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6/8/11

Unrequited Love

ATENCIÓN
Mira que me jode tener que destripar la trama así de buenas a primeras... pero bueno. Abajo hay yaoi. YAOI. Leed bajo vuestra propia responsabilidad.



Alfombrado el suelo con la muerte de las hojas, crujientes y podridas, la superficie arenosa se resecaba con el oscuro color pardo que detuvo su vida. La arcilla y el barro chapoteaban a su alrededor, delineando el contorno de sus otrora venas plenas de clorofila y savia. Unos pies bailaban sobre ellas con el renqueo característico de quien se ha abandonado al mundo. Sus desgastadas zapatillas de estudiante partían el suelo y la arenisca, y la noche recibía cálida el crujir desesperado de los muertos, bien muertos, cuyos restos desperdigados no eran ya importantes para nadie. Un puñado de hojas.

Su cuerpo se estremecía resquebrajando la frágil y rugosa corteza arbórea. Los nudos contra su espalda moldeaban su columna inquieta, el dolor era sordo y distante, perdido en el placentero torrente que nacía a pocos centímetros de su ombligo. El paraje desolado acogía las tumbas de los seres en su vientre yermo y arrugado, condenado a no florecer para mantener el descanso de unas cuantas almas que viajaron a la muerte excavando bajo su superficie. Insultante era pues, como mínimo, que hubieran escogido el lugar de reposo de quienes un día fueron para disfrutar de un presente que se escurría a marchas forzadas.

La toga negra, incuestionable símbolo universitario, plegaba su tela a ambos lados de la cintura del muchacho. Los pantalones yacían desmadejados sobre sus tobillos. Unas manos finas y huesudas estiraban hacia abajo su ropa interior, deslizándola sobre la frágil piel excitada de unos muslos apretados. La calidez del aliento ajeno fue lo único que precedió la humedad de sus labios. Aprisionado contra una lengua danzarina, el cielo de su boca y el apenas nimio roce que, en un descuido, acercaba los dientes a la carne, el estudiante dejó que sus labios descolgaran un suspiro de alivio. Los besos que se habían dado le parecian tan lejanos; la tibia saliva ahora adornando el extremo inflamado de su sexo, en compañía de unas solitarias gotas de lo que podría decirse su esencia. Sus brazos se abrieron camino a través de las profundas mangas negras, imitando el comportamiento de las enredaderas sobre el cabello ensortijado del muchacho. Tenía un tacto suave que recordaba a la planta del algodón, los mechones curvos más cortos se le anillaban en torno a los dedos como raíces recién germinadas. De no ser por la escasa luz de las farolas, casi hubiera podido jurar que el oscuro color de su cabello despuntaba un destello verdoso, como el musgo sobre las rocas. El joven arrodillado abrió los ojos. Sustituyó la estrechez de sus labios por una mano firme antes de volver su rostro hacia el cielo, buscándole. Su mirada clara recordaba a un amanecer, azul en el cielo y verde en la tierra, y ahora transmitía una muda súplica de naturaleza desconocida. Aliméntame, parecía decir. Aliméntame.
El oxígeno danzaba bajo la cristalera que contenía la potente bombilla de la farola, metros y metros más allá, junto a la desvencijada verja que abría el campo santo. Calor para la farola o acaso un espejismo, pero, en cualquier caso, casi tan caliente como él mismo. Las yemas de los dedos de aquel hombre le recorrían las piernas como besos de polilla, se estrechaban en el vértice en el que convergía su cuerpo y subían, rasguñándose los nudillos, hasta calar sus apéndices entre la corteza y la curva redondez de su trasero.

Sobre sus dos piernas, la altura del otro muchacho arrojaba sombras por encima de su cabeza. El cabello se le derramaba en ondas hasta la clavícula, lleno de pequeñas ramitas picudas y hojas sanas de roble. La túnica negra se le abría también a él, revelando nada más que la simple desnudez. Tenía pegotes de barro y arena enfangados en sus flacas rodillas; una expresión animal empañando su mirada de color incierto. Su estómago dio un vuelco al sentirle apretarse contra él, las pulsaciones de su carne deslizándose alrededor de su ombligo. La fragancia salvaje de la naturaleza taladró su cerebro cuando su nariz resbaló por el arco entre el cuello y el hombro del muchacho, y la imagen que enfocaba comenzó a difuminarse. Con los ojos llorosos, sus estrechas manos estrujaron el infinito manto negro de estudiante que ocupaba su compañero hasta dar con los demacrados brazos que asemejaban al hueso. Pliegues de tela que le volvieron loco de atar, pues aquella túnica que ostentaba los ribetes rojos de las humanidades planteaba su longitud en un problema de indeterminaciones matemáticas.
Una carcajada limpia, campanillas restallando en libertad, martilleó contra su oreja derecha. El estudiante salvaje se deshizo de la pesada prenda a golpe de hombro, exhibiendo la ausencia de ropa con orgullo mal disimulado. Delgado como un palo, su carne exudaba vida. Burbujeante vida caliente, como agua que hierve en una olla cualquiera.

Serpenteando contra la cadera desnuda, las manos del muchacho le agarraron a través de sus aguados ojos. El plástico que comprimía su sexo era insoportable, el lugar más reducido del mundo. La huella de la saliva casi seca: lejano el placer del momento. Estaba tan excitado que casi dolía. Y la risa. Dulce melodía que se escurría como un nectar pegajoso, a ratos burlona, a ratos compasiva.
El muchacho desnudo avanzó por entre la naturaleza muerta a sus pies, apartando a su compañero estudiante del incómodo tronco sobre el que se apoyaba. Las palmas de sus manos se clavaron en la corteza, pareciera que buscando la fundición con el imponente gigante. El sudor se le escurría por el espinazo, gotas translúcidas que iban camino de convertirse en riachuelos, una sugerente invitación de la mano de su espalda doblada. Aún así, le echó un último vistazo, una de sus cejas alzadas, divertida a la par que incrédula. Suficiente para él, que se secó los ojos con una de las kilométricas mangas, se apartó la túnica con los dedos y colocó su cuerpo tan cerca como pudo permitirse. Su propia mano, enderezando su endurecido sexo, le sirvió de guía ciega. Una vez se introdujo en la estrecha cavidad de su compañero, fue consciente de la resistencia que el cuerpo ajeno ofrecía. El lento avanzar arrancaba un gimoteo sordo en la garganta del otro joven.

