para poder llegar a tal grado de emoción y empatía, pero también es cierto que por aquella época, fue esta obra la que consiguió aquello que sólo los buenos libros consiguen: atrapar por completo a una persona. Y ahora es cuando viene la parte en la que huis despavoridos (probablemente a por un cuchillo o cualquier otro objeto que pueda ser utilizado como arma) porque os revelo el título de dicho libro: Crepúsculo.

No os equivoqueis, no voy a escribir con humildad las siguientes líneas. No va a haber disculpas o justificaciones bonachonas, porque la verdad es que no siento que deba estar arrepentida por ello. Yo también me enamoré de Edward. ¿Cuánt@s de vosotr@s podéis expresar semejante afirmación (en el caso que fuese cierta, por supuesto) en voz alta a día de hoy sin complejos? Pocos, ciertamente.
Sin embargo, y antes de que vayais a tacharme de algo, también he de decir que jamás he sido una "crepusculera". Ni he mojado las bragas con Edward, ni le he pedido a mi pareja que me muerda el cuello (en sentido vampírico, claro está), ni he deseado implantarme colmillos artificiales, ni un largo, largo, largo etc. Pero ya hablaremos de esto más tarde.

Si estoy hoy aquí, sentada al teclado cuando debería estar sudando el catarro en la cama, es porque tengo que defender a alguien que, en algún punto de mi vida, me ayudó a crecer. Pocas son las cosas que me levantaría a defender porque pocas son las cosas (y las personas) que, inconscientemente, han conseguido que les sea leales... pero es entonces cuando hay que ponerse en pie y dar una respuesta.

Desde hace mucho tiempo circulan por todo lugar y espacio numerosas bromas y chistes acerca del "universo crepúsculo". Sinceramente... se lo han ganado a pulso. No porque la imaginación de la autora haya decidido echar a andar por esos derroteros, no, sino por la mierda de adaptaciones cinematográficas que se han llevado a la gran pantalla... y el consiguiente Mierda-Merchandising que han logrado parir de ello. Figuras de Robert Pattison (ni me voy a molestar en mirar cómo se escribe) y la pava esa que interpreta a Bella, camisetas y bolsos, lápices y bolis, estuches y mochilas, libros con la portada de la pelicula... blablabla. Basura. Auténtica mierda comercial que no ha respetado en absoluto a los personajes. Toda la publicidad que se le ha dado al libro ha terminado por convertirlo en un tema cargante y estúpido, reservado a (y cito textualmente) "niñas mojabragas". Gente que ni se ha molestado en leer la publicación original y se permite adjetivar a sus fans con semejantes calificativos (es que siempre me ha parecido tan original (nótese el sarcasmo) lo de tildar a un fan de crepúsculo de "mojabragas" cuando lo único que ocurre a lo largo de la saga es un azucarado romance de cuento de hadas hasta que /SPOILER/ tienen a Reneesme...)

Por eso hoy quería hablar de crepúsculo, porque a lo largo de estos últimos años su autora ha vendido a todos los personajes que una vez fueron importantes para mí por dinero y los ha destrozado. No he podido evitar, ahora que ha salido la parodia de crepúsculo (que iré a ver y para la cual dejaré que me sableen casi diez euros de entrada gustosamente), hacer un esfuerzo por releer los libros de los que apenas me separaba en mi adolescencia. Y digo hacer un esfuerzo porque desde que vi la mierda de película (una y no más; la primera) y contemplé la subida de la "fiebre twiligther" no he sido capaz de leerlo ni siquiera en su idioma original (que le da mil patadas a la traducción en castellano).
En fin, que he estado releyendo el primer libro y me he dado cuenta de algo realmente triste. El dilema de Edward, el eterno dilema de este personaje, siempre ha sido su naturaleza. Algo de lo que quiere desembarazarse y no ha podido, algo de lo que no puede renegar a pesar de sus esfuerzos, algo que sólo con el tiempo y la disciplina había logrado suavizar y mantener a raya. Pues bien, después de todo ese esfuerzo, fruto de décadas y de una increíble fuerza de voluntad, no ha tenido más remedio que resignarse al papel que su autora y todo el dinero que se mueve gracias al merchandising han reservado para él... Convertirse en un auténtico Monstruo.


2/9/10

Hey, not so bad


Hay que ver, estoy que me salgo. Si ayer mismo os hablaba de "ese día", hoy, en un arranque de originalidad, voy a hablaros de "ese otro día". Suena ameno y divertido, ¿eh? ... ¡Eh! ¡No os vayáis! ¡Volved, me portaré bien!

Como iba diciendo, hoy es uno de esos días. Uno de esos días en los que estás preocupada por el gato, que ha vomitado dos veces por la noche y no sabes si le pasa algo o la comida estaba mala, y al mismo tiempo te da miedo que se muera de hambre porque con la tontería anoche no pudo retener nada en el estómago. También estás algo molesta porque el mando de la PS3 se declaró en huelga y, aunque has conseguido pilas nuevas con que saciar su voraz apetito, anoche te supo a poco la partida. Además, andas dándole vueltas en la cabeza al espinoso tema de las amistades, porque sabes que hay una en concreto que parece haber vuelto del más allá y que, por mucho que se empeñe en volver a la vida, no hace falta ser un genio para darse cuenta de que está definitivamente muerta.

Es uno de esos días en que las cosas más felices parecen haber sufrido una extraño desarrollo y haberse transformado irremediablemente en problemas. No importa de qué color sea en realidad el cielo, porque tú lo ves gris y a punto de descargar una feroz tormenta. Porque hoy estás teniendo un Mal Día, y las cosas no parecen querer enderezarse así sin más.

Sin embargo, hasta en los temidos Malos Días, te quedan fuerzas suficientes para decir hasta aquí hemos llegado. Para plantar los problemas y sacarles la lengua con rabia. Para reirte de esa acción tan infantil y darte cuenta de que ya eres una persona madura, un proyecto de adulto en crecimiento, y que puedes pensar por ti mismo, lo que sea que quieras. Y sales a la calle a gritar, a gritar a pleno pulmón que estás enfadada con todo y con todos y que odias y sientes con fuerza tus palabras, hasta que uno de tus amigos del barrio de toda la vida te pone una mano en el hombro y te mira como si te hubieras vuelto loca. No importa, porque sonríes y entonces él te acompaña con su voz, y todos se os quedan mirando, evitando pasar a vuestro lado, pero no importa. Has olvidado que todo está fuera de control y que no sabes qué va a pasar finalmente mañana, la llamada que te ha hecho entristecer, el caos de sentimientos y hormonas; tu mente está concentrada en gritar. Y entre grito y grito te das cuenta de que es tan cierto como lo cuentan. Una verdad absoluta.
Que al mal tiempo... hay que ponerle buena cara. Porque todos llevamos algo dentro que nos hace ser más fuertes que el diamante.




Así que ya sabéis, niños, no os dejeis rallar así como así.