Jamás me imaginé haciendo una entrada así... pero, hey, nunca digas nunca. Los que habéis coincidido conmigo en algún (como diría Dios) templo capitalista, seguramente me hayais oído hablar de ello de pasada ya que periódicamente suele surgir el tema. Y más ahora, después de un verano tan lleno de presentaciones y socialización varia en la que todos buscamos conocer más de todos mediante numerosos temas y preguntas.
Uno de los libros que más me llegó cuando era una tierna adolescente fue lo que, para mí (y por aquella época), significaba la mejor historia de amor jamás contada. Es cierto que ahora, echando la vista atrás, pienso en lo ingenua que era y en lo condicionada que estaba por mi educación (que no es que haya sido machista, pero...) para poder llegar a tal grado de emoción y empatía, pero también es cierto que por aquella época, fue esta obra la que consiguió aquello que sólo los buenos libros consiguen: atrapar por completo a una persona. Y ahora es cuando viene la parte en la que huis despavoridos (probablemente a por un cuchillo o cualquier otro objeto que pueda ser utilizado como arma) porque os revelo el título de dicho libro: Crepúsculo.
No os equivoqueis, no voy a escribir con humildad las siguientes líneas. No va a haber disculpas o justificaciones bonachonas, porque la verdad es que no siento que deba estar arrepentida por ello. Yo también me enamoré de Edward. ¿Cuánt@s de vosotr@s podéis expresar semejante afirmación (en el caso que fuese cierta, por supuesto) en voz alta a día de hoy sin complejos? Pocos, ciertamente.
Sin embargo, y antes de que vayais a tacharme de algo, también he de decir que jamás he sido una "crepusculera". Ni he mojado las bragas con Edward, ni le he pedido a mi pareja que me muerda el cuello (en sentido vampírico, claro está), ni he deseado implantarme colmillos artificiales, ni un largo, largo, largo etc. Pero ya hablaremos de esto más tarde.
Si estoy hoy aquí, sentada al teclado cuando debería estar sudando el catarro en la cama, es porque tengo que defender a alguien que, en algún punto de mi vida, me ayudó a crecer. Pocas son las cosas que me levantaría a defender porque pocas son las cosas (y las personas) que, inconscientemente, han conseguido que les sea leales... pero es entonces cuando hay que ponerse en pie y dar una respuesta.
Desde hace mucho tiempo circulan por todo lugar y espacio numerosas bromas y chistes acerca del "universo crepúsculo". Sinceramente... se lo han ganado a pulso. No porque la imaginación de la autora haya decidido echar a andar por esos derroteros, no, sino por la mierda de adaptaciones cinematográficas que se han llevado a la gran pantalla... y el consiguiente Mierda-Merchandising que han logrado parir de ello. Figuras de Robert Pattison (ni me voy a molestar en mirar cómo se escribe) y la pava esa que interpreta a Bella, camisetas y bolsos, lápices y bolis, estuches y mochilas, libros con la portada de la pelicula... blablabla. Basura. Auténtica mierda comercial que no ha respetado en absoluto a los personajes. Toda la publicidad que se le ha dado al libro ha terminado por convertirlo en un tema cargante y estúpido, reservado a (y cito textualmente) "niñas mojabragas". Gente que ni se ha molestado en leer la publicación original y se permite adjetivar a sus fans con semejantes calificativos (es que siempre me ha parecido tan original (nótese el sarcasmo) lo de tildar a un fan de crepúsculo de "mojabragas" cuando lo único que ocurre a lo largo de la saga es un azucarado romance de cuento de hadas hasta que /SPOILER/ tienen a Reneesme...)
Por eso hoy quería hablar de crepúsculo, porque a lo largo de estos últimos años su autora ha vendido a todos los personajes que una vez fueron importantes para mí por dinero y los ha destrozado. No he podido evitar, ahora que ha salido la parodia de crepúsculo (que iré a ver y para la cual dejaré que me sableen casi diez euros de entrada gustosamente), hacer un esfuerzo por releer los libros de los que apenas me separaba en mi adolescencia. Y digo hacer un esfuerzo porque desde que vi la mierda de película (una y no más; la primera) y contemplé la subida de la "fiebre twiligther" no he sido capaz de leerlo ni siquiera en su idioma original (que le da mil patadas a la traducción en castellano).
En fin, que he estado releyendo el primer libro y me he dado cuenta de algo realmente triste. El dilema de Edward, el eterno dilema de este personaje, siempre ha sido su naturaleza. Algo de lo que quiere desembarazarse y no ha podido, algo de lo que no puede renegar a pesar de sus esfuerzos, algo que sólo con el tiempo y la disciplina había logrado suavizar y mantener a raya. Pues bien, después de todo ese esfuerzo, fruto de décadas y de una increíble fuerza de voluntad, no ha tenido más remedio que resignarse al papel que su autora y todo el dinero que se mueve gracias al merchandising han reservado para él... Convertirse en un auténtico Monstruo.