Los restos del dolor se entremezclaron con un incipiente cosquilleo placentero, la huella del daño siempre presente, sin embargo. El muchacho que se agitaba en un vaivén repetitivo se había entregado, por otro lado, al agradable calor interior. Estimulado por una estrechez que lo empujaba al encogerse y sobre la que se desplazaba, no existía más mundo para él. Reducido al primitivo instinto de la reproducción, seducido por la curvatura de sus cabellos, curvatura sobre la que se podrían esbozar una y mil funciones, y la fragancia de las hojas que aún subsistían en las altas copas, pisaba la muerte con sus zapatillas, orgulloso representante de los vivos. La violenta cadencia de sus golpes incrementó al pensar en el extraño estudiante de los ribetes rojos. Venido de quién sabe dónde, siempre se presentaba en todas partes como recién salido de un banco de niebla. Su olor a clorofila y menta y sus extrañas costumbres... ahora entregándoselas a un completo desconocido. Esta noche olía a roble, roble viejo, roble antiguo. Un olor asombroso que le nublaba la mente.
Utilizó una de sus manos para masturbarle. Suave al principio, acelerando en cada subida.

La cima del placer era insoportable. Trataba de aferrarse al presente para no perderse, reducir la movilidad hasta que su cadera se detuvo casi por completo, pero lo que sujetaba eran hilos, no duras cuerdas de piano. Uno a uno se iban marchando, ensanchando la grieta que mantenía la cordura en su sitio. Los jadeos, las rítmicas pulsaciones que acariciaba con su palma, acicateaban su resistencia hasta su pobre límite. Intentó resistirse... y consiguió arañarle unos segundos al tiempo. Al final, se entregó sin remedio al violento placer del orgasmo mientras su mente dibujaba un extraño paisaje de árboles, hojas y remolinos. Su cuerpo se vaciaba lejos de la tierra, tan lejos como viajaban sus pensamientos.

Con paso vacilante, fue separándose del muchacho, renqueando hacia atrás hasta caer de culo contra la hojarasca. Se dio cuenta entonces de que su mano estaba manchada de una sustancia blanquecina. 
Al joven estudiante desnudo aún le costó un rato recuperarse de su agitación. El sudor le plagaba las sienes, pero tenía una curiosa sonrisa de felicidad que no podía ocultar. Se agachó en busca de la túnica negra y se la colocó con diestra maestría. Su último gesto fue acariciar el mentón de su amante; los dos dedos se deslizaron hasta los labios, cerrando la boca entreabierta. Luego, arrebujado en la enorme capa negra que le hacía parecer un cuervo, se alejó del lugar.

_______

Skinny dipping in the dark
Then had a ménage à trois


That's it. Yo no tengo licencia de ningún tipo, ni pienso tenerla jamás, porque si voy predicando que el acceso a la cultura ha de ser libre, no me da la gana caer en la hipocresía de ponerle candados a mis humildes contribuciones. No tengo licencia, este texto me pertenece tanto como me pertenece esta página, y cualquiera puede cogerlo, disfrutarlo, retorcerlo, cambiarlo o proclamarlo como suyo. Lo único que yo he hecho ha sido escribirlo, y, aunque de alguna forma está más ligado a mí que a nadie, ni es mío ni me pertenece. Afirmación aplicable a todas y cada una de las palabras que escribo en esta página, me gustaría señalar.

Prácticamente todos tenéis esa licencia de Creative Commons, me he fijado, no creáis. Tengo curiosidad, así que, oh please, os rogaría que no le pusierais un tono de despreciativa superioridad a mis preguntas. ¿De qué os sirve saber que nadie va a poder utilizar vuestra obra? ¿De verdad puede más el odio hacia los, digamos, buitres que lo que una imaginación fértil y ajena pueda obrar sobre vuestras palabras?

Venga ya, que yo os leo y no sois tan jodidamente buenos como para que nadie quiera robaros nada. Ni a vosotros ni, por supuesto, a mí.


Vale, eso ha sido un golpe bajo. Pero como también me incluyo, pues...

10/1/11

Don't ever look back [AlmaxKanda FanFic]

Puede contener SPOILERS del manga, concretamente del capítulo 190 en adelante. No se trata de nada que pueda arruinar el argumento de la obra, pero se mencionan personajes que pueden ser desconocidos para quienes no sigan la historia del manga.
Hay leves insinuaciones de YAOI. Leed bajo vuestra propia responsabilidad. 

Lectura de derecha a izquierda y de arriba hacia abajo.

Tenía los ojos abiertos, brazos y piernas intactos, y estaba tan alerta y preparado como siempre. Me sentía relajado y tranquilo, y en aquel lugar había espacio suficiente para maniobrar. Definitivamente, aquello parecía uno de los campos de entrenamiento, y quizá así lo fuera, pero nunca lo llegué a dilucidar, porque, pese a todo, ni mis ojos lo vieron, ni mis brazos lo detuvieron, ni mis piernas me permitieron esquivarlo.
Desperté violentamente tras un buen rodillazo por parte de mi compañero de cama, con lágrimas en los ojos y el espasmódico movimiento para recuperar la posición fetal ya iniciado. Me abracé con fuerza la barriga mientras gritaba sin miramientos en lo más profundo de mi cerebro todas las maldiciones que se me ocurrían. Dolía como si me hubieran embestido con un ariete a toda velocidad, qué golpe más bruto. El líquido que se había agolpado en mis lacrimales me empezaba a escocer, así que entreabrí los ojos para poder parpadear y dejar que las lágrimas se derramaran y fueran a parar a las sábanas o a la almohada o a donde quiera que les diera por caer. Quizás con toda aquella actuación sólo estaba esperando a que él hablase y sacase a pasear esa particular forma suya de ser para poder devolverle el golpe y quedarme tan a gusto, pero no lo hizo. No lo hizo porque estaba dormido y yo pude verlo a través de mis ojos entreabiertos y húmedos.

