Primera semana de clases finalizada. Más de 24 ejercicios de física por hacer, tres clases magistrales de apuntes por pasar a limpio, un entorno de programación por toquetear para las prácticas y alrededor de 6 temas por mirar/leer entre todas las asignaturas.
Sábado, 11 de septiembre, Noche en blanco en Madrid. Mis buenos propósitos para el fin de semana, inexplicablemente, se esfumaron.
[/OFF: Aclaro que en realidad debería haber colgado esta entrada el domingo como muy tarde... pero, sinceramente, después de llegar a casa casi a las 10 de la mañana y teniendo toda esa montaña de cosas por hacer, creedme cuando os digo que no me dio tiempo más que a lo imprescindible.]
La Noche en blanco de este año empezó con la invitación de Nacho, también conocido como Dios (¿recordáis la religión aquella de la que os hablé? él es el jefazo). Como iba diciendo, Nacho nos invitó a Niwa y a mí a pasar con él y unos amigos suyos la noche en blanco de Madrid. Yo, como buena universitaria responsable que soy, pensaba dar una pequeña vuelta, asisitir a algún que otro evento y, después, retirarme junto con Nini a una hora medianamente decente e ir a dormir. Hm... Insisto en eso de que mis buenos propósitos se esfumaron inexplicablemente.
Desde el primer instante de aquella noche, en la que mi primera imagen de Dios fue la de verle zarandeándose al son de la música de los Beatles en el asiento desde el que veíamos el concierto; hasta el último, reventados viendo el amanecer en el templo de Debod, mereció la pena olvidar que tengo responsabilidades para con el mundo. Fue una noche extraña, una noche que transcurrió entre Moncloa, plaza y, en general, lo que es la zona del centro de Madrid. Soy incapaz de ubicar los hechos en orden cronológico, pero tengo recuerdos de conversaciones, a Nacho preguntando de vez en cuando "¿Queréis pan?", momentos en los que me dormía hasta de pie, vislumbrando levemente ese estado ideal del nirvana sin llegar a alcanzarlo nunca, y a los dos niños correteando por el parque mientras Ann, Niwa y yo nos pelábamos de frío en aquel banco en el que intentábamos darnos calor como buenamente podíamos.
La escena que sin duda no podré olvidar es la de Miguel tomando chocolate. Casi daban las seis de la mañana cuando nos metimos en una cafetería a tomar algo y espabilarnos, y este hombre se las apañó para hacer el estropicio más grande (y más gracioso, todo hay que decirlo) del mundo. Todo un crack, sí señor.
Sin embargo, no puedo dejar de llegar a la misma conclusión una y otra, y otra vez...
Fue una noche guay. Muy guay ;)
2 comentarios:
¿Tiempo perdido? Qué va, nunca cuando hay algo interesante que leer ;)
¿Fidelidad? Bueno, yo jamás he creído en el "te querré para siempre", porque ni siquiera sé donde voy a estar mañana. Pero sí que creo en la fidelidad en el sentido de estar ahí cuando hace falta, ya sabes, es en esos momentos nos damos cuenta de quienes nos aprecian de verdad y quienes no... y el resto son detalles superfluos, clichés, prejuicios que nos impone la sociedad... etc. Y encontrar una persona que esté a tu lado de verdad cuando lo necesitas creo que es bastante más difícil que encontrar "el amor verdadero" de las películas, jajaja, pero bueno.
¿Estuviste en la noche en blanco? Mira que yo estuve a punto de ir, pero en el último momento me dio pereza... ya sabes, las noches pueden hacerse muy largas si no hay buena compañía xD Pero el amanecer en el templo de Debod debió ser alucinante, en eso si me arrepiento de no haber ido jajaja.
Y suerte con esta primera semana currando... ¿qué estudias en la uni? algo de ciencias, he de suponer.
¡Nos leemos!
Ese sentido de la fidelidad en el que tú crees es lo que yo denomino "lealtad". Y ése si que es un requisito imprescindible para iniciar cualquier tipo de relación... lo cual explica por qué muchas amistades, amoríos y etc fracasan estrepitosamente. Tampoco creo en el "te querré para siempre", pero, como ya te dije, tengo cuerda para rato sobre este tema (cuerda que es mejor ir suministrando en pequeñas dosis para que el público no se traumatice xd).
¡Cachis! Que pena que no fueras a la noche en blanco. La verdad es que estuvo genial, pero el broche de oro se lo puso la buena compañía en la que lo pasé, así que touché, porque la has clavado con ese comentario. Sin embargo, estoy segura de que una noche conmigo no se le hace larga a nadie, así que para la próxima empalmada con final en el templo de Debod puede que pienses igual que yo y te animes en lugar de sentir pereza.
Gracias por los ánimos, estoy empezando primero de Ingeniería informática... y me encanta (mwajaja).
Besos!
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