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6/10/10
El dilema de Edward
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The way I am
22/10/09
Predeterminado
A veces me pregunto si todo lo que sucede en nuestras vidas no será consecuencia de algún algoritmo universal. Algún tipo de rutina o bucle que se encienda en el mismo instante en que abrimos los ojos al mundo.
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He aprovechado el día para leerme de nuevo "The Host", de la célebre autora Stephenie Meyer. La verdad es que no entiendo por qué se me hizo tan sumamente pesado (hasta aproximadamente la mitad) la primera vez que me lo leí. Quizá fuese el ansia del reencuentro, las ganas de conocer a otro "Edward", de enamorarme y volar... Pero a medida que iba leyendo era cada vez más consciente de que algo así no era posible. Edward, Kirtash, Kanda... son personajes únicos y díficiles de dar forma. Son proyectos que surgen espontáneamente, que no prestarían su nacimiento a cada nuevo libro que se escribe. Sin embargo, en este libro encontré algo que pensé que jamás llegaría a ver. Una chica guay. Una chica, por qué no decirlo, de la que también quedé prendada. Es un mundo distinto, porque nunca podré amar a una chica de la misma manera que puedo amar a un chico, pero aún así es único. Un personaje que se ha ganado mi admiración y respeto, que no es poco la verdad, pues son sentimientos que ni Hinata, ni Victoria, ni Lenalee... consiguen despertar en mí.
Su nombre es Wanderer. Si quereis conocerla, podreis encontrarla entre las páginas de "The Host".
"Miré al techo y vi a las estrellas moverse entre las grietas. Podía ver tres donde antes había dos. Las vi guiñar y temblar a través de la negrura del espacio. No me llamaron. No tenía ningún deseo de unirme a ellas."
[...]
"Respiré profundamente, ignorando el denso y desagradable olor. Cuando inhalé aire otra vez, vi las tres estrellas de nuevo, pero no me llamaban, sino que me dejaron marchar hacia ese negro universo por el que había vagado durante tantas vidas. Me deslicé en la negrura y ésta se volvió más y más brillante. Ya no era negra, sino azul. De un cálido, vibrante y brillante azul..."
Me encantaría poner los diálogos que hay entre medias, pero equivaldría a hacer un gran gran gran spoiler.
Y, por una vez, creo que merece la pena jugar al rol de chica misteriosa.
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He aprovechado el día para leerme de nuevo "The Host", de la célebre autora Stephenie Meyer. La verdad es que no entiendo por qué se me hizo tan sumamente pesado (hasta aproximadamente la mitad) la primera vez que me lo leí. Quizá fuese el ansia del reencuentro, las ganas de conocer a otro "Edward", de enamorarme y volar... Pero a medida que iba leyendo era cada vez más consciente de que algo así no era posible. Edward, Kirtash, Kanda... son personajes únicos y díficiles de dar forma. Son proyectos que surgen espontáneamente, que no prestarían su nacimiento a cada nuevo libro que se escribe. Sin embargo, en este libro encontré algo que pensé que jamás llegaría a ver. Una chica guay. Una chica, por qué no decirlo, de la que también quedé prendada. Es un mundo distinto, porque nunca podré amar a una chica de la misma manera que puedo amar a un chico, pero aún así es único. Un personaje que se ha ganado mi admiración y respeto, que no es poco la verdad, pues son sentimientos que ni Hinata, ni Victoria, ni Lenalee... consiguen despertar en mí.
Su nombre es Wanderer. Si quereis conocerla, podreis encontrarla entre las páginas de "The Host".
"Miré al techo y vi a las estrellas moverse entre las grietas. Podía ver tres donde antes había dos. Las vi guiñar y temblar a través de la negrura del espacio. No me llamaron. No tenía ningún deseo de unirme a ellas."
[...]
"Respiré profundamente, ignorando el denso y desagradable olor. Cuando inhalé aire otra vez, vi las tres estrellas de nuevo, pero no me llamaban, sino que me dejaron marchar hacia ese negro universo por el que había vagado durante tantas vidas. Me deslicé en la negrura y ésta se volvió más y más brillante. Ya no era negra, sino azul. De un cálido, vibrante y brillante azul..."
Me encantaría poner los diálogos que hay entre medias, pero equivaldría a hacer un gran gran gran spoiler.
Y, por una vez, creo que merece la pena jugar al rol de chica misteriosa.