Era la primera vez que le veía dormir. Era la primera vez que le veía actuando en consonancia con sus sueños y viviendo en aquel otro mundo al que nos decían que teníamos que ir todas las noches… o al que íbamos por fuerza todas las veces que acabábamos a golpes. El mundo al que llegábamos cuando, durante la sincronización, nos quedábamos inconscientes. En un acto reflejo agité la cabeza de lado a lado para sacudirme aquel último pensamiento; justo en este momento no me apetecía ponerme a recordar las sesiones de sincronización. La reminiscencia de ese dolor hizo que el daño provocado por el rodillazo se disipara en una especie de neblina cálida, como un pequeño torrente de sol.
La verdad era que nunca antes había visto a Yū tan… indefenso no era la palabra, pero tampoco lo era tranquilo porque hasta en sueños era capaz de pegarme y no dejar de moverse de un lado a otro. Yo ya estaba acostumbrado a que se revolviera sobre sí mismo y sobre mí mismo también, pero si continuaba incrementando la violencia de sus giros y vueltas, al final un día terminaría por separar las camillas sobre las que descansábamos. El papel que mediaba entre el plástico blanco y su cuerpo ya estaba totalmente arrugado. El mío no lo estaba tanto, pero me apresuré a alisarlo con el brazo. Era un poco incómodo dormir sobre un gurruño de arrugas.
Mientras rehacía mi trozo de cama, utilizando ahora las dos palmas para estirar mejor la tela de la camilla bajo mi cuerpo, me detuve apenas un momento para contemplar a mi compañero. Llevaba un rato quieto y no pude evitar achacarlo a un estado de coma. No era la primera vez que Yū entraba en coma y no me preocupaba demasiado, pero de todas formas quería avisar a alguien si así fuera. Quizás después me fuera directamente a la sala matriz a darles a todos los buenos días. Igual…

Durante un rato me olvidé de mi tarea. Apoyando el codo sobre la tela que cubría el fino colchón de plástico, me dediqué a observar con atención al muchacho que dormía. Yū Kanda era un niño alto de nueve años de edad. Su cuerpo era largo y delgado, como una espiga, y los músculos poco a poco comenzaban a dibujarse con impecable delicadeza sobre él. Todavía llevaba puestos los pequeños pantalones oscuros que se le ceñían bajo el ombligo y que le cubrían hasta las rodillas. El pecho estaba desnudo y yo podía fijarme en el detalle normalmente imperceptible de su respiración sobre el diafragma. Subía y bajaba con pesada lentitud, como si le costase cada bocanada de aire que se llevaba a los pulmones. Las gotas de sudor comenzaron a agolparse en sus hombros y en el nacimiento de su pecho, así que decidí incorporarme con un movimiento rápido para examinarle mejor. Me quedé allí sentado, a tan solo dos palmos del calor que irradiaba su cuerpo. 


Me sorprendió ver lo mucho que cambiaba mi perspectiva cuando observaba al chico desde arriba. Ahora podía ver bien la expresión de su rostro. Tenía las cejas curvadas, fruncidas en una mueca extraña que hacía juego con el gesto de su boca. Parecía estar apretando los dientes con fuerza; rabia, sorpresa, anhelo, desde luego yo no sabía que podría estar pasando en su cabeza. Pese a todo, Yū conservaba ese aire de indiferencia y frío en las facciones, como si alguien se lo hubiera cincelado para siempre en aquel semblante que todavía no se había desprendido de la suavidad de las curvas redondeadas de la niñez. Las gotas de sudor le bajaban por las sienes mojando su pelo oscuro. Su melena, que apenas le llegaba a los hombros, caía totalmente lisa y estaba poblada de mechones desiguales que empezaban a crecer con ímpetu, pero a mí lo que más me gustaba, sin duda, era el color. Su color era la última tonalidad de negro que podía alcanzar la cromática en la genética humana, más oscuro que la más oscura de las sombras. A veces, cuando la luz se reflejaba en su cabello, el brillo engañaba la visión titilando en forma de reflejo azul. Muchas de las ocasiones en las que nos habíamos peleado había terminado con un par de morados más por haber distraído mi atención creyendo haber atisbado uno de esos destellos índigo.

En ese preciso instante, sentí un acuciante deseo tirar de mis entrañas con fuerza. Una apremiante necesidad por memorizar el tacto de aquellas hebras que mi compañero parecía haberle robado a la noche. Me dejé llevar por la impulsividad y estiré mi mano hacia la altura de su frente. Fue entonces cuando Yū estrujó la sábana, convirtiendo repentinamente sus manos en sendos puños que atrapaban una agonizante tela.

Después, todo sucedió muy deprisa. Sin darme tiempo a pensar, mi cuerpo se movió como accionado por un resorte, huyendo hacia mi lado de la cama con un solo movimiento acelerado. Logré escurrir las piernas bajo mi propia sábana y taparme a toda velocidad con ella, arrebujándome muy disimuladamente de espaldas a él sobre mi lecho. Cerré los ojos con fuerza, pero luego recordé que sería mejor relajarlos y aparentar que acababa de despertarme. Le oí susurrar algo entre dientes, y, bastante acobardado, comencé a hacer ver como que me desperezaba. Tampoco quería forzar demasiado mi interpretación, si me descubría sería malo. Se convencería equivocadamente de que era un acosador y entonces quizás tuviese que volver a dormir yo solo. No quería volver a dormir solo. Restregué los ojos con la mejor actuación que supe llevar a cabo y pronuncié las primeras palabras que se me vinieron a la mente.

-Te estabas moviendo mucho otra vez mientras dormías.

Por lo que podía espiar a través de los nudillos de mi mano casi podría haber jurado que le pillaba desprevenido. Sin embargo, fue totalmente al revés. Es decir, fue él quien me pilló desprevenido a mí. Absolutamente, además. Todos los músculos de mi rostro entraron en tensión.

-Lo siento. ¿Te he despertado?

Le miré a los ojos. No estaba enfadado, pero tenía una expresión que me resultaba muy extraña. Una expresión que le hacía parecer lo que era, un niño pequeño. Un niño pequeño de nueve años, como yo.


No pude evitarlo, dibujé la sonrisa más sincera de toda mi existencia.



______________________________
[Editado]


Anoche, a la intempestiva hora en que publiqué mi entrada, no tuve las fuerzas suficientes para comentar mis impresiones sobre lo escrito, así que, echando mano de la magnífica herramienta de edición, voy a hacerlo ahora.

Después de pasarme un buen rato buscando imágenes que renderizar en las páginas del manga original de D. Gray-man no pude evitar sentir la tentación de seguir leyendo hasta el capítulo 202 tirando del fansub de MangaStream. Y es que de pronto, mientras buscaba por entre las páginas, reviví toda la historia de Kanda que me metí este verano durante los días que pasé en casa de Nini. Fue muy duro resistirme a la tentación, más sabiendo que el equipo de MangaStream trabaja en inglés y que sus scans son de los mejores que hay a día de hoy en estos mundos del fansub, pero tiempo atrás ya decidí que quería disfrutar del manga en papel. Tuve que hacer acopio de toda mi fuerza de voluntad para cerrar la pestañita de aquella página que me prometía adrenalina, emoción y una profusa hemorragia nasal a lo largo de los seis o siete capítulos que me quedaban por leer. Y triunfé, cerré la página y se acabaron las tentaciones malsanas. El problema, queridos y queridas amigas, es que había algo que se había quedado allí conmigo. Algo que quería salir, que quería saber, y que era lo suficientemente fuerte como para impulsarme a escribir. Y a ello me abandoné.

El verdadero empujón me llegó en forma de viñeta, la misma que podéis leer (de derecha a izquierda) al principio de esta entrada. La expresión avergonzada e indefensa de Kanda no tiene precio, así como tampoco lo tiene ese "lo siento", por muy formal que sea, que le dedica a Alma. Después de todo lo que he leído a lo largo de diecinueve tomos, de verdad que jamás pensé que la autora pusiera en su boca semejantes palabras, más teniendo en cuenta que lo que nos había mostrado de él de pequeño era una personalidad calcadita a la que tiene cuando es mayor. Por eso y porque no me hace mucha gracia modificar el argumento de las obras, pensé en ubicar mi narración entre la anterior viñeta, que nos muestra lo que Kanda está soñando (y que no diré para no hacer spoilers), y su súbito despertar en esta.

El peso de la narración recae sobre Alma, que es un niño pequeño con las aspiraciones y deseos de un niño de su edad. Después de lo que se ha mostrado sobre su carácter y personalidad de aquella época yo creo que me ha quedado algo bastante acertado, que no perfecto porque, obviamente, no fui yo quien concibió ese personaje.
En fin, creo que es un texto muy neutro y en el que no manipulo ni retuerzo la personalidad de nuestros chicos (no, esta vez no vais a necesitar hacer uso de la cuerda para colgarme sobre cualquier poste... ¿verdad?), y estoy bastante satisfecha con este "asomar la patita" por el mundo de los Fanfics. Hace muchísimo tiempo que quería iniciarme por estos lares, pero eso de ir dejándolo y dejándolo hace que las historias sobre las que pretendías escribir avancen y lo que tenías en mente dejase de valer. 

En fin, espero que hayáis disfrutado de la lectura, ya que mis perversas y retorcidas intenciones esta vez iban encaminadas hacia ese objetivo final.

5/1/10

Crisis Core


Aunque con un poco de retraso, yo también me he pasado esta entrega de la conocida serie de los final fantasy. Me encantaría hacer una extensa entrada en la que pudiera comentar mis impresiones acerca del videojuego, pero, como de costumbre, algo ando escasa de tiempo. Así que, muy resumidamente, paso a halagar y pisotear historia y personajes.

¡SPOILERS!

Zack, Angeal, Genesis, Sephiroth, Aerith, Cloud, Tifa, Midgar, los Suburbios, SOLDADO, Jenova, Hollander, Hojo... y una larga, larga lista de palabras nuevas que añadir a mi diccionario, o, en algunos casos, más información (sobre las palabras) que archivar. He de admitir que yo no formo parte de ese colectivo de afortunados que han tenido el placer de jugar el Final Fantasy VII, por lo que es muy posible que no haya entendido algunos guiños de la historia a la perfección, pero es lo que hay. Si alguien quiere enviarme su original para que pueda jugarlo, os aseguro que no le haré ascos (¡sigue soñando! xd)
Como iba diciendo... de Génesis y Angeal no había oído hablar en mi vida, por lo que al coger el juego y empezar a jugar me sentí un poco perdida y desorientada cuando ambos desaparecen y resulta que me encuentro con sus extrañas copias por doquier. Pero con el tiempo, terminé cogiéndole cariño a Génesis; aunque no puedo decir lo mismo de Angeal. ¿Extraño verdad? Quizá debería ser al revés, pero es simplemente que el personaje de Angeal no me llamó tanto la atención como aquel chico que no paraba de recitar Loveless. La escena en la que Génesis "muere" y se encuentra con la Diosa (o al menos pienso que era ella...) fue muy emotiva, la viví a tope y sufrí cuando no logró alcanzarla. La única escena que me gustó de Angeal fue cuando salva a Zack en una de las primeras misiones, esa en la que le confiesa que el propio Zack es algo más importante que su espada... pero solo un poquito. Puntazo para él.
Los gráficos de los videos, como siempre, espectaculares. De hecho, el fanart de Cloud que hay al principio de la entrada es la imagen que aún tengo grabada en mi retina. Cloud sobre el pecho acribillado de Zack, sus mechones y su mejilla manchados de sangre. Impactante, amenizado con música y las palabras de despedida de nuestro protagonista. Fue un momento increible, de esos que te hacen poner los ojos como platos y en los que sientes que de repente te has quedado sin aliento. Otras muchas cosas memorables que recuerdo fueron los momentos vividos con Aerith -en especial cuando le compra el lazo-, la misión a Nibelheim, el reactor de Mako y Jenova&Sephiroth, el final contra Genesis, Zack dándolo todo en su última batalla, la OMD girando, los recuerdos, la alteración...
Pero, sin duda, lo que desencadenó el torrente de lágrimas (bueno, más torrente de lágrimas, quiero decir) fue la última frase del juego sobre ese background azul con la pluma.

"Hey, would you say... I became a Hero?"

En la traducción del videojuego es algo así como "¿Crees que me he convertido un héroe?", pero suena infinitamente mejor en inglés. La entonación fue tan bonita que casi podía imaginarme a Zack con una sonrisa preguntándoselo tranquilamente a Cloud.

En fin, seré breve y para terminar sólo diré una cosa más:

Embrace your dreams =3



If you want to be a hero, you need to have dreams

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Fanart by ryoshockwave

22/9/09

First Time

Leed, incautos, leed, que es una entrada no recomendada a menores y por lo tanto va a molar. Para traumas psicológicos y demás, por favor acudid a la dirección que debe aparecer por ahí (-->)
No os olvideis de adjuntar foto en el correo (cuanta menos ropa, mejor)



Todo empezó una fría y oscura noche de... pongamos principios de semana santa. Mew, incauta y ajena a lo que ocurriría le abrió una ventana de conversación en el msn a Deny. Éste, malvado y horrible pervertidor (por aquel entonces xD) de menores, la lío para que le ayudara con la elaboración de un post para un foro... un post para continuar una historia... una historia que enganchó a Mew hasta el punto de impedir su correcto descanso por las noches.
Pero la cosa no quedó ahí. La terrorífica secta obligaba a sus miembros, de manera indirecta, a predicar con su filosofía para conseguir más adeptos. Así cayó también Niwa en la trampa. Y Reika.
Karcyn, Miyasaki, Len...
Pobres criaturas.

Y de esa manera dio comienzo. A partir de ahí, y gracias a la entrada de la magnífica Natsuki, el foro se convirtió en algo demasiado adictivo. Numerosos hilos y post de respuesta, contadores de mensajes que subían y nunca se saciaban, gente online a altas horas de la madrugada. Y, cuando pensabamos que no podía ocurrir algo peor... apareció el LEMMON (¡chicha, chicha!) y nos hundió a todos en el vicio y la depravación.

Vamos a ser francos, no era la primera vez que leía lemmon. Sin embargo si que era la primera vez que lo escribía. Y es que no bastaba con haber elegido un personaje masculino, haberse ligado a todas las foreras, haber rozado el soft-super soft-lemmon con una de ellas, y haber chinchado al único tío (que había por el momento en el foro) todos los días al encontrarse con él en clase por ligar más... Encima tenía que hacer lemmon.
¿He mencionado que la que había escogido un personaje masculino era yo? (eso de "se había hecho pasar por un chico" queda muy feo) Pues era yo. ¿Y he mencionado que mi pareja en la ficción era otra chica en rl? Pues también lo era.

Dos chicas haciendo lemmon.

Que par de enfermas xD

Yo pensaba que Miyasaki (véase que esta mujer, despechada por el abandono del chico-chica, también debía pertenecer a una secta religiosa) nos mataba a ambas. Porque, supongo que os lo habreis imaginado, pero las chicas (potenciales y futuras escritoras, Jojo) que hicieron lemmon juntas fuimos Ali-sensei&me.

Pero fue divertido, eso es no se nos puede negar. La época del foro la guardo con mucho cariño. Fue mi primera vez escribiendo lemmon, haciendo posts, abriendo temas, creando y administrando un foro, sintiendo un ansia parecida al vicio de los videojuegos, montando un personaje...
Ha habido muchas otras primeras veces en mi vida, y supongo que aún me quedán otras muchas por descubrir, pero espero que todas sean igual de fantásticas y especiales.

En fin, os confieso que toda esta parrafada, que algunas sonrisas me ha arrancado mientras la estaba haciendo, os la he metido para poder poner al final una de estas frases molonas que quitan el hipo. Los derechos de autor los tiene Niwa, cuya mente privilegiada le ha dado mil vueltas a la mía en esto, y por lo que se merece una gran reverencia por traer al mundo una frase tan super pervertida y romántica a la vez.




Y recuerda.




Todas tus primeras veces...




Serán mías.





11/9/09

Axel&Roxas

WARNING! This post contains information, links, images or videos of YAOI explicit material and SPOILERS.

(Venga, que soy buena y lo pongo también en español)

¡ADVERTENCIA! Este post contiene información, links, imágenes y/o videos con material explícito de tipo YAOI, y SPOILERS.

(Vamos, que si no os gusta el CHICO X CHICO... sería sano que retrocediérais ahora que aún estais a tiempo)





Supongo que todos a estas alturas sabreis (por esa ingente cantidad de post que hice en un periodo tan corto de tiempo) de mi total entrega como fangirl a la serie de videojuegos Kingdom Hearts. Personajes, escenarios, trama, jefes, npcs... y un largo, largo etcétera.
Pueees... al igual que eso de mezclar pastillas y alcohol con una medicación fuerte puede resultar una bomba para el organismo, mezclar DOS de mis adicciones favoritas puede ser incluso peor. ¿Cuáles, decis? Está claro: KH y el Yaoi.
Antes de que alguien se me lance al cuello por declararme ferviente e incondicional fan de parejas yaoi, he de decir en mi favor que yo no tuve la culpa de entrar en este mundillo.
...
Bueno, vale. La tuve porque en el fondo soy una super perver y eso, pero quien me dio el empujoncito fue la ya de sobra conocida Niwa (¡A la hoguera con ella!) con sus extraños gustos sobre guardar cadáveres detrás de las puertas (Juro que algún día haré un post sobre eso xD) y ver, leer u oír relatos, series o mangas acerca de tiernas parejitas de nenes arrejuntándose.


En esta ocasión me gustaría hablaros de dos personajillos que me han cautivado en esta segunda entrega del Kingdom Hearts: Axel y Roxas. Sé que en realidad los diseñadores del juego son unas respetables personas de bien que lo único que quisieron reflejar fue el férreo lazo de amistad que puede mantener unidos dos corazones (qué ironía, hablar de corazones e incorpóreos a la vez), pero es que... después de esas cuatro frasecillas que cualquier mente depravada puede malinterpretar... una piensa que hacen tan buena pareja...
Además, por alguna razón que no alcanzo a entender (o tal vez sí) odio a Naminé. No la trago y no me gusta que la emparejen con Roxas por todo ese rollo de que son los incorpóreos de Sora y Kairi y blablabla...
Pero en fin, no nos desviemos del tema.

La primera vez que encendí la Play para jugar a esta entrega, me vi manejando a un rubito taciturno y reservado, que parecía haber perdido parte de sus recuerdos, en lugar de al inconfundible Sora. He de decir que al principio el cambio no me agradó demasiado (estaba impaciente por saber dónde estaba ese adorable crío del KH I que prometió rescatar a sus amigos), pero ahora que estoy pateando los culos de la Organización XIII no hago más que desear poder volver a manejarle. ¿Qué habrá sido de él? Naminé le prometió que no desaparecería, pero cualquiera se fía de esa...

El problema, sin embargo, se presentó cuando aún manejaba a mi querido Roxy... un problema que tenía forma de miembro de la Organización XIII. Con su capa negra, pelo rojizo y marcas bajo los ojos, Axel apareció en mi vida con una voz muy sexy para ser doblaje español.
¿Y qué quería este personaje que le resultaba tan problemático al pobre Roxas? Pues es obvio que a él.


Yo, sinceramente, comprendo totalmente a Axel. El chico busca desesperadamente a su amigo, incapaz de creer que ya no tenga recuerdos sobre la Organización (y, por lo tanto, sobre él mismo), y, cuando le encuentra en Villa Crepúsculo, se lleva un tremendo chasco al ver que no se acuerda de nada de lo que vivieron juntos. En ese momento, a través de cinco días en la vida de Roxas, empezamos a ver retazos de su pasado como miembro de la Organización XIII y su posterior deserción. Y, por supuesto, esa entrañable escena del "I would" en la que Axel le dice que él si le echaría de menos si desapareciese.
Pero no todo podía ser de color de rosa...


Al final del último día, justo antes de que me devuelvan al pequeño (¡ya no tan pequeño!) Sora, Axel se cabrea de verdad al ver que Roxas ha intentado engañarle. Y es que es cierto: ¿cómo se le ocurre la fantástica idea de llamarle por su nombre (que es lo único que se le había quedado después de un par de encuentros) e intentar engañarle diciendo que le había recordado? Yo también me cabrearía...
Total, que gracias a esto Axelito saca sus panderetas diabólicas y envuelve a Roxy en un círculo de fuego para petárselo (mentes malpensadas, malpensad), pero como aquí está una super pr0 al mando (Jojojo) pues al final es Roxy quien le da cañita a Axel.
Y así termina el corto control de este rubito en el juego.

La verdad es que no sé cómo ni por qué empezó a gustarme esta pareja, o cuándo comencé a considerarla en mi mente como tal, pero creo que su historia, con o sin tintes románticos, es de esas que te hacen derramar la lagrimilla.
La escena en la que finalmente muere Axel, después de haberse cargado a ese ejército de incorpóreos en el límite entre oscuridad y luz, es lo que hace despertar a Roxas y encararse con Sora en The World That Never Was (el nombre original le da mil vueltas a la traducción), y es uno de los vídeos más tristes del juego.
Yo, en el fondo, creo que los miembros de la Organización XIII son sólo unas víctimas más. Conchas vacías, cuerpos carentes de corazón que recuerdan vagamente lo que era sentir y que por ello quieren volver a estar completos. ¿Se les puede culpar por eso? ¿En serio? Si yo fuera un incorpóreo también haría lo que fuese por recuperar mi corazón. Y si tuviera a alguien que me hiciese sentir como si ya lo hubiera recuperado también haría lo que fuera por conservarlo a mi lado.
Triste y trágico final para Axelito, que hizo de todo con tal de traer de vuelta los recuerdos de Roxas: saltarse las órdenes, secuestrar a Kairi, desertar, seguir a Sora y dárselas con queso a los miembros de la Organización que le estaba persiguiendo. Pero ya sabemos que la vida es injusta.
Una pena.

Ahora que ya he terminado el juego, he visto el vídeo final, he pataleado al ver que no se podía volver a controlar a Roxas y, en definitiva, he completado el objetivo básico de todo jugador... gozo de la presencia continua de un Riku bastante mayorcito en mi grupo para finalizarlo todo de nuevo, esta vez al 100%. Una ardua tarea, sí, pero con un poco de tiempo y paciencia lo conseguiré.
Así que debería ponerme manos a la obra, teniendo en cuenta que es fin de semana y de ahora en adelante mis fines de semana serán de tres días (bwajaja), en lo que consigo un nuevo juego/manga/libro/serie... ¡COSA! con lo que entretenerme.
Me despido, pero no sin antes dejaros con un regalito amantes del yaoi, fangirls&fanboys de esta pareja y demás. ¡Espero que os guste!



¡Ohhh! ¡Que se sonroja el rubito!


Ahora sí.
Que tengais dulces sueños.

23/8/09

Open your heart...


Open your heart to the darkness.



He de confesar que... me duelen los dedos de tanto jugar a la play.
¿Qué os pensabais? ¿Que iba a decir que la frase me atraía? Pues también, Jojojo.
Hacía ya mucho tiempo que algo no me despertaba ese lado de "viciada adicta a...", pero como suelo pensar (y algunas veces decir) todo aquello a lo que no le hago caso a la primera termina por convertirse en uno de los tesoros de mi vida. Me pasó con Memorias de Idhún, con Harry Potter, con la adquisición de mangas en papel, el yaoi... En fin, que no tengo remedio, voy del odio al amor y del amor al odio con mucha facilidad. Soy inconstante e irregular.
Pero, ¡eh! yo cambio. ¡Evoluciono! Con sus cosas buenas y sus cosas malas.


-Spoilers-


La verdad es que me gustaría mucho ver el final alternativo del Kingdom Hearts I, pero, como era de esperar, hay que completar bastantes cositas que se hacen aburridas si no tienes una guía a mano. A mí, personalmente, me falta pasarme la copa Hades (esperar a que se active y eso estaría muy bien, también) y hacerme con seis perritos en Bastión Hueco. ¿Tarea imposible? ¿Me vencerá el ansia? Ya lo veremos.
Mi intención, cuando termine el juego, es secuestrar (así como quien no quiere la cosa) el KH II de mi queridisima amiga Niwa. ¿Os he hablado de ella alguna vez? Espectacular, sinceramente. Chicas como ella ya no quedan. Fascinante, asombrosa... generosa. Muy, muy generosa.
Se me ven las intenciones, ¿no? Jiji.

Hoy podía haber puesto cualquiero otra frase para empezar el post, pero la que se me ha quedado grabada ha sido esa. Riku, con la voz distorsionada de malo malísimo, al bajar a barra verde y adquirir super velocidad no paraba de repetirla y joderme viva con su llave espada iluminada. He llegado a odiarle mucho cuando me lanzaba todos esos rayos a traición en pleno vuelo. Here it comes, here it comes y ¡zum! Espadazo. Después de un bicho tan fácil como el dragón-maléfica (si, fácil. No me ha durado ni cinco minutos) que me planten a un Riku así de bestia... Pero bueno, ahora ya lo he pasado, he vuelto a Ciudad de Paso y mañana seguiré jugando, que los síntomas del sueño ya han comenzado a hacer su aparición.

La oscuridad me espera.
Buenas noches.







21/8/09

Change


SPOILERS -O al menos creo que podrían considerarse como tales-
Leeis bajo vuestra propia responsabilidad.


Mármol blanco y sin mácula se extendía por toda la sala. El pasillo, al fondo, largo e imponente por su altura, prometía revelar un valioso secreto al que tuviera el coraje de perderse en su espesura. En algún punto de su superficie las paredes de cristal dejaban a un lado su transparencia, y, con ella, su capacidad para filtrar luz.
Sin luz lo único que quedaba era oscuridad.

Sora sujetó con fuerza la Keyblade. Sus piernas, una vez más, respondieron a sus deseos y avanzaron hacia el lóbrego túnel; cortos pasitos que se convirtieron en el principio de una desenfrenada carrera.
A medida que la luz abandonaba su cuerpo y el de sus compañeros, y un grito henchido de angustia y esperanza desgarraba su garganta, los Sincorazón se prepararon para hacer su aparición. Las sombras vomitaban sus formas y ellas mismas las amortajaban tras haber sentido el poder de la Keyblade. El arma que canalizaba el corazón de Sora daba bandazos en todas direcciones, ávida por consumir las tinieblas y descubrir qué ocultaba la puerta que, levemente, alcanzaba a vislumbrar su portador.
El sudor resbalaba por las sienes del elegido mientras ejecutaba sincronizadas espirales junto a su preciada amiga. Los enemigos estallaban en nubes negras dejando su fuerza vital y su magia tras de sí. Sora saltaba y hacía uso de todas las superficies sobre las que podía apoyarse. Donald se empleaba a fondo, echando un ojo a la salud de su distraído compañero, que ahora se valía de las paredes para rematar a más de un enemigo por turno, y ejecutando ofensiva magia avanzada contra el rival. Ambos aprovechaban para ganar terreno cuando Goofy ponía en práctica sus técnicas de demolición con el escudo.

Finalmente, las sombras dejaron de resquebrajar su tejido, carentes de efectivos que enviar a combate. Apenas un par de segundos para respirar se permitió el joven de corazón luminoso antes de volver a lanzarse a la carrera contra la puerta blanca. Puerta alta y de aspecto frágil.

Las pisadas de Sora, sobre aquel suelo de mármol blanco, sonaban como el retumbar de un hueso sobre otro.
El elegido frenó en seco, deteniendo la reproducción del sonido de forma repentina. Su agitada respiración y sus jadeos hicieron de sustitos.
Después, sin el arma a la vista, estiró la mano y empujó la puerta.
Se abrió deslumbrándole. La luz escapaba desesperada hasta por el más mínimo resquicio. Su corazón, ignorante, se regocijó bombeando sangre más rápidamente.

Cuando sus ojos se acostumbraron a la luz, que había perdido intensidad, permitió que su mirada enfocase la estancia. Una pequeña sala brillante con una chica inclinada sobre un cuaderno.

¡Kairi!

Sus ojos se abrieron como platos y su boca se curvó en un gesto de sorpresa imperceptible cuando la muchacha rubia alzó la cabeza. Miró alternativamente al cuaderno y a Sora.
Fue entonces cuando el portador de la Keyblade aprendió que la oscuridad también puede estar sepultada bajo una capa cegadora de luz.
Una jaula como una pompa de jabón, con la resistencia del diamante y forma de flor, envolvió su cuerpo sin darle tiempo a sacar el arma y defenderse. La joven, pequeñita e inocente en apariencia, murmuró unas palabras mientras aquella jaula le comprimía.
Sora vio su dibujo. Se vio a si mismo encerrado.

Se hundió. Las fuerzas abandonaron sus extremidades y se dejó caer. Su cuerpo dejó de responder. Lo único que seguía funcionando era su mente. Una mente que sólo podía repasar los mundos en los que había estado, las cerraduras que había sellado, los malvados a los que había abatido... todos los sucesos que conformaban aquella estúpida misión que le había sido automáticamente encomendada al resultar el legitimo portador de la Keyblade. Todos sus logros se los había llevado la oscuridad.
Todo el tiempo, el esfuerzo... todas sus lágrimas, su esperanza, su fe, su fuerza de voluntad...
El incorpóreo...
Él había sentido a Kairi...

Kairi...

¿... Dónde estás?




__


Hace unas horas, mientras buceaba por la red en busca de música, me he ido a encontrar con una de las previews del Kingdom Hearts II (y del III también). El caso es que, como aún estoy pasándome el KH I y sólo tengo una ligera de por donde van a ir los tiros, no he podido resistirme a hacer esto.
¿El qué?
Imaginar...
En la preview, uno de los pasajes que te enseñan es precisamente el que he descrito en esta especie de Fanfic de KH. Supongo que todos aquellos que os hayais pasado el II sabreis lo desencaminada (¡o no!) que ando, pero es la impresión que me ha transmitido ese trocito de juego. Desasosiego y angustia sobre todo para el pobre Sora, aunque he suavizado un poco ese sentimiento tan heavy que he tenido al contemplarlo. Censura, censura...
La imagen es una pasada. Es el outfit que más me gusta de todos los que ha tenido Sora. Una pena que sólo se lo ponga en Hallowen Town, porque con él le hace competencia a Riku (al menos en este juego sí, no hablemos de vendas y de capas que eso viene más adelante...)
Uff ha sido tan adictivo y estimulante jugar con el chico así vestido que me he pasado el mundo enseguida. ¡Una pena, buaah!

Por cierto, creo que no hay ningún spoiler en el fic, pero... por si acaso lo he puesto. Ya que menciono la desconocida (no para mí, la señorita-hazme-spoilers-que-soy-masoquista) palabra "incorpóreo" y no quiero que tengamos conflictos por leer cosas horribles que susciten vuestro odio y cólera contra mí.

Si es que en el fondo soy un trocito de pan...




18/7/09

Half-blood Prince


You are wrong when it's right
It's black and it's white
We fight, we break up
We kiss, we make up


Atención: Spoilers
Aquellos que no se hayan leído el sexto y el séptimo libro o, en su defecto, visto la película, no deberían seguir leyendo. Este fragmento contiene horribles spoilers capaces de echar por tierra todo el misterio de la trama (y no queremos que eso ocurra, ¿verdad?)


Ahora si.
Varitas fuera, comienza la magia.


No hará ni un par de horas que he salido del cine. ¿La película que he ido a ver? Harry Potter y el Misterio del Príncipe, por supuesto.
No es que yo sea muy partidaria de que se hagan películas basadas en libros, más que nada porque terminan destrozando las obras y convirtiendo a sus personajes en engendros con una personalidad adulterada, pero que le vamos a hacer... siempre he sido un poco exigente y quejica.
Por ilustrar un poco, películas como Crepúsculo o Dragon Ball sólo consiguen que sienta ganas de pegar al de al lado, salir de la sala, gritar "¡me habéis timado!"... y otras lindezas por el estilo.
Sin embargo, las adaptaciones que se han hecho de los libros de Harry Potter siempre han obtenido mi visto bueno. Es cierto que también se han cometido ciertos errores e inexactitudes al llevar las historias a la gran pantalla, pero ¡eh! la perfección está en el libro. Meter ¿cuánto? ¿seiscientas, ochocientas páginas? en un límite de dos horas y que lo importante no haya sido invención de la creativa e ingeniosa mente del director ya es un logro.

Entre otras cosas, Harry Potter y el misterio del príncipe, me ha encantado por la abundancia de guiños al séptimo libro que tiene (eso de dedicarles planos a la varita de Dumbledore y a la misteriosa piedra engarzada en el anillo no falla), los efectos especiales que se han empleado para animar toda la escena de la cueva del horrocrux, la emotiva despedida de Dumbledore, el papel de Draco Malfoy y, por encima de todo, la brillante actuación de Snape.

Los merodeadores (que ya que no les voy a mencionar
con lo que me gustan...), Lily y Severus
.


No sé si la mano de J.K.Rowling habrá sido la culpable, pero me parece que han plasmado a la perfección los sentimientos de nuestro incomprendido profesor de Pociones, perdón, Defensa Contra las Artes Oscuras. Hay una escena en particular cuyo diálogo está extraído palabra por palabra de los recuerdos de Snape que vislumbra Harry allá por el final del séptimo.
La historia de Lily y Severus me parece preciosa. No fue ninguna sorpresa, gracias a los miles de fanfics que me había ido tragando a lo largo de los años, pero aún así, ver en primera persona el amor que este chico le profesaba a la joven maga me conmovió. Y en cuanto a Draco... no es que me haya caído especialmente bien nunca, pero en esta película se ve su lado más humano. Hasta los malos malísimos tienen su corazoncito ¿no? La escena del baño en el que Harry usa por primera vez el Sectumsempra es, en mi opinión, de diez. Pobrecito mío...

La película, como todo en esta vida, no es perfecta, y ahora que he comentado sus aspectos más sobresalientes es hora de comentar aquellos que me han dejado con mal sabor de boca.
Para empezar, fangirls y fanboys, no os asusteis con el comienzo del film. No es que nos hayan cambiado a Harry por un despreocupado playboy que puede permitirse paseitos en tren a las tantas para ir a ligar con la "despampanante" camarera de... ¿una estación? No, claro que no. En seguida hace su aparición Dumbledore y se lo lleva de las orejas a casa del profesor Slughorn.
Avanzando un poco, nos encontramos con una parte totalmente inventada y carente de sentido. Bellatrix y Greyback van de visita a la madriguera, Harry y Ginny les persiguen, intercambian hechizos y antes de irse incendian la madriguera. Da la sensación de que destruyen la casa... genial ¿verdad? Será muy divertido cuando Harry tenga que esconderse en un agujero en el séptimo libro.
Por último, el clima de la película es, a falta de una palabra mejor, un poco extraño. Parece que Harry, Ron, Hermione y Ginny están continuamente de cachondeo. Hay un desequilibrio muy... muy... no se. Eso de que el señor tenebroso haya regresado y posea siete horrocrux... ¿a quién le importa? es totalmente secundario. En fin, como ya he dicho, RARO.

Valoración final: No me gusta puntuar con números, pero si que podría decir que no le haría ascos a volver a verla una segunda vez. Aunque Harry me haya decepcionado un poquillo y Malfoy haya ganado una nueva fangirl (quién lo diría...) la película es digna de admiración tanto para los fervientes seguidores de los libros, como para aquellos perezosos que arrugan la nariz al verlos en algún escaparate.