18/7/09
Half-blood Prince

You are wrong when it's right
It's black and it's white
We fight, we break up
We kiss, we make up
Atención: Spoilers
Aquellos que no se hayan leído el sexto y el séptimo libro o, en su defecto, visto la película, no deberían seguir leyendo. Este fragmento contiene horribles spoilers capaces de echar por tierra todo el misterio de la trama (y no queremos que eso ocurra, ¿verdad?)
Ahora si.
Varitas fuera, comienza la magia.
No hará ni un par de horas que he salido del cine. ¿La película que he ido a ver? Harry Potter y el Misterio del Príncipe, por supuesto.
No es que yo sea muy partidaria de que se hagan películas basadas en libros, más que nada porque terminan destrozando las obras y convirtiendo a sus personajes en engendros con una personalidad adulterada, pero que le vamos a hacer... siempre he sido un poco exigente y quejica.
Por ilustrar un poco, películas como Crepúsculo o Dragon Ball sólo consiguen que sienta ganas de pegar al de al lado, salir de la sala, gritar "¡me habéis timado!"... y otras lindezas por el estilo.
Sin embargo, las adaptaciones que se han hecho de los libros de Harry Potter siempre han obtenido mi visto bueno. Es cierto que también se han cometido ciertos errores e inexactitudes al llevar las historias a la gran pantalla, pero ¡eh! la perfección está en el libro. Meter ¿cuánto? ¿seiscientas, ochocientas páginas? en un límite de dos horas y que lo importante no haya sido invención de la creativa e ingeniosa mente del director ya es un logro.
Entre otras cosas, Harry Potter y el misterio del príncipe, me ha encantado por la abundancia de guiños al séptimo libro que tiene (eso de dedicarles planos a la varita de Dumbledore y a la misteriosa piedra engarzada en el anillo no falla), los efectos especiales que se han empleado para animar toda la escena de la cueva del horrocrux, la emotiva despedida de Dumbledore, el papel de Draco Malfoy y, por encima de todo, la brillante actuación de Snape.
No sé si la mano de J.K.Rowling habrá sido la culpable, pero me parece que han plasmado a la perfección los sentimientos de nuestro incomprendido profesor de Pociones, perdón, Defensa Contra las Artes Oscuras. Hay una escena en particular cuyo diálogo está extraído palabra por palabra de los recuerdos de Snape que vislumbra Harry allá por el final del séptimo.
La historia de Lily y Severus me parece preciosa. No fue ninguna sorpresa, gracias a los miles de fanfics que me había ido tragando a lo largo de los años, pero aún así, ver en primera persona el amor que este chico le profesaba a la joven maga me conmovió. Y en cuanto a Draco... no es que me haya caído especialmente bien nunca, pero en esta película se ve su lado más humano. Hasta los malos malísimos tienen su corazoncito ¿no? La escena del baño en el que Harry usa por primera vez el Sectumsempra es, en mi opinión, de diez. Pobrecito mío...
La película, como todo en esta vida, no es perfecta, y ahora que he comentado sus aspectos más sobresalientes es hora de comentar aquellos que me han dejado con mal sabor de boca.
Para empezar, fangirls y fanboys, no os asusteis con el comienzo del film. No es que nos hayan cambiado a Harry por un despreocupado playboy que puede permitirse paseitos en tren a las tantas para ir a ligar con la "despampanante" camarera de... ¿una estación? No, claro que no. En seguida hace su aparición Dumbledore y se lo lleva de las orejas a casa del profesor Slughorn.
Avanzando un poco, nos encontramos con una parte totalmente inventada y carente de sentido. Bellatrix y Greyback van de visita a la madriguera, Harry y Ginny les persiguen, intercambian hechizos y antes de irse incendian la madriguera. Da la sensación de que destruyen la casa... genial ¿verdad? Será muy divertido cuando Harry tenga que esconderse en un agujero en el séptimo libro.
Por último, el clima de la película es, a falta de una palabra mejor, un poco extraño. Parece que Harry, Ron, Hermione y Ginny están continuamente de cachondeo. Hay un desequilibrio muy... muy... no se. Eso de que el señor tenebroso haya regresado y posea siete horrocrux... ¿a quién le importa? es totalmente secundario. En fin, como ya he dicho, RARO.
Valoración final: No me gusta puntuar con números, pero si que podría decir que no le haría ascos a volver a verla una segunda vez. Aunque Harry me haya decepcionado un poquillo y Malfoy haya ganado una nueva fangirl (quién lo diría...) la película es digna de admiración tanto para los fervientes seguidores de los libros, como para aquellos perezosos que arrugan la nariz al verlos en algún escaparate.